“FORMANDO AL LAICO TRANSFORMAMOS EL MUNDO”
22 de febrero 2016. Autor: Hermana. Nury González Mesa. Comunidad hijas de la misericordia. Licenciada en dirección y administración de centros educativos, universidad de la sabana, Bogotá. Teología y ciencias religiosas, en la universidad santo Tomás, en Medellín. Misionología en el instituto Cardenal Rossi, en México.
Una mirada atenta a nuestro entorno eclesial y social nos lleva a concluir que, “la formación de los laicos es una prioridad de máxima urgencia para toda la Iglesia”, formación dirigida al individuo, pero siempre y sólo en el contexto de la comunidad; es decir, en la Iglesia, por medio de la Iglesia y para la Iglesia. San Juan Pablo II en la exhortación apostólica “Christifideles Laici”, haciéndose eco de una petición de los padres sinodales decía: “la formación de los fieles laicos se ha de colocar entre las prioridades de las diócesis y se ha de incluir en los programas de acción pastoral” (ChL 57). Es por eso que el ITEP a lo largo de su historia, ha venido creando cauces de formación ofreciendo posibilidades de acceso a una sólida preparación de nuestro laicado, en diferentes temas y disciplinas. Somos conscientes que, no puede haber un laicado adulto si no hay un laicado bien formado, pues sólo por la formación integral sabrá situar su vocación y misión en el contexto de la comunión jerárquica de la Iglesia ya que, al ofrecer esta formación para enriquecer a los destinatarios, es lógico que con ella siempre se enriquece también nuestra Iglesia universal y particular y que el fruto de esa formación repercute en el conjunto de toda la Comunidad que, en su unidad y diversidad, ofrece la doctrina común que todos profesamos como instrumento de unidad y un servicio a la armonía de fe y de vida de todos los creyentes. Nuestro momento actual de relativismo y dispersión doctrinal, incluso al interior de nuestra iglesia, nos exige tener muy claro que, “el don más precioso que la Iglesia puede ofrecer al mundo de hoy, desorientado e inquieto, es formar unos cristianos firmes en lo esencial y humildemente felices en su fe”. Hemos de tener muy claro que, la formación de los laicos es para consolidar en ellos la vida en Cristo y, sólo desde esa premisa, llegar a fortalecer su vocación bautismal para que compartan con alegría la fe común del Pueblo de Dios en sus múltiples circunstancias personales, ambientales y culturales. Esta formación tendrá una clara vocación de servicio, pues la riqueza que recibe el que se forma no es sólo para el fortalecimiento íntimo y personal de la fe, también lo es para el testimonio de vida a través del apostolado individual o asociado; es decir, ser un laico evangelizador en su ambiente; además, la formación ha de ayudarles a vivir en la unidad de vida, buscar la santidad personal sin olvidar su misión de santificar el mundo. Teniendo en cuenta, además, que al mismo tiempo son miembros de la comunidad eclesial y ciudadanos de la sociedad civil, lo cual significa que han de vivir en el mundo sin ser del mundo.
El Instituto al abrir sus puertas nuevamente este año 2016 a partir del 23 de febrero, desea para todos los que inician o continúan su formación pastoral las bendiciones del Señor y la compañía de María nuestra Madre para que juntos “Hagamos lo que Él nos diga”.
REQUISITOS FUNDAMENTALES PARA LA ADMISIÓN DE CANDIDATOS A MINISTROS EXTRAORDINARIOS DE LA SAGRADA COMUNIÓN
Cada candidato deberá ser escogido y presentado formalmente por el párroco respectivo, cumpliendo con las exigencias humanas, morales y cristianas que deben tener los laicos cristianos católicos
- Probada rectitud de intención y disposición espiritual
- Amante de los sacramentos de la Eucaristía y reconciliación
- El candidato debe tener equilibrio psíquico, físico y emocional
- Ser casado, viudo, no puede ser divorciado o estar en unión libre, separado (a) o soltero (a) con hijos
- Debe ser mayor de edad, es decir mayor de 25 años y presentar una amplia trayectoria pastoral, con especial carisma en el trabajo con los enfermos
- Deberá ser reconocido por la comunidad, donde ejerza su voluntariado como una persona que no tenga problemas económicos, familiares, judiciales o de otra índole que afecten directa o indirectamente el libre ejercicio apostólico
- Tener en claro que es una misión netamente pastoral, es decir, una forma voluntaria (no existe vínculo laboral, ni de subordinación) de donar su tiempo a la causa evangelizadora, por tal motivo no se tiene ningún vínculo laboral con la Arquidiócesis ni tampoco con las parroquias beneficiadas.
- Debe realizar una formación básica por tres meses, en el Instituto de Teología y Pastoral (ITEP) y se comprometerá a realizar la formación continuada por tres meses en la misma Institución. La inasistencia a la formación permanente llevará a la suspensión en el ejercicio del ministerio.
- El ministerio extraordinario de la Sagrada comunión, será instituido por el Señor Arzobispo de Ibagué, por un año prorrogable y solo para el servicio de la respectiva parroquia.
- El ministerio será dado al candidato sólo para llevar la Sagrada Comunión, exclusivamente, a los enfermos en su territorio Parroquial.
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