18 April 2024
 

Autor:  Cristian Camilo Cárdenas Aguirre. Seminarista Arquidiócesis de Ibagué, Colombia.  teología.   La unción de enfermos, es un sacramento que la Iglesia celebra en la situación de la enfermedad grave, con el fin de significar la oferta y presencia de la salvación de Dios en el momento del dolor. Frente a ello, la Iglesia, muestra su solidaridad misma con la Iglesia buscando ayudarlo a:

  •  asumir en la fe, la fragilidad de su propio cuerpo.
  • La esperanza de la salud.
  • ü  Esté abierto a la voluntad de Dios.
  • Este sacramento, tiene una perspectiva escatológica que lo ubica entre la salud terrena y la salvación eterna; entre vida y muerte.
  • Además se encuentre en relación dos elementos importantes:
  • ü  Antropológico-teológico: situación de la enfermedad y su sentido.
  • ü  Reflexión teológica: atiende a lo ritual y su aplicación celebrativa, en el contexto de una acción pastoral.

Hoy la unción, ha ido prescindiendo de la vida del enfermo, desconociendo que es la fuerza de la esperanza, el signo del amor, y la fortaleza de la fe; pero para  el cristiano enfermo no exalta ni el dolor, ni la enfermedad, ni la muerte, ya que su enfermedad se convierte en elemento integrante de la totalidad identificante de su ser, su vivir y su crecer; es por eso que la comunión, la unción y el viático son signos de la iniciación cristiano que lo lleva a una esperanza escatológica.

CAPÍTULO I

BREVE HISTORIA DEL SACRAMENTO DE LA UNCIÓN DE ENFERMOS

  1. 1. DESDE EL SIGLO III HASTA LA REFORMA CAROLINGIA

Antes del Siglo III, no hay testimonios significativos sobre la unción, pero los primeros cristianos fueron conscientes de esta misión redentora de Cristo (Mc 16,15-18) y la importancia a la asistencia de los enfermos (Cfr. Lc 6; Is 61); ellos sabían que el cuerpo constituía un elemento esencial de la persona, implicado en la redención y salvación.

  1. a.Autores eclesiásticos que hacen referencia a la unción de enfermos

 San Policarpo (Siglo III); “Los presbíteros deben ser comprensivos, misericordiosos; (…) visiten a todos los enfermos, sin olvidar a la viuda y al huérfano”.

  San Hipólito: Cada diácono, con el subdiácono vaya donde el obispo para que le notifique de aquellos que están enfermos a fin, de que el obispo vaya a visitarlo.

  San Hipólito: nos transmite una oración para bendecir el óleo “ut óleum hoc santificans das eis qui unguntur et percipiunt, in quo unxisti sacerdotes et prophetas, sic illos et omnes qui gustant conforta, et sanctifica eos qui percipiunt”.

 Carta del papa Inocencio I a Decencio de Gubbio (416): es importante por ser el primero documento pontifical, ya que intenta aclarar quienes son los sujetos (no los penitentes), y quien es el ministro (Obispo y presbítero) y para la bendición sólo el obispo.

Los sermones de Cesáreo de Arlés (503-543): se utilizaba en un contexto de prácticas supersticiosas y de magias de todo tipo para alcanzar la curación. Una unción que podría recibir en casa o en la Iglesia, y en cualquier enfermedad.

Los escritos de Beda el venerable (672-735): comenta los textos de Marcos 6,12-13; Santiago 5,14-16 relacionándolos y refiriéndolos a la unción de enfermos. Afirma que el perdón se obtiene con la confesión, más que con la unción.

“En cuanto a la aplicación del óleo, pueden hacerla los presbíteros y también los fieles cristianos, una vez que ha sido bendecido por el obispo y el efecto en que insiste es el de la curación corporal”[1]

Hasta el siglo IX no aparece la unción unida de forma normal al viático. Y solamente a partir del siglo XI aparecerá unidad a la penitencia “in extremis”

  1. 2.DESDE LA REFORMA CAROLINGIA AL SIGLO XI

Se dan cambio en la concepción y sentido, aplicación y celebración; ministro y sujetos, ritos y praxis. La novedad no consiste en la bendición, sino en los ritos de aplicación.

Surgen tres tipos de rituales:

  • Rituales de primer tipo: (más antiguos – siglo VIII) sus fórmulas y maneras de aplicarlo eran muy variables.
  • Rituales de segundo tipo: (del siglo IX) cada unción tiene una fórmula propia, más no se limita a los cinco sentidos.
  • Rituales de tercer tipo: (finales del siglo X) reduce la unción a los cinco sentidos y cada unción va acompañada de una fórmula deprecativa.

En general los ritos seguían este orde

  • Entrada a la casa
  • Bendición del agua y aspersión
  • Confesión y ritos de penitencia
  • Unciones y viático con sus oraciones
  • A veces imposición de ceniza y cilicio

La mayoría de estos ritos pasaron al pontifical del siglo XIII, a los libros franciscanos.

  1. 3.DESDE EL SIGLO XI HASTA EL SIGLO XV

Se inicia a desarrollar una verdadera teología de la unción, basado en la tradición primitiva.

  1. Algunas referencias eclesiásticas.

Pedro Lombardo (1095-1160): la unción es sacramento de los moribundos.

Su finalidad primera: es el perdón de los pecados; la segunda la curación.

San Alberto Magno (1206-1280): la unción es el sacramento de los que están en peligro de muerte; lo específico no es el perdón del pecado, sino de las pena temporales derivadas del pecado. La curación corporal es efecto segundo.

 Sto. Tomás de Aquino (1225-1274): habla de “extrema unctio”. No parece que piense en los moribundos o agonizantes. Como efecto primero, es el fortalecimiento espiritual que le permite abolir las reliquias del pecado, la debilidad. Y como efecto ocasional el perdón del pecado, si antes no se ha producido. Un segundo efecto es la preparación a la gloria; Con fuerte acento escatológico

San Buenaventura (1217-1274): el efecto principal de la unción es el perdón de los pecados veniales que obstaculizan la entrada en la gloria, del mismo modo que el bautismo lo es para el perdón del pecado original y la confesión para el pecado mortal.

Beato Juan Duns Escoto (1265-1308): la unción es el medio supremo para abolir las faltas veniales, en vistas del acceso a la gloria. Solo se confiere cuando ya no es incapaz de cometer pecado y se ha perdido el conocimiento, es decir, cuando se está en agonía.

Inocencio III; considera la unción como continuación de la penitencia, pero le llama “unctio infirmorum”.

Primer Concilio de Lyon (1254); La llama “unctio extrema”.

Segundo concilio de Lyon (1274); la llama “extrema unctio”, refiriéndose no a los moribundos sino a los “infirmantes”

  Concilio de Florencia (1439); el sujeto son los enfermos, cuya vida está en peligro, y que los efectos son la curación del alma y del cuerpo si conviene.

[1] BOROBIO, Dionisio. La celebración en la Iglesia. II Sacramentos. Salamanca 1994. p.664

DESDE EL CONCILIO DE TRENTO HASTA EL VATICANO II

LOS REFORMADORES RESPUESTA DE TRENTO
La extremaunción no es un sacramento instituido por Cristo, sino recibido de los padres. La unción es sacramento porque es la voluntad de Cristo que se dio con el mandato misionero de los doce, el ir a los enfermos.
La unción corresponde a un momento de curaciones carismáticas, que desapareció con la Iglesia primitiva. Ella no confiere la gracia, no perdona los pecados, ni cura a los enfermos Efectos del sacramento:
  • El alivio y fortalecimiento del alma del enfermo, aumentando su confianza en Dios para soportar mejor el sufrimiento y la enfermedad.
  • El perdón de los pecados y la eliminación de las reliquias del pecado.
  • La curación corporal, si conviene a la salud del alma.
La iglesia no respeta el rito, ni el pensamiento de Santiago, ya que lo reserva a los moribundos y no atiende a la oración de la fe. Los sujetos, aunque son los moribundos, se habla también de los enfermos, en especial los que están por partir.
El ministro de la unción no es solamente el sacerdote, sin los ancianos de la comunidad. Los ministros son los presbíteros de la Iglesia, sin hacer referencia a la praxis de otros tiempos.

EL CONCILIO VATICANO II Y EL RITUAL DE LOS ENFERMOS

DOS TENDENCIAS TEOLÓGICAS

ESCUELA ALEMANA ESCUELA FRANCESA
Insiste en la dimensión escatológica del sacramento. Tiene una dimensión existencial
La última unción tiene relación con la unción bautismal. La unción ayuda al fortalecimiento del enfermo para afrontar los dolores de la vida, tiene carácter curativo y terapéutico para el hombre total.
La unción en perspectiva escatológica de la muerte. Sacramento de Resurrección. La unción no necesariamente en peligro de muerte. Sólo el viático debe ser sacramento en perspectiva de la muerte.
Autores como: Schmaus, Rahner… Autores como: Ortemann, Rondet…
  1. a.La unción de enfermos en el vaticano II

Sobre el nombre del sacramento: es preferible hablar de unción de enfermos a decir extremaunción.

El sujeto: para todo aquel que tiene cualquier tipo de enfermedad, moribundos, y también para los que están en peligro de muerte (S.C 73).

La ordenación de los sacramentos: penitencia-unción viático. Intentando reproducir los sacramentos de iniciación: Bautismo – Confirmación – Eucaristía. (S.C74-75).

El rito de la celebración: pide que se renueve en lo relativo al número de unciones, también a los textos y oraciones (S.C 75).

El sentido del sacramento: (L.G 11), contenida en una dimensión eclesiológica, cristológica y personal.

La intercomunión sacramental: las Iglesias orientales pueden recibir de la Iglesia católica la unción, y viceversa, siempre que lo aconseje la necesidad. (O.E 27).

  1. b. El nuevo ritual de la unción de enfermos

ü  Promulgado por la constitución “Sacram unctionis infirmorum” el 30 de noviembre 1972 y publicado el 18 de enero 1973.

ü  Contenido y partes fundamentales del nuevo ritual:

  1. 1.Decreto de la sagrada congregación
  2. 2.Constitución apostólica “Sacram unctionis infirmorum”.
  3. 3.Prenotandas
  4. 4.Orientaciones doctrinales
  5. 5.Sobres la visita y la comunión de enfermos
  6. 6.Rito ordinario de la unción
  7. 7. El viático
  8. 8. El rito continuo; para el caso de peligro de muerte
  9. 9.Confirmación en peligro de muerte y recomendación del alma.
  10. 10.Diversos formularios litúrgicos y el leccionario para las celebraciones.

CAPÍTULO II

TEOLOGÍA DEL SACRAMENTO DE LA UNCIÓN DE ENFERMOS

  1. 1. LA UNCIÓN DE ENFERMOS EN EL ÁMBITO DE LA SAGRADA ESCRITURA
    1. a. Enfermedad y curación en el antiguo testamento

ü  La enfermedad es algo que afecta al hombre entero, corpóreo – espiritual, conmoviendo su vida total.

ü  La enfermedad no es retribución, ni lugar de alabanza a Dios, sino castigo y mal, porque se opone a la intención de Dios creador.

ü  ¿De dónde procede la enfermedad?  Puede ser que procede del pecado del hombre. Si existe un castigo, debe existir una culpa que lo causa.

ü  Explicación jurídico-penal: no encuentra su causa solo en el pecado personal, sino piensa una causal entre enfermedad u pecado personal, que es así castigado (1. Samuel16, 14).

ü  Explicación demonológica: la enfermedad en conexión con el pecado y éste con el demonio. (Job 18,13; 2,7)

ü  Si la enfermedad se debe al pecado ¿por qué los malvados son impunidad? Esta impunidad es aparente, pues al final tendrá que pagar por el pecado (Salmo 73).

ü  Enfermedad y esperanza escatológica: la última palabra la tiene Dios y el futuro es victoria escatológica sobre el mal, que tendrá lugar el día de Yahvé, con la llegada del mesías.

ü  Enfermedad y resurrección: Dios, que es justo y veraz no dejará que le justo sea vencido por la enfermedad y la muerte.

ü  Valor redentivo del sufrimiento: al sufrimiento se le reconoce un valor redentivo y en vez de ser pecado, pasa a ser signo de gracia, es decir, signo de victoria sobre el mismo pecado propio.

ü  El uso de la medicina, no lo prohíbe el antiguo testamento (Eclesiástico 38,1-8) pero ante todo hay que recurrir es a Dios, de quien depende la vida y la muerte (Dt. 32,39).

ü  El aceite se empleaba con diversos sentidos:

~ Para significar gloria y honor, alegría y hospitalidad; ungiendo al huésped como signo de gran honor (Dt. 27,9).

~Para significar la consagración de objetos o personas.

~ Para la curación y purificación, aplicándolo a enfermos y leprosos (Ez. 16,9).

  1. b. Enfermedad y curación en el nuevo testamento

ü  Jesús descubre el sentido de la enfermedad y del dolor desde una triple dirección:

      La jurídica: paga por nuestros pecados, al rescatarnos con su sangre y adhiriéndonos para sí como pueblo elegido.

      La litúrgica: restituye la vida y la comunión del hombre con Dios

      La nupcial: repara las infidelidades a la alianza de amor con Dios, como la amistad y la alianza que se habían roto.

ü  “En su actividad mesiánica en medio de Israel, Cristo se acercó incesantemente al mundo del sufrimiento humano… Cristo se acercó sobre todo al mundo del sufrimiento humano por el hecho de haber asumido este sufrimiento en sí mismo… En la cruz de Cristo no sólo se ha cumplido la redención mediante el sufrimiento, sino que el mismo sufrimiento humano ha quedado redimido por el amor”[1]<

  1. 2. REFLEXIÓN TEOLÓGICA SOBRE EL SENTIDO DEL SACRAMENTO
  1. a. Características de la enfermedad

 Supone un tránsito biológico-vital, porque implica desarmonía y cambio físico-psíquico.

  Tiene un carácter de negatividad en principio, ya que en sí misma es mal, desarmonía, sufrimiento.

 Afecta a la totalidad de la vida, con especiales repercusiones en la actividad diaria y el mundo interrelacional.

Se abre de forma especial a un horizonte escatológico, ya que implica la pregunta por el futuro.

  1. b.     La enfermedad se puede afrontar:

      Con madurez biológica, lo que supone una valoración correcta del propio cuerpo y su proceso evolutivo

      Con madurez psicológica, lo que implica el no ser dominado por el temor, la angustia, la desesperación

      Con madurez humana, que significa la lucidez y clarividencia para saber llevar la fragilidad y el dolor como elemento integrante de la vida humana.

      Con madurez religiosa, lo que conlleva que en la crisis se saber referir la situación a Dios, sin rebeliones demonizantes, sin supersticiones mágicas.

La enfermedad, lleva a la persona a preguntarse por sí mismo y su propio destino, por el sentido de su enfermedad y por la verdad de Dios, por el futuro después de la muerte. De ahí que lo lleva a tomar una decisión: aceptación de su enfermedad o desesperación, resignación pasiva y rebelión contra un futuro inaceptable.

La situación de enfermedad lleva al hombre a encontrar un lugar privilegiado de experiencia de gracia. Ya que la gracias es Dios presente desde el misterio profundo de mi ser contingente y débil. Es decir, la gracia se muestra en rostro humano, como acontecimiento antropológico, como presencia gratificante en el dolor.

  1. c.  Razones por los que la unción tiene origen en Cristo y es signo sacramental de la Iglesia:

      Por la misión y mandato pos-pascual de Cristo. (Mc. 6,13; 16,17-18).

      La misión continuadora por la comunidad apostólica (St. 5,13-16).

      Configuración histórica de este ministerio.

      Necesidad antropológica de una proclamación sacramental.

Para el judaísmo, la enfermedad es un mal consecuencia del pecado. Cristo invierte el sentido destructor del dolor y lo hace fuente de salvación, pone en la enfermedad un germen de vida y de salud inmarchitables, convierte el gesto de dolor en amor que redime.

“La Iglesia abraza a todos los afligidos por la debilidad humana” (L.G.8) y se une “especialmente con los pobres y afligidos” (A.G.12).

La enfermedad es escuela de aprendizaje en la relativización de las propias cualidades

La verdadera y original acción curativa de la Iglesia consiste precisamente en ayudar al enfermo a luchar contra la enfermedad, desde su propia situación de hombre enfermo. Con ello no se debe caer ni en la exaltación del sufrimiento, ni en el dolorismo pasivo… El enfermo no es un resignado pasivo, sino un paciente activo, que asume su sufrimiento con la paciencia, lo llena de sentido con la fe, y lo convierte en actividad con la lucha que invierte la dinámica destructoria de la enfermedad y el dolor.

La unción no puede ser entendida ni como la consagración de la enfermedad, ni como la santificación de la resignación pasiva, sino más bien como el signo concentrativo de una lucha permanente por la salud y la vida total del hombre; como la proclamación celebrativa de una esperanza de salvación plena: como el estímulo fortalecedor para una transformación de la debilidad y el sufrimiento en verdad personal y en virtud redentora.

  1. d. En que consiste el efecto corporal

ü  No consiste en una acción carismática extraordinaria, ni en un remedio milagroso, ni en un efecto mágico, ni en una necesaria curación clínica.

ü  Consiste más bien en un efecto sobre las dificultades corporales, debido a su unidad con las facultades psíquicas y espirituales; en una fuerza contra la impotencia física que condición al estado total.

ü  El efecto de la unción, no se puede limitar a lo perceptible curativo ni a lo racional explicativo: Dios obra de diversas maneras.

ü  La única curación no es la clínica, sino aquella que devuelva al enfermo la capacidad de integrar su totalidad humana, y en ella el cuerpo, en su personalidad y sentido de vida.

ü  El efecto curativo se puede dar siempre, bien suceda un retorno a la salud física aunque en nueva clave

  1. e. Aspectos teológicos fundamentales
    • Que la gracia de Dios se encarna de modo especial en la situación de enfermedad, y la Iglesia continuando el ministerio de Cristo con los enfermos, celebra un sacramento de gracia.

 

    • Esta celebración de gracia no es para la consagración de la enfermedad, sino para la lucha contra el sufrimiento y la enfermedad, en la perspectiva de una victoria final.
  • Este dinamismo de la gracia para la vida tiene lógicamente una manifestación corpórea y curativa de la persona enferma.

La comunidad cristiana no puede confiar a los enfermos a la técnica… La liberación de la enfermedad no será nunca liberarse de los enfermos, sino dejarse liberar por ellos desde el misterio y la interpelación respondida de su propia enfermedad.

  1. f. Aspectos de la unción como símbolo de la solidaridad eclesial

El sujeto de la unción: la unción es un momento especial en que se siente la ayuda y el consuelo de los demás hermanos, además manifiesta la pertenencia a la Iglesia.

~       El ministro de la unción: en el ministro se concentra la totalidad de los hermanos, que se unen con solicitud a la oración. El sacerdote no sustituye la comunidad, ni mucho menos suplanta al médico.

~       La presencia de la comunidad: el sacramento de la unción debe preferirse siempre en comunidad, el cual ejerce este ministerio de calidad mutua en el cuerpo de Cristo.

~       El signo del sacramento:

~       La imposición de manos: es un gesto de bendición empleado también con los enfermos (Mt. 9,18).

~       La unción con el óleo: que es signo de protección y fortalecimiento.

Lo específico de la gracia de la unción, es pues, el Espíritu para el fortalecimiento total del enfermo, de manera que pueda asumir, afrontar y vivir su enfermedad en la fe, el amor y la esperanza cristiana, y pueda hacer de ella una situación salvífica y redentora en Cristo.

  1. g.Efectos de la unción

      El perdón de los pecados y de las reliquias del pecado: aunque este aspecto no es central sino secundario, ya que guarda una mutua relación con la penitencia.

Si el enfermo por razón grave no ha podido celebrar antes la penitencia, y la unción suscita la conversión, esta tendría efecto reconciliatorio del enfermo con su propio cuerpo.

 La integración de la perspectiva de la muerte.

 La enfermedad no es para ayudar al enfermo a bien morir, sino para ayudarle a vivir bien la enfermedad.

 La unción es un sacramento de enfermos, que debe celebrarse en la enfermedad, y no un sacramento de moribundos que haya que esperar a celebrarlo cuando llega la muerte.

      La manifestación de la curación corporal

La unción busca la curación integral, en la que entra como elemento decisivo el cuerpo, pero en la que no entra como factor necesario la curación de esta enfermedad del cuerpo. La curación corporal tiene otras dimensiones que la simple sanación física, siendo esta muy importante

CAPÍTULO III

PASTORAL LITÚRGICA DEL SACRAMENTO DE LA UNCIÓN DE ENFERMOS

Los sujetos de esta misión sacramental es la Iglesia entera

Los presbíteros deben conocer los enfermos que existen, ver sus necesidades y situación, informar al presbítero y a la comunidad y programar su acción durante un tiempo determinado.

±       Consejos que se deben tener en cuenta

ü  Aceptación positiva del otro: sea cual sea su vida, su situación, su enfermedad, le prestamos nuestra estima gratuita y sincera.

ü  El respeto y la aceptación de su enseñanza: cada enfermos es portador de una nueva experiencia única e irrepetible

ü  La capacidad de guardar silencio: ante el dolor, muchas veces, la única palabra es el silencio. Cuando uno puede estar ante otro en silencio, es prueba de que hay comprensión y confianza.

ü  La escucha y la comprensión: el que es escuchado sinceramente encuentra la posibilidad de comunicarse y encontrar a sí mismo. Compartir su angustia para disminuirla, o su alegría para completarla.

ü  La autenticidad de la palabra: cuando se habla con el enfermo no hay porqué mentir.

Es deber de los presbíteros, en especial de los párrocos, visitar a los enfermos con atención constante y ayudarles con inagotable caridad[2], ya “que era el hombre completo el que se confiaba a sus visitas para que le ayudaran en su vigor físico y le confortaran en su alma espiritual”[3].

La finalidad de las visitas es el ánimo que se lleva al enfermo, y también la atención a sus verdaderas necesidades físicas, materiales, psicológicas y espirituales

  1. 1. LA COMUNIÓN DE ENFERMOS

Se debe tener en cuenta:

      Comunión y vinculación con la comunidad eucarística

      Posibilidad para una comunión de enfermos significante.

      Que la comunión la lleve alguno de los familiares del mismo enfermo (cuando la circunstancia lo permita)

Estructura de la celebración para entregar la comunión al enfermo:

  • Saludo
  • Aspersión con agua bendita
  • Petición de perdón
  • Lectura de la Palabra de Dios
  • Padrenuestro
  • Comunión
  • Acción de gracias y oración conclusiva
  • Despedida
  1. 2. EL MINISTRO DE LA UNCIÓN

Solo administran válidamente el sacramento los obispos y presbíteros, “todo sacerdote y solo él” (canon 1003, parágrafos 1 y 2). Los reformadores entendieron como presbítero a los ancianos de la comunidad aunque el concilio de Trento aclaró que por estos se entiende a los consagrados en el orden a los sacerdotes ordenados por el obispo. En el medioevo era común que la administraran varios sacerdotes, practica vivida todavía en Oriente[4].  

¿El laico es ministro? La unción que los laicos realizaban en sí mismos y en otras personas en el medioevo, de la que el papa Inocencio I habla no se puede entender como sacramento sino únicamente como sacramental[5].

La unción puede ser administrada por varios sacerdotes como en un estilo de concelebración: un puede decir las oraciones y hacer la unción con su fórmula, y los otros pueden distribuirse entre sí las otras partes del rito. Todos pueden hacer a la vez la imposición de manos.[6]

  1. 3. LOS SUJETOS DE LA UNCIÓN
  • Los enfermos cuya enfermedad se considera como grave.
  • Los enfermos que van a ser operados, con tal que la enfermedad grave sea la causa de la intervención quirúrgica.[7]
  • Los ancianos, cuyas fuerzas se debilitan seriamente.[8]
  • Los niños enfermos de gravedad, si son conscientes del significado sacramental.[9]
  • Enfermos que habiendo perdido el uso de razón, se puede presumir que, si hubiera tenido lucidez, pediría el sacramento.[10]

No se debe dar el sacramento a quien haya muerto. Sólo en caso de duda de la muerte, se puede dar el sacramento “bajo condición”.

  1. 4. PRESUPUESTOS PARA UNA DIGNA CELEBRACIÓN DEL SACRAMENTO

ü  El sacramento supone la fe: es elemento esencial del sacramento.

ü  El sacramento implica respeto a la libertad, no es imposición divina ni humana.

ü  La celebración del sacramento supone la comunidad: no debería celebrarse en solitario.

ü  La celebración del sacramento supone la catequesis: no se puede celebrar plenamente el sacramento cuando no se conoce su significado y sus consecuencias

  1. 5.FORMAS DE CELEBRACIÓN DEL SACRAMENTO

ü  El ritual antiguo: dos formas: la ordinaria y la breve.

ü  El ritual nuevo: ocho formas:

  • Celebración de la unción sin misa
  • Celebración de la unción dentro de la misa
  • Celebración en una gran asamblea de fieles sin misa
  • Celebración en una gran asamblea de fieles con misa
  • Rito continuo para celebración de la penitencia, unción, viático
  • Celebración de la unción sin viático
  • Celebración con un solo enfermo
  • Celebración con muchos enfermos.
  1. a.Ritual ordinario de la unción sin misa
  1. 1.Ritos iniciales
  • Saludo
  • Aspersión
  • Monición del sacerdote
  • Confesión sacramental o acto penitencial.
  1. 2. Liturgia de la Palabra
  • Lecturas
  • Letanía u oración de fe
  • Imposición de manos
  1. 3.  Liturgia del sacramento
  • Bendición o acción de gracias sobre el óleo bendecido.
  • El óleo o la materia del sacramento

- Óleo de oliva

- Óleo vegetal.

  1. 4. La fórmula sacramental

“Por esta santa unción y por su bondadosa misericordia, te ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo.

R. Amén

Para que, libre de tus pecados, te conceda la salvación y te conforte en tu enfermedad

R. Amén”.

Oremos: Señor Jesucristo, Redentor de los hombres, que en tu Pasión quisiste soportar nuestros sufrimientos y aguantar nuestros dolores, te pedimos por nuestro (a) hermano (a) N., que está enfermo (a); tú, que lo (a)  has redimido, aviva en él (ella) la esperanza de su salvación y conforta su cuerpo y su alma.

Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

R. Amén.

  • Gestos y oración: se pide que la unción se haga solamente en la frente y en las manos, pudiéndose hacer sólo en las manos.
  1. 5. Conclusión del rito
  • Padrenuestro
  • Bendición y despedida.
  1. b.  Celebración de la unción dentro de la misa

Dentro de la misa, la unción se confiere después del evangelio y la homilía, según el orden:

  • Letanía
  • Imposición de manos
  • Bendición del óleo
  • Unción
  1. c.       Celebración de la unción en una gran asamblea de fieles

Orden de la celebración

  • Antes de comenzar el rito, se puede dar que los enfermos se acerquen al sacramento de la penitencia
  • Acogida o recepción de los enfermos
  • Liturgia de la palabra
  • Liturgia del sacramento
  • Oración
  • Bendición del óleo
  • Imposición de manos
  • Unción
  • La despedida y bendición

6. EL VIÁTICO O LA PREPARACIÓN A LA MUERTE

El viático es la situación límite en peligro de muerte, como fuerza para el tránsito a la vida eterna, y garantía de inmortalidad.

±       Sentido teológico del viático:

      Es la última participación en la eucaristía y en su misterio pascual de salvación por la muerte y resurrección de Cristo.

      Actualiza y participa de forma especial de este tránsito al Padre.

      Viene a significar el ser “prenda de salvación” (Cfr. Juan 6,54) no solo por la cercanía a la muerte, sino también por la inmediatez de la esperanza cumplida.

      Es la apertura de una nueva relación con Dios y con la comunidad, en la que se prepara a la visión de Dios.

En conclusión; el viático es un derecho y un deber de los fieles en peligro de muerte.

7. CRITERIOS PASTORAL RESPECTO A LA UNCIÓN DE ENFERMOS[11]

Si la Eucaristía muestra cómo los sufrimientos y la muerte de Cristo se han transformado en amor, la Unción de los enfermos, por su parte, asocia al que sufre al ofrecimiento que Cristo ha hecho de sí para la salvación de todos, de tal manera que él también pueda, en el misterio de la comunión de los santos, participar en la redención del mundo[12], por ende es lícito realizar este sacramento de curación dentro de la Eucaristía, respetando sus normas litúrgicas.

Prohibido recibir estipendios u ofrendas para celebrar el sacramento de la unción de los enfermos.

Un día propicio para la celebración comunitaria del sacramento de la unción de los enfermos puede ser la jornada anual del enfermo (11 de febrero)

No está permitido utilizar el Santo Óleo fuera del sacramento de la unción de los enfermos y mucho menos entregarlo a los laicos.

No se permite las celebraciones por enfermos no regida por las disposiciones de la santa sede y los libros litúrgicos.

Hay que distinguir de la unción que se realiza dentro del sacramento, de cualquier otro tipo de unciones que esté válidamente permitidas por las normas y la práctica de la Iglesia.

Solo el sacerdote es el ministro válido de la unción de los enfermos.

[1] Juan Pablo II. Salvífici doloris: sentido cristiano del sufrimiento humano. n° 16-19

[2] RUE. Prenotandas, n°35

[3] Ibíd., n°4

[4] HORTAL, Jesús. LOS SACRAMENTOS DE LA IGLESIA EN SU DIMENSION CANONICO-PASTORAL. Páginas 193-201.  Editorial San Pablo. 201

[5] SACRAMENTO DE LA UNCIÓN DE LOS ENFERMOS. Tomado de la página web.

   http://www.mercaba.org/TEOLOGIA/OTT/653-660_uncion_de_enfermos.htm

[6]< RUE. n° 181

[7] Ibíd., n°10

[8] Ibíd., n° 187

[9] Ibíd., n° 12

[10] Ibíd., n° 14

[11]carta pastoral de los obispos de las provincias eclesiásticas de Medellín y Santa Fe de Antioquia sobre las llamadas Misas de Sanación.

[12]Benedicto XVI. Sacramentum Caritatis. N° 22.

DIMENSIÓN CANÓNICA DE LA UNCIÓN DE LOS ENFERMOS

DIMENSIÓN CANÓNICA DE LA UNCIÓN DE LOS ENFERMOS

 

1. ¿QUÉ ES LA UNCIÓN DE LOS ENFERMOS?

 

2. LA CELEBRACIÓN DEL SACRAMENTO.

 

3. MINISTRO DE LA UNCIÓN DE LOS ENFERMOS (Can. 1003)

 

4. EL SUJETO DE LA UNCIÓN DE LOS ENFERMOS.

 

“Es el sacramento que tiene por fin conferir una gracia especial al cristiano que experimenta las dificultades inherentes al estado de enfermedad grave o de vejez” (Cfr. C.E.C 1499-1532)

 

El código ofrece un matiz cuando dice que “la unción de los enfermos es el que con la Iglesia encomienda los fieles gravemente enfermos al Señor doliente y glorificado, para que los alivie y salve…” (Cfr. Can 998.)

 

Materia Remota: Aceite de oliva o de otras plantas.

Materia próxima: Unción en la frente y en las manos (o cualquier parte del cuerpo) con la mano (o cualquier instrumento)

Forma: Por esta unción y por su bondadosa misericordia te ayude el Señor con la Gracia del Espíritu Santo. Para que, libre de tus pecados, te conceda la salvación y te conforte en la enfermedad. Amén.

 

 

¿Quién puede bendecir el óleo?

El obispo o los equiparados a él en el derecho;[1] también cualquier presbítero en caso de necesidad, pero dentro de la celebración del sacramento (Cfr. Can 999).

 

¿Qué deben hacer los pastores de almas y los familiares del enfermo?

Deben procurar que el enfermo sea reconfortado en tiempo oportuno con este sacramento (Cfr. Can. 1001)

 

¿Se puede hacer celebración común?

Sí se puede hacer, la celebración común de la unción de los enfermos para varios enfermos al mismo tiempo, que estén debidamente preparados y rectamente dispuestos, puede hacerse de acuerdo con las prescripciones del Obispo diocesano (Can. 1002)

 

 

  1. 1.      Obispos

 

  1. 2.      Párrocos (Cfr. Can. 530 §3 )

 

  1. 3.      Capellanes de clínicas y sanatorios(Cfr. Can.566 §1)

 

  1. 4.      Rectores de seminarios (Cfr. Can. 262)

 

  1. 5.      Superiores de comunidades religiosas

 

  1. 6.      Sacerdotes cooperadores

 

 

  1. 7.      En caso de peligro de muerte cualquier sacerdote aunque esté suspendido aún con pérdida del estado clerical. (Cfr. Can 1135)

 

¿Qué enfermos pueden recibir el sacramento?[2]

 

  1. a.      Los fieles que, alcanzado el uso de razón, por enfermedad o vejez empiezan a encontrarse en peligro de muerte. (Cfr. Can. 1004, §1).
  2. b.     A una persona antes de una intervención quirúrgica, siempre que una seria enfermedad sea la causa de la intervención.
  3. c.       A los niños enfermos cuando ya hayan llegado al uso de razón. Si hay duda sobre si haya alcanzado dicho uso de razón, se ha de conferir el sacramento.
  4. d.     A las personas ancianas.

 

¿Cuántas veces se puede recibir?

Se puede repetir cuando la persona enferma, después de ser ungida, se recupera y recae en su enfermedad, o si durante la misma enfermedad empeora la gravedad de la persona. (c.1004, § 2).

En caso de duda sobre el uso de razón o si sigue con vida, se le debe administrar el sacramento (Cfr. Can 1005)

 

¿A quién no se le debe administrar?

A los que perseveren obstinadamente en pecado grave manifiesto (c. 1007) 

A alguien que con certeza se conste su muerte. Lo que ha de hacer es rezar por la persona difunta, pedir a Dios que le perdone sus pecados y que lo reciba amablemente en su Reino.

Y si hay duda confiérasele el sacramento.

>[1] Can. 381, § 2; Can. 368 (Obispos equiparados son; prelado territorial, abad territorial, vicario apostólico, prefecto apostólico, administrador apostólico); 427, §1 (Administrador Diocesano).

[2] Conferencia Episcopal Mexicana (2000). Ritual para el cuidado pastoral de los enfermos. P. 21-22.

CONCLUSIÓN

La pastoral debe seguir insistiendo en que la Unción no es un sacramento para los moribundos (Cfr. C.E.C 1514), menos aún para los ya carentes de sentidos, y que es toda la Iglesia la que está implicada en el cuidado de los enfermos, aunque será la familia, el círculo de amistades y las fraternidades de enfermos quienes aseguren en la práctica dicho cuidado.

En la medida de lo posible, el sacramento supone una catequesis previa, formal o informal, sobre la naturaleza y efectos de la Unción, que, por una parte, remueva los posibles temores del enfermo, fruto de una deformación o ignorancia del sacramento, y, por otra, le haga amable y deseable. La idea fundamental de esta catequesis es que la Unción no es el sacramento para prepararse a bien morir, sino el sacramento que conforta y ayuda a vivir santamente la circunstancia de la enfermedad y, superada ésta, si tal es la voluntad de Dios, reincorporarse a la vida ordinaria.

Una administración sacramental tiene lugar cuando el enfermo participa activa y piadosamente en la celebración, de acuerdo con su edad, formación y sensibilidad espiritual. Si la enfermedad es larga y la visita al enfermo frecuente y cuidada, las visitas al enfermo deben ser frecuentes tanto de laicos como fundamentalmente del sacerdotes para ello se debe dedicar un espacio generoso del tiempo al cuidado de los enfermos.

La enfermedad es el momento justo en donde la gracia de Cristo puede hacerse presente, posibilitándonos entrever que Dios domina todas las fuerzas de la naturaleza y que la vida del hombre trasciende en el proyecto divino la realidad terrena.[1] El enfermo así puede ofrecerse como un sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. (Cfr. Romanos 12,1) Y los sanos deben no llorar ni afligirse con los afligidos, no tardarse en visitar a los enfermos… (Cfr. Eclesiástico 7,34-35).

[1] FLORES, Gonzalo, Penitencia y Unción de los enfermos, Madrid, 1993, p. 369

BIBLIOGRAFÍA

CONCLUSIÓN

La pastoral debe seguir insistiendo en que la Unción no es un sacramento para los moribundos (Cfr. C.E.C 1514), menos aún para los ya carentes de sentidos, y que es toda la Iglesia la que está implicada en el cuidado de los enfermos, aunque será la familia, el círculo de amistades y las fraternidades de enfermos quienes aseguren en la práctica dicho cuidado.

En la medida de lo posible, el sacramento supone una catequesis previa, formal o informal, sobre la naturaleza y efectos de la Unción, que, por una parte, remueva los posibles temores del enfermo, fruto de una deformación o ignorancia del sacramento, y, por otra, le haga amable y deseable. La idea fundamental de esta catequesis es que la Unción no es el sacramento para prepararse a bien morir, sino el sacramento que conforta y ayuda a vivir santamente la circunstancia de la enfermedad y, superada ésta, si tal es la voluntad de Dios, reincorporarse a la vida ordinaria.

Una administración sacramental tiene lugar cuando el enfermo participa activa y piadosamente en la celebración, de acuerdo con su edad, formación y sensibilidad espiritual. Si la enfermedad es larga y la visita al enfermo frecuente y cuidada, las visitas al enfermo deben ser frecuentes tanto de laicos como fundamentalmente del sacerdotes para ello se debe dedicar un espacio generoso del tiempo al cuidado de los enfermos.

La enfermedad es el momento justo en donde la gracia de Cristo puede hacerse presente, posibilitándonos entrever que Dios domina todas las fuerzas de la naturaleza y que la vida del hombre trasciende en el proyecto divino la realidad terrena.[1] El enfermo así puede ofrecerse como un sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. (Cfr. Romanos 12,1) Y los sanos deben no llorar ni afligirse con los afligidos, no tardarse en visitar a los enfermos… (Cfr. Eclesiástico 7,34-35).

[1] FLORES, Gonzalo, Penitencia y Unción de los enfermos, Madrid, 1993, p. 369