Ciudad del Vaticano, 13 de febrero de 2014 (Zenit.org) Rocío Lancho García Son 20 mil los novios venidos de 28 países del mundo que se reunirán mañana con el Santo Padre en la plaza de San Pedro para celebrar la alegría del 'sí quiero para toda la vida'. En un mundo en el que parece que se ha perdido el sentido del sacramento del matrimonio o que los jóvenes tienen miedo al compromiso, aparecen parejas que quieren dar su testimonio y compartir la experiencia de vivir un noviazgo cristiano y hacerlo caminando junto a Dios. Para hablar de los desafíos que viven hoy en día las parejas, el tiempo de preparación al matrimonio y la función de la Iglesia de acompañamiento, ZENIT ha entrevistado a don Andrea Ciucci, coordinar del evento.
Con el tema "La alegría del SÍ para siempre" se celebrará el encuentro del Santo Padre con los novios. ¿Cómo se desarrollará el encuentro?
--Don Andrea: Primero habrá un momento de preparación previo a la audiencia con el Papa. Durante este encuentro se contará la historia de una pareja, de un noviazgo. A través de una serie de testimonios de parejas de novios, alternado con música, poesías de amor y uniendo todo ello.
A continuación, a las 12.00, llegará el papa Francisco. En esa hora, el Santo Padre dialogará con tres parejas y se tratarán tres cuestiones. La elección del matrimonio con el miedo del 'para siempre' - que hoy marca a tantas jóvenes -. También se afrontará el tema del modelo de familia cristiana. Y la tercera preguntará abordará el estilo de la celebración del matrimonio, cómo organizar y vivir este tiempo.
El encuentro concluirá con una oración y la bendición del Papa. Y finalmente habrá un regalo para todas las parejas.
En el Pontificio Consejo para la Familia, ¿cómo es la pastoral y el trabajo con los novios?
-- Don Andrea: Es necesario decir que en los últimos años ha surgido con particular fuerza la atención a la preparación al matrimonio y la elección de construir una familia cristiana. Es una preparación que se ha individuado al ser cercana a la celebración de la boda, es decir, una preparación más específica. Pero en realidad es una preparación que debe acompañar todo el crecimiento de los jóvenes, también en sus experiencias afectivas, en el crecimiento de la madurez hacia el matrimonio. Un elemento decisivo no solo en inminencia sino en toda la fase de la juventud.
Los cursos prematrimoniales son una ocasión para que la Iglesia se acerque a las parejas, ¿cuál es el objetivo principal de esos cursos?
-- Don Andrea: Depende mucho de las naciones y los contextos eclesiales en los que se realizan. El punto es que el curso no sea simplemente una ocasión de acercamiento, sino que sea uno de los tantos elementos de este camino de preparación a la elección del matrimonio. Quizá es uno más específico pero no el único. Todavía muchas parejas tienen un nuevo contacto con la comunidad cristiana gracias a estos cursos después de años de ninguna práctica religiosa y vivir la lejanía de la comunidad. Son grandes y preciosas ocasiones en las que pueden volver a escuchar la Palabra del Evangelio como Buena Noticia para sus vidas y su vida de pareja que se está estructurando. Además pueden encontrar una comunidad cristiana acogedora, capaz de ofrecer un tejido rico y significativo de relaciones evangélicas en las que pueden poner en el centro algunas preguntas fundamentales y también madurar algunas decisiones dirigidas al modo de familia que quieren construir.
¿Cómo trabajar con el hecho de que muchas parejas que realizan estos cursos no tienen fe o viven alejados de la vida de Iglesia?
-- Don Andrea: Los participantes en los cursos prematrimoniales, en Italia y otros contextos europeos, es extremadamente diversificado. Hay personas muy creyentes que viven este momento como cumplimiento de una fase del camino, otros que lo viven como un acercamiento a la fe. A mi me gusta destacar dos cosas. La primera, ver estos cursos como ocasiones de primer anuncio, renovado anuncio de la frescura del Evangelio que pasa a través de personas concretas y de una comunidad cristiana. Y también ver un camino de fe en el que se puede compartir con otras parejas que están viviendo lo mismo y que puedan dar razones de porqué son creyentes y su forma de entender el matrimonio.
El Papa ha convocado el Sínodo para las familias en el que se hablará sobre familia, matrimonio... ¿Cuáles son los desafíos más importantes en lo relacionado con el noviazgo?
-- Don Andrea: El encuentro de mañana es un encuentro que propone el tema de la elección del matrimonio, enciende la atención sobre este tema. El elegir casarse, y casarse en el Señor para siempre. Creo que el tema del noviazgo encuentra su fuego en la elección de decir "para siempre". Es verdad que hoy por hoy, el noviazgo ha cambiado profundamente como forma y modalidad de realización. Sucede a menudo, que muchas parejas que vienen a los cursillos prematrimoniales ya viven juntos, o incluso tienen hijos. En este sentido creo que el tiempo del noviazgo es una ocasión preciosa para jóvenes que entran en este periodo para reflexionar y crecer en la elección a la vocación que están llamados.
También a entender y comprender que esta llamada es tan preciosa que requiere una preparación. Las cosas importantes necesitan tiempo para ser acogidas, construidas, crecidas, maduradas. Creo que nosotros debemos ayudar a los jóvenes a darse tiempo y paciencia para crecer, crecer como pareja y crecer en la sabiduría del amor.
Este tiempo debe llevar también un acompañamiento. Las situaciones son tan diversificadas, articuladas y complicadas que por eso hay una comunidad cristiana llamada a acompañar a la pareja. Y así ayudarles a reconocer la verdad en los gestos que están poniendo, reconocer los elementos de conversión que el Evangelio pide; algunas elecciones de pareja, de espiritualidad, de vida y proyectividad del futuro.
A propósito, me parece importante recordar que el encuentro de mañana tiene como uno de los hilos guía el ver que hay personas que caminan y eligen una vida juntos para siempre.
Según su experiencia, ¿por qué cada vez hay menos matrimonios?
-- Don Andrea: Me gustaría recordar algo que monseñor Paglia, presidente del Consejo Pontificio para la Familia, dice que en realidad hay un gran deseo, como demuestran algunas estadísticas, de familia y de matrimonio. También el cardenal Scola lanza esta pregunta cuando habla de estos temas: si preguntas a cualquier joven enamorado cuánto desea que dure este enamoramiento, responderá 'para siempre'. Es cierto que el corazón del hombre llama al para siempre. Pero este deseo que es del corazón del joven se encuentra con un mundo que propone la 'dictadura' del yo. En vez del nosotros y la familia se propone el yo como única modalidad de realización de sí. Los mensajes que continuamente van dirigidos a decir que lo que oprime tu libertad, te bloquea, te impide desarrollarte y crecer en lo que eres mortifican el deseo de comunión en el corazón de cada hombre y cada mujer. Estos son algunos elementos de tipo cultural que reducen la elección de lo definitivo y del matrimonio y sin embargo favorecen las formas mucho más 'light' y menos estructurantes o definitivas como uniones afectivas pasajeras.
Otro motivo, sobre todo en Europa, es el factor económico. Si no están los factores que permiten la independencia del joven, la lección del matrimonio se retrasa. Por eso creo que la sociedad civil debería reflexionar para favorecer la independencia de los jóvenes para permitirles formar una familia.