21 November 2024
 

                Esteban Langton, arzobispo de Canterbury, quien había sido gran canciller de la Universidad de París, hizo la división del Antiguo Testamento y Nuevo Testamento en capítulos sobre el texto latino de la Vulgata de San Jerónimo, probablemente hacia el año 1226.

De la Vulgata, pasó al texto de la Biblia hebrea, al texto griego del Nuevo Testamento y a la versión griega del Antiguo Testamento.

Santos Pagnino (+1541, judío converso, después dominico, originario de Luca, Italia) realizó la división en versículos de la Biblia hebrea (1528). Había numerado tanto el Antiguo Testamento como el Nuevo Testamento de la Vulgata; sin embargo, sólo quedó la de los libros de la Biblia hebrea.

De Roberto Estienne, proviene la actual división en versículos del Nuevo Testamento hecha en 1551. En 1555 hizo la edición latina de toda la Biblia. Para los versículos del Antiguo Testamento hebreo, tomó la división hecha por Santos Pagnino. Para los restantes libros del Antiguo Testamento, elaboró una propia y empleó para el Nuevo Testamento la que pocos años antes él mismo había realizado.

                La división en versículos fue introducida por primera vez en el texto hebreo por Sabionetta en cuanto a los Salmos (año 1556) y por Arias Montano en toda la Biblia, como aparece en la edición llamada Políglota de Amberes (año 1569-1572). La división en capítulos y versículos facilita y uniforma las citas. Así es más fácil localizar exactamente un texto y tener todos una misma referencia.

En el fondo de la estructura de la Biblia se encuentra la experiencia religiosa de Israel, porque "al principio... no existía el libro, sino la palabra" (Jn 1, 1). Así como en la Iglesia el fondo es la revelación de Dios, es decir, una experiencia extraordinaria de comunión entre Dios y su pueblo (Antiguo y Nuevo).

Si queremos entender la estructura de la Palabra de Dios, es importante leer lo que se nos dice en el célebre pasaje del capítulo 8 de Nehemìas:

"Entonces todo el pueblo se reunió como un solo hombre en la plaza que se abre ante la Puerta del Agua, y pidió a Esdras, el letrado, que trajera el libro de la Ley de Moisés, que Dios había dado a Israel. Era a mediados de septiembre.

En la plaza de la Puerta del Agua, desde el amanecer hasta el mediodía, estuvo leyendo el libro a los hombres, a las mujeres y a los que tenían uso de razón. Toda la gente seguía con atención la lectura de la Ley.

Esdras bendijo al Señor, Dios grande, y todo el pueblo, levantando las manos, respondió: "Amén, Amén". Después se inclinaron y adoraron al Señor, rostro en tierra. El gobernador Nehemías, el sacerdote y letrado Esdras y los levitas que instruían al pueblo, viendo que la gente lloraba al escuchar la lectura de la Ley, le dijeron: Hoy es un día consagrado al Señor, vuestro Dios. No estéis tristes ni lloréis".

                El pequeño "resto" de Israel, que todavía lleva dentro de sí sangrantes las heridas de la terrible tragedia nacional que fue su deportación, se ve en la necesidad de reencontrar las raíces de su propia historia. Es decir, de recordar o hacer memoria. Esto se produce escuchando "el Libro de la Ley de Moisés que el Señor le había dado a Israel" (Neh 8, 1).

Al leer el relato, surgen espontáneamente algunas observaciones:

a) El "libro de Moisés" es la memoria de Israel puesta por escrito. Así, pues, la trayectoria seguida es: de la "memoria" al libro. El libro sirve para hacer frente a los duros problemas del presente (Cfr. Neh 8, 8), y orientarse hacia el futuro de Dios. La Escritura nos abarca pasado, presente y futuro.

b)El libro es el tesoro de una comunidad: ésta es la primera destinataria del mensaje en cuestión; Esdras y los levitas sólo son intermediarios. El pueblo responde a este llamado: presta atención, se arrodilla, llora, hace fiesta...

c)La Escritura es el libro del pueblo: surgido de la comunidad y destinado a la comunidad.

LA BIBLIA SU DIVISIÓN, SUS LIBROS Y LENGUAS

(Fuente: Conoce tu Fe, Biblia y tradición)

                ¿Todo lo escrito acerca de Dios, ha sido escrito por Dios?

Existen miles de libros que los hombres han escrito acerca de Dios a lo largo de la historia. De éstos, algunos son famosos como el Popol-Vuh de los mayas o el Ramayana y el Mahabaratha de los brahamanes. Cuando murió Jesucristo, sus seguidores escribieron cientos de libros acerca de su vida. Algunos eran fidedignos y otros inventaban cosas sólo para ganar adeptos. Estos últimos le atribuían a Jesús niño actos extraordinarios como dar vida a sus juguetes de madera, hablar con los animales y otro hechos similares. Estos libros los conocemos como los evangelios apócrifos.

La Iglesia, con el poder que ha recibido por la Tradición apostólica, recopiló todos estos libros, los analizó y, con la luz del Espíritu Santo, seleccionó y aprobó solamente 73 de ellos como la misma Palabra de Dios. Estos 73 libros se reunieron posteriormente en uno solo, llamado Biblia o Canon de las Escrituras.

                La Biblia es la Palabra de Dios, escrita por el mismo Dios a través de la pluma de los hagiógrafos.

                Por ser el Espíritu Santo el que iluminó a la Iglesia al hacer la selección, podemos estar seguros de que en este conjunto de libros está escrita la Verdad de manera fiel y sin error.

1. Hay muchas Biblias distintas. ¿Cuál es la buena?

                Encontramos en las librerías decenas de títulos distintos: La Biblia de los mormones, La Biblia del pueblo, La Biblia de los gedeones, La Biblia latinoamericana, La Biblia de los Testigos de Jehová, La Biblia de Jerusalén y muchas más.

Esto se debe a dos motivos:

Personas de buena voluntad, que acordes con lo dictado por la Iglesia, han hecho traducciones y adaptaciones a los diferentes lenguajes, para hacer más accesible la Palabra de Dios a todos los hombres.

                Sectas y religiones que han suprimido o retocado lo que no les gustaba, o que han adulterado el mensaje de Dios, al modificar las palabras originalmente escritas por los hagiógrafos.

Para sabe si una Biblia es la original

Por todo lo anterior, al comprar una Biblia, es importante revisar que sea la original. ¿Cómo?

1. Verificando quen incluya los 73 libros que aparecen en la siguiente tabla: 46 del Antiguo Testamento y 27 del Nuevo Testamento.

2. Verificando en la contraportada que la Biblia esté aprobada por alguna autoridad de la Iglesia Católica. Esta aprobación aparece con las palabras en latín ‘imprimatur” y “nihil obstat”, que significan: “se puede imprimir” y “nada obstaculiza su impresión”.

3. Asesorándote con algún sacerdote de confianza.

2. División general

                La Biblia se divide, ante todo, en dos grandes partes:

Antiguo Testamento

Nuevo Testamento, ambos relacionados entre sí.

La palabra latina testamentum -de donde viene la palabra española testamento- fue empleada al principio de la era cristiana, para traducir la voz griega: diatheké, que literalmente significaba disposición, contrato.

A su vez, los traductores griegos, llamados los Setenta, la usaron para traducir la expresión hebrea berit = pacto de soberanía, por medio de la cual designaban los hebreos la Alianza del Sinaí. Lo importante es que el término Testamento ha quedado para designar, hasta nuestros días, la división de las Escrituras.

3. División numérica de la Biblia

Dos grandes religiones se rigen por las enseñanzas de la Biblia: la judía y la cristiana, la cual está integrada por católicos, ortodoxos y diferentes denominaciones.

Los judíos sólo aceptan, como es claro, lo que nosotros llamamos Antiguo Testamento y lo dividen en tres grandes partes: "La Ley, los Profetas y otros escritos sagrados". Está compuesta por 39 libros.