21 November 2024
 

SUICIO ASISTIDO

Consiste en proporcionarle a una persona los medios suficientes para que pueda, ella misma, causarse la muerte. Este concepto es altamente peligroso, ya que muchos están de acuerdo con la idea errónea del “derecho a morir”, por lo cual no les parece tan censurable el suicidio como el asesinar a una persona.

Una modalidad común de esta práctica es la de darle al paciente una medicina a fin de que éste tome, por sí mismo, una dosis mortal. Los partidarios de la eutanasia, en su estrategia por legalizarla, buscan implantar primero el “suicidio asistido”, aprovechando que esta práctica genera menos rechazo en la opinión pública. Con esta expresión muchas veces se pierde de vista que el daño que alguien puede hacerse a sí mismo —y en particular el atentar contra su propia vida— es algo intrínsecamente malo que debe ser evitado; y también que proteger a las personas de sí mismas cuando, por algún motivo, atentan contra su vida o su salud es una grave obligación.

 Dice la Evangelium Vitae en relación al suicidio:

- El suicidio es siempre moralmente inaceptable, al igual que el homicidio. la tradición de la Iglesia siempre lo ha rechazado como decisión gravemente mala.

- Compartir la intención suicida de otro y ayudarle a realizarla mediante el llamado "suicidio asistido" significa hacerse colaborador, y algunas veces autor de una injusticia que nunca tiene justificación, ni siquiera cuando es solicitada.

- Una de las características propias de los atentados actuales contra la vida humana, consiste en exigir su legitimación jurídica como si fueran derechos que el estado, al menos en ciertas condiciones, debe reconocer a los ciudadanos.

- La raíz común de todas estas tendencias, es el "relativismo ético" que caracteriza muchos aspectos de la cultura contemporánea.

Sin embargo, es precisamente la problemática del respeto de la vida, la que muestra los equívocos y contradicciones, con sus terribles resultados prácticos, que se encubren en esta postura.

- El Evangelio de la vida, no es exclusivamente para los creyentes: es para todos. El tema de la vida y de su defensa y promoción, no es prerrogativa de los cristianos. Aunque de la fe recibe luz y fuerza extraordinarias, pertenece a toda conciencia humana que aspira a la verdad y está atenta y preocupada por la suerte de la humanidad.

En la vida hay seguramente un valor sagrado y religioso, pero de ningún modo interpela sólo a los creyentes: en efecto, se trata de un valor que cada ser humano puede comprender también a la luz de la razón y que, por tanto afecta necesariamente a todos.

Cuando la Iglesia Católica declara que el respeto incondicional del derecho a la vida de toda persona inocente desde la concepción a su muerte natural, es uno de los pilares sobre los que se basa toda sociedad civil, "quiere simplemente promover un Estado humano. Un Estado que reconozca, como su deber primario, la defensa de los derechos fundamentales de la persona humana, especialmente de la más débil".

Riesgos en la práctica de la eutanasia y del "suicidio asistido".

1. Mal diagnóstico, por no tomar en cuenta el estado mental del enfermo, incluidos los que sufren enfermedades terminales, quienes es posible que contemplen la posibilidad de un suicidio asistido, por no ser debidamente atendidos de los desórdenes mentales y depresiones que sufren durante sus padecimientos. Así pues, si llegan a legalizarse la eutanasia o el suicidio asistido, pueden realizarse sin haber sido elegidos por el enfermo, por no estar en el pleno uso de sus facultades, y por ser especialmente vulnerable.

2. Mal manejo de los síntomas físicos, pueden los médicos optar por el suicidio asistido, en vez de buscar los tratamientos adecuados para cada enfermo.

3. Insuficiente atención a los sufrimientos y temores de los pacientes terminales quienes pueden ser ayudados con una debida atención psicológica, y sobre todo con el Sacramento de la Unción de los Enfermos que ayudarían al enfermo a morir en paz en la Esperanza cristiana de ir al Cielo.

4. Vulnerabilidad de los grupos marginados. Esta práctica pone en grave riesgo a los pobres, ancianos aislados, miembros de grupos minoritarios, que se encuentran completamente indefensos ante las decisiones de otras personas.

5. Devaluación de las vidas de los llamados "minusválidos" porque no son "productivos".

6. Sentido de la obligación. Muchos pacientes se sentirían presionados a tomar esta decisión, por no ser una carga para sus familiares.

7. Recomendaciones del médico. Muchos pacientes siguen ciegamente las recomendaciones del médico y así cuando él dice que es "médicamente apropiada" la eutanasia, los pacientes sienten que es la única alternativa.

8. La cuestión financiera. La eutanasia, es mucho más barata que los tratamientos para los ancianos o enfermos terminales, y ya no se buscan paliativos ni otras soluciones.

9. Arbitrariedad en los límites. Una sociedad que acepta el suicidio asistido médicamente, sería difícil si no imposible contener esta opción, en grupos limitados, pues cualquiera, aunque no sea enfermo terminal, podría solicitar la asistencia médica para su suicidio.

10. Imposibilidad de regulación, pues sería difícil, dada la naturaleza de esta decisión, prevenir abusos y errores, que se dan frecuentemente en la conducta de algunos médicos.

11. Los trasplantes. La posibilidad de la intervención para disponer de órganos para trasplantes, lo que es un "gran negocio".

CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA ANTE LA EUTANASIA

Y EL SUICIDIO ASISTIDO

LA EUTANASIA (2276-2279)

2276. Es atentar contra la vida enferma, disminuida, debilitada o moribunda, que merece un respeto especial.

2277. Es moralmente inaceptable, ya sea por acción u omisión.

2278. Hay que rechazar el “encarnizamiento terapéutico”. Se pueden interrumpir tratamientos onerosos, peligrosos, extraordinarios o desproporcionados: No se provoca la muerte, se acepta no poder impedirla.

La decisión la toma el paciente, si puede, o por los que tienen los derechos legales, respetando la voluntad e intereses del paciente.

2279. Los cuidados ordinarios no deben ser interrumpidos, ni ante la inminencia de la muerte.

El uso de analgésicos, aunque puede abreviar la vida, puede ser moralmente aceptable y digno humanamente, si la muerte no es pretendida, ni como fin ni como medio, aunque pueda ser prevista y tolerada como inevitable.

Los cuidados paliativos son una forma privilegiada de amor desinteresado, que debe ser alentado, para aliviar el sufrimiento y acompañar al que lo padece.

EL SUICIDIO (2280-2283)

2280. Dios es el Dueño de la vida.  Nosotros la administramos, no somos sus propietarios.

2281. El suicidio contradice la inclinación natural del ser humano a conservar y perpetuar su vida. Es contrario al amarse a sí mismo.

También se contradice con el amor al prójimo, porque rompe injustamente el nudo de relaciones humanas (familiar, civil, humana).

Es contrario al Amor de Dios, que vino a traernos Vida, y Vida en Abundancia.

2282. Si quiere servir de ejemplo, adquiere la gravedad del escándalo.  Es moralmente ilícito cooperar con el suicida.

Disminuyen la responsabilidad del suicida los trastornos psíquicos graves, la angustia, el temor, la tortura.

2283. Los suicidas, por lo anteriormente dicho, no necesariamente se condenan.

Dios tiene infinitos caminos para salvarlos.

La Iglesia como comunidad ora por ellos y los encomienda a la infinita misericordia de Dios, para que esté con Él y sus seres queridos en el paraíso.