21 November 2024
 

CATEQUESIS PARA LOS PADRES DE FAMILIA

La Pastoral Catequética de la Arquidiócesis de Ibagué, con motivo del año de la misión de la familia, ha elaborado estas catequesis que son un subsidio para realizar reuniones con los padres de familia de los niños que se preparan a recibir los sacramentos de la Comunión y de la Confirmación.

CATEQUESIS PARA LOS PADRES DE FAMILIA

La Pastoral Catequética de la Arquidiócesis de Ibagué, con motivo del año de la misión de la familia, ha elaborado estas catequesis que son un subsidio para realizar reuniones con los padres de familia de los niños que se preparan a recibir los sacramentos de la Comunión y de la Confirmación.

Estas catequesis buscan ayudar a los padres de familia de los niños que se preparan a recibir los sacramentos, para que fortalezcan su vida como esposos y como padres, y así, se conviertan en verdaderos educadores de sus hijos, misión en la cual nadie los puede sustituir como bien afirma el Papa Juan Pablo II, en la Familiaris Consortio. Nuestras catequesis de preparación para recibir los sacramentos, deben involucrar a los padres de familia, para que sea éste un momento que sirva para Evangelizar a toda la familia y de esta manera ayudarles a ellos a encontrar a Cristo

La misión de la familia en Nuestra Arquidiócesis es una gracia y por lo tanto debe llegar a todos los espacios y lugares en donde este la familia, para así poder Evangelizarla, predicándoles el Evangelio, cumpliendo de ésta manera el mandato de Jesús: “Id por todo el mundo predicando el Evangelio a todas las creaturas” Mt 28, 19s.

Que este año sea de verdad una oportunidad, para que lleguemos a la familia y comencemos en la pastoral catequética un proceso de Evangelización que llegue siempre a los padres y a toda la familia, y hagamos de ellas unas verdaderas Iglesias Domésticas.

Pbro. FELIX MARIA GARCIA ANGARITA

Delegado Episcopal de Pastoral Familiar

Catequesis Número Uno

EL AMOR DE PAREJA

Objetivo:

Fortalecer en la pareja el valorarse y respetarse para que asuman la tarea y el compromiso de vivir unidos en el amor.

Dinámica

Da tres palmas, otra vez, si Jesús está contigo da tres palmas. Ahí donde estas parado, abraza al que está tu lado. (Se van cambiando los verbos: pisa al que está a tu lado, abraza al que está a tu lado, sonríele al que está a tu lado…)

Hecho de vida

Un hombre caminaba con paso cansado, como sin ánimo de llegar a ninguna parte. Noté que la compasión se me metía en el alma. Aquel hombre sufría. Cuando dos horas más tarde regresaba a casa, lo mire en un andén del pueblo. Estaba sentado y se levantó. Adiviné que quería hablarme. Me detuve. Dijo:

-¿Me atendería un momento?

Acepté gustoso. Me contó su historia. Llevaba catorce años de matrimonio. No era feliz; lo había sido. Tenía un pequeño negocio.

No era el trabajo, sin embargo, la causa de su tristeza.

- Es ella -afirmó-. No es la misma. Ha cambiado. Antes, cada noche, al llegar, me encontraba con su alegría y su cariño. Ahora, un simple “¿Ya has terminado?”… Después, un silencio que me aplasta.

Me habló del gozo de la convivencia de los primeros años, del cariño que les unía, a pesar de las dificultades económicas porque el negocio no terminaba de despegar; de las interminables conversaciones, en las que todo lo comentaban y todo lo compartían; de los obsequios no esperados con que, a veces, mutuamente se sorprendían; de las risas y las palabras de su mujer… No tenían hijos, pero se bastaban ellos para ser felices.

- Ahora –concluyó- el negocio nos va bien y no nos falta de nada; pero… El hombre ahogó un suspiro; noté su esfuerzo por ahogarlo. Fue entonces cuando se me ocurrió aquella parábola, que leí hace años ni sé dónde, ni recuerdo de quién. Se la conté: Hubo un marido que fue feliz hasta que advirtió un día que ya no era dueño del cariño de su esposa. Confió su infelicidad a un amigo:

- Mi esposa no me quiere como antes, y esto cubre mi rostro de vergüenza.

- ¡Va! –Le respondió-, la culpa de tu mujer no puede recaer sobre ti.

Al marido no le alegro la respuesta. Consultó a otro amigo, que le aconsejó:

- Puesto que te has dado cuenta a tiempo, evita el deshonor: abandónala.

Tampoco este consejo le libró de su angustia. La confió a un tercer amigo, que, al oírle, calló.

- ¿No dices nada? -preguntó-.

Pienso que el hombre que tu mujer adoraba, cuando eran novios, es el que ella ama y amará siempre. No ha cambiado ella; su alma estará de novia mientras viva. Has cambiado tú, que has estrujado con manos groseras la bella flor de su ilusión. Con motivo te afliges: esto es una vergüenza para ti.

El marido abrazó al amigo y le dijo emocionado:

- Gracias.

Y aquel día, al llegar a casa, gritó desde la puerta:

- ¡Novia mía! ¡Esposa mía! ¡Mira las lindas rosas que te traigo! He venido corriendo para besarte más pronto.

Cuando acabé el relato, el rostro del hombre se había iluminado. Hablamos poco más, y se despidió:

-Gracias.

Apretó mi mano y se marchó.

(Se pone a trabajar en grupos pequeños para que se dialoguen sobre la historia narrada. Después cada grupo empieza a socializar lo que hablaron en cada uno de los grupos y el catequista va tomando nota en el tablero de lo que va diciendo la gente).

Iluminación bíblica: Génesis 2,18-24

Dijo el Señor Dios: "No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle a alguien como él, para que lo ayude". Entonces el Señor Dios formó de la tierra todas las bestias del campo y todos los pájaros del cielo y los llevó ante Adán, para que les pusiera nombres y así, todo ser viviente tuviera el nombre puesto por Adán.

Así pues, Adán les puso nombres a todos los animales domésticos, a los pájaros del cielo y a las bestias del campo; pero no hubo ninguno como Adán, para ayudarlo.

Entonces el Señor Dios hizo caer al hombre en un profundo sueño, y mientras dormía, le sacó una costilla y cerró la carne sobre el lugar vacío. Y de la costilla que le había sacado al hombre, Dios formó una mujer. Se la llevó al hombre y éste exclamó:

"Esta sí es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Esta será llamada mujer o hembra, porque ha sido formada del hombre".

Por eso el hombre abandona a su padre y a su madre, y se une a su mujer y los dos se hacen una sola cosa.

Dialogo

-¿La relación con su pareja sigue siendo igual que cuando eran novios?

-¿Qué ha cambiado?

-¿Para que creo Dios hombre y mujer?

-¿Qué tiene que hacer la pareja para vivir feliz?

Mensaje:

Las relaciones de pareja suelen comenzar como historias maravillosas en las que todo parece ser color de rosa, pero con el tiempo la rutina y las pequeñas dificultades diarias pueden deteriorar esa unión si no se manejan adecuadamente.

En general cuando conocemos a alguien por quien nos sentimos atraídos ponemos en juego todo nuestro abanico de técnicas de seducción, orientando nuestros comportamientos a conquistar el corazón de la persona elegida. Si lo logramos, comienza entonces una relación de pareja en la cual durante el primer tiempo cuidamos cada detalle y revivimos mentalmente una y otra vez los momentos agradables vividos junto a esa persona. Esto potencia la relación, la nutre y aumenta nuestros deseos de compartir nuestro tiempo con la persona en cuestión.

Al principio, cuando algo nos molesta, solemos dejarlo pasar, preferimos concentrarnos en los recuerdos gratos, pero llega un momento en que la suma de pequeños problemas y desencuentros traen consigo consecuencias que en ocasiones pueden resultar muy negativas. Suele ocurrir entonces que lentamente pasamos de revivir los momentos agradables para rememorar las dificultades. Es muy útil en estos casos revisar nuestros recuerdos para rescatar intencionalmente aquellos instantes placenteros en que nuestro corazón se aceleró marcadamente sólo con un beso, o algún gesto de amor nos estremeció al punto de dejarnos atónitos. Esa es la estrategia que usan quienes viven enamorados, se concentra casi constantemente en los buenos momentos vividos junto a la persona amada.

La mayoría de los problemas de pareja pueden ser entendidos como problemas de comunicación, es frecuente creer que el otro debería saber lo que necesitamos aún sin que se lo digamos.

Mientras esta creencia persista estamos condenados a la decepción, esperando algo que probablemente nunca llegará, pero no por falta de comprensión de nuestro compañero, sino porque nunca se los pedimos adecuadamente.

Hay ciertas áreas que suelen ser puntos de conflicto, por lo cual es conveniente asegurarse de que se ha llegado a un acuerdo satisfactorio para ambos, estas son: las relaciones con la familia allegada, los intereses individuales, el dinero y la sexualidad.

Si cada uno puede expresar sus deseos y preocupaciones abierta y honestamente muchos inconvenientes podrán ser resueltos. Para esto es condición necesaria que ambos se escuchen y sean lo suficientemente flexibles como para aceptar el punto de vista del otro, que no tiene porque coincidir con el propio.

Celebración:

Piensa por unos momentos en tu pareja, trae a tu mente esos hermosos recuerdos que has vivido con ella y elabora una carta dándole gracias a Dios por ello, tómalo de la mano si esta ahora contigo y oren juntos el Padre Nuestro.

Compromiso:

Hablar durante esta semana con mi pareja para recordar los momentos vividos que han sido agradables y los cuales nos han fortalecido y nos seguirán fortaleciendo como pareja y si hay dificultades por resolver hay que dialogar.

Tarea:

Leer en casa con los hijos un texto de la Palabra de Dios cada semana y mirar de qué forma les habla Dios por medio de ella.

Catequesis Número Dos

JESÚS, UNO CON NOSOTROS

Objetivo:

Que las familias descubran la importancia de vivir en unidad y de tener a Jesús como centro de sus hogares para que se acerquen a la sagrada Eucaristía y ella sea fuente de unidad.

Dinámica: “La abejita”: “/Todos quieren bailar como la abejita baila/, primero los pies, las manos también y /zúmbale que zúmbale que zúmbale/; después de cada intervención se invita a que los participantes compartan su nombre y una cualidad que más resalte en esa persona.

Hecho de vida

EL PAN DE CRISTO

El siguiente es el relato verídico de un hombre llamado Víctor. Al cabo de meses de encontrarse sin trabajo, se vio obligado a recurrir a la mendicidad para sobrevivir, cosa que detestaba profundamente.

Una fría tarde de invierno se encontraba en las inmediaciones de un club privado cuando observó a un hombre y su esposa que entraban al mismo. Víctor le pidió al hombre unas monedas para poder comprarse algo de comer.

—Lo siento, amigo, pero no tengo nada de cambio —replicó éste.

La mujer, que oyó la conversación, preguntó:

— ¿Qué quería ese pobre hombre?

—Dinero para una comida. Dijo que tenía hambre —respondió su marido.

— ¡Lorenzo, no podemos entrar a comer una comida suntuosa que no necesitamos y dejar a un hombre hambriento aquí afuera!

— ¡Hoy en día hay un mendigo en cada esquina! Seguro que quiere el dinero para beber

— ¡Yo tengo un poco de cambio! Le daré algo.

Aunque Víctor estaba de espaldas a ellos, oyó todo lo que dijeron. Avergonzado, quería alejarse corriendo de allí, pero en ese momento oyó la amable voz de la mujer que le decía:

—Aquí tiene unas monedas. Consígase algo de comer. Aunque la situación está difícil, no pierda las esperanzas. En alguna parte hay un empleo para usted. Espero que pronto lo encuentre.

— ¡Muchas gracias, señora! Me ha dado usted ocasión de comenzar de nuevo y me ha ayudado a cobrar ánimo. Jamás olvidaré su gentileza.

—Estará usted comiendo el pan de Cristo. Compártalo —dijo ella con una cálida sonrisa dirigida más bien a un hombre y no a un mendigo. Víctor sintió como si una descarga eléctrica le recorriera el cuerpo.

Encontró un lugar barato donde comer, gastó la mitad de lo que la señora le había dado y resolvió guardar lo que le sobraba para otro día. Comería el pan de Cristo dos días. Una vez más, aquella descarga eléctrica corrió por su interior. ¡El pan de Cristo!

— ¡Un momento! —pensó—. No puedo guardarme el pan de Cristo solamente para mí mismo.

Le parecía estar escuchando el eco de un viejo himno que había aprendido en la escuela dominical.

En ese momento pasó a su lado un anciano.

—Quizás ese pobre anciano tenga hambre —pensó—. Tengo que compartir el pan de Cristo

—Oiga —exclamó Víctor—. ¿Le gustaría entrar y comerse una buena comida?

El viejo se dio vuelta y lo miró con descreimiento.

¿Habla usted en serio, amigo?

El hombre no daba crédito a su buena fortuna hasta que se sentó a una mesa cubierta con un hule y le pusieron delante un plato de guiso caliente. Durante la cena, Víctor notó que el hombre envolvía un pedazo de pan en su servilleta de papel.

EL PAN DE CRISTO

— ¿Está guardando un poco para mañana? —le preguntó.

—No, no. Es que hay un chico que conozco por donde suelo frecuentar. La ha pasado mal últimamente y estaba llorando cuando lo dejé. Tenía hambre. Le voy a llevar el pan.

El pan de Cristo. Recordó nuevamente las palabras de la mujer y tuvo la extraña sensación de que había un tercer Convidado sentado a aquella mesa. A lo lejos las campanas de una iglesia parecían entonar a sus oídos el viejo himno que le había sonado antes en la cabeza.

Los dos hombres llevaron el pan al niño hambriento, que comenzó a engullírselo. De golpe se detuvo y llamó a un perro, un perro perdido y asustado.

—Aquí tienes, perrito. Te doy la mitad —dijo el niño.

El pan de Cristo. Alcanzaría también para el hermano cuadrúpedo. San Francisco de Asís habría hecho lo mismo —pensó Víctor.

El niño había cambiado totalmente de semblante. Se puso de pie y comenzó a vender el periódico con entusiasmo.

—Hasta luego —dijo Víctor al viejo—. En alguna parte hay un empleo para usted. Pronto dará con él. No desespere. ¿Sabe? —Su voz se tornó en un susurro—. Esto que hemos comido es el pan de Cristo. Una señora me lo dijo cuándo me dio aquellas monedas para comprarlo. ¡El futuro nos deparará algo bueno!

Iluminación bíblica:

Se invita a que cada participante mire los signos que estarán ubicados en un lugar visible: La imagen de un pan grande, recortes de pedazos de pan sacados del pan grande dependiendo al número de familias, la Biblia, una copa y una hostia, (al igual que los pedazos de pan, la Biblia, la copa y la hostia son dependiendo al número de familias) y reflexione en el significado que le expresa cada uno de ellos.

Se conforman grupos para trabajar por familias.

Conformada cada familia, se destina para ellas un lugar. La actividad consiste en que las familias descubran en quién se logra la verdadera unidad de todos como una sola familia y por medio de qué. La actividad se llevará a cabo por pasos, así:

Lectura del significado del signo.

Entrega del signo a cada familia.

Cita bíblica a reflexionar en la familia.

(Entre cada signo se dejará un espacio apropiado que les permita a las familias reflexionar tanto en el signo, su significado y la cita bíblica)

PAN MATERIAL: Dentro del Padre Nuestro existe la expresión “nuestro pan”, que simboliza la confianza en la providencia de Dios en cuanto a nuestro alimento físico. Es la esperanza que el fiel como hijo deposita en su Padre celestial, cabe resaltar que el pan es conseguido con el esfuerzo diario. El primer acto de ese hecho tan singular de Jesucristo, fue decir ante las turbas: Me da compasión esta pobre gente, porque llevan ya tres días sin comer. Y encarga a los Doce: Dadles de comer vosotros. Y entre el milagro que sale de sus manos y la acción de los apóstoles, queda saciada el hambre de más de cinco mil hombres sin contar las mujeres y los niños. Pan material que no es más que un signo de otro Pan sobrenatural.

La tierra produce para todos panes suficientes, pero hay que repartirlo bien y hacer que les llegue a todos. Por eso pedimos: Danos hoy nuestro pan de cada día.

El signo a entregar: PEDAZOS DE PAN, uno por familia.

Cita Bíblica: ÉXODO 16, 1-4:

(Esta primera cita será leída para todos).

“Partieron de Elim, y toda la comunidad de los israelitas llegó al desierto de Sin, que está entre Elim y el Sinaí, el día quince del segundo mes después de su salida del país de Egipto. Toda la comunidad de los israelitas empezó a murmurar contra Moisés y Aarón en el desierto.

Los israelitas les decían: "¡Ojalá hubiéramos muerto a manos de Yahveh en la tierra de Egipto cuando nos sentábamos junto a las ollas de carne, cuando comíamos pan hasta hartarnos! Vosotros nos habéis traído a este desierto para matar de hambre a toda esta asamblea." Yahveh dijo a Moisés: "Mira, yo haré llover sobre vosotros pan del cielo; el pueblo saldrá a recoger cada día la porción diaria; así le pondré a prueba para ver si anda o no según mi ley”.

Espacio para compartir en la familia.

PAN ESPIRITUAL: LA BIBLIA. Se considera la Palabra de Dios como Pan de Vida, esta enseñanza viene vertida en el Antiguo Testamento, con ella se da a entender que el hombre no solo necesita sustento material, sino necesita calmar la sed con la Palabra de Dios. No se puede alimentar al cuerpo sin alimentar al espíritu.

El signo a entregar: LA BIBLIA, una por familia Cita Bíblica: JUAN 6, 26-27: Esta cita será leída en las familias desde la Biblia recibida.

Jesús les respondió:

"Les aseguro que ustedes me buscan, no porque vieron signos, sino porque han comido pan hasta saciarse. Trabajen, no por el alimento perecedero, sino por el que permanece hasta la Vida eterna el que les dará el Hijo del hombre; porque es él a quien Dios, el Padre, marcó con su sello".

Espacio para compartir en la familia.

SACRAMENTO DE LA EUCARISTÍA:

Es evidente, que quien vaya a Jesús tiene que ir a él como el pan de vida. Y está claro que el querer venir y comer de ese pan presupone e implica que se tiene hambre, hambre espiritual. La Iglesia dispone cada día la mesa en la que se amontonan las Hostias blanquísimas: es sólo cuestión de buen apetito en los cristianos. La Eucaristía viene contenida dentro del Padre Nuestro, es una petición que hace el fiel a Dios; Jesús la instituyó en la Última Cena para que la transmitieran a los hombres de todos los tiempos hasta nuestros días. El pan del Cielo ha quedado figurado en el pan material. El hombre necesita uno y otro, y Jesucristo encarga a su Iglesia que se preocupe de la nutrición de los cuerpos y de las almas: que dé de comer al hombre entero. Por eso pedimos también: ¡Señor, danos siempre ese tu Pan!....

El signo a entregar: LA COPA Y LA HOSTIA.

Cita Bíblica: JUAN 6, 51-58:

“Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que yo daré es mi carne para la Vida del mundo". Los judíos discutían entre sí, diciendo: "¿Cómo este hombre puede darnos a comer su carne?" Jesús les respondió:

"Les aseguro que si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tendrán Vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Porque mi carne es la verdadera comida y mi sangre, la verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él. Así como yo, que he sido enviado por el Padre que tiene Vida, vivo por el Padre, de la misma manera, el que me come vivirá por mí. Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron sus padres y murieron. El que coma de este pan vivirá eternamente".

Espacio para compartir en la familia”.

Dialogo:

- ¿Qué es el pan de cada día?

- ¿Por qué hay tantas personas sin pan?

- ¿Por qué en nuestro tiempo se aprecia poco el pan espiritual?

-¿Qué pasaría si la familia compartiera a diario el pan espiritual y material?

Mensaje

(El mensaje ya está contenido en el trabajo en grupo)

Celebración

De acuerdo al número de familias, llevar recortados varios corazones en los cuales estará escrito uno de los estribillos de la canción “La Familia”; el Catequista inicia en ambiente de oración e invita a que cada familia proclame el estribillo de la canción y junto con él los apellidos de su familia. Al finalizar cantamos o escuchamos el canto; el Catequista da gracias a Dios por la presencia de cada una de las Familias.

Que ninguna familia comience en cualquier de repente

Que ninguna familia se acabe por falta de amor.

La pareja sea el uno en el otro de cuerpo y de mente

Y que nada en el mundo separe un hogar soñador.

Que ninguna familia se albergue debajo de un puente

Y que nadie interfiera en la vida y en la paz de los dos.

Y que nadie los haga vivir sin ningún horizonte

Y que puedan vivir sin temer lo que venga después.

CORO:

La familia comience sabiendo por qué y dónde va

Y que el hombre retrate la gracia de ser papá.

La mujer sea cielo y ternura y afecto y calor

Y los hijos conozcan la fuerza que tiene el amor.

Bendecid Oh Señor las familias, Amén.

Bendecid Oh Señor, la mía también.

Que marido y mujer tengan fuerza de amar sin medida

Y que nadie se vaya a dormir sin buscar el perdón.

Que en la cuna los niños aprendan el don de la vida,

La familia celebre el milagro del beso y del pan.

Que marido y mujer de rodillas contemplen sus hijos,

Que por ellos encuentren la fuerza de continuar.

Y que en su firmamento la estrella que tenga más brillo pueda ser la esperanza de paz y certeza de amar.

Luego se invita a que cada familia se acerque hacia donde se encuentra el Pan grande, adquiera un compromiso y lo comparta, después pegan el pedazo de pan en el pan grande signo de unidad familiar.

Por último se motiva a que rodeen la imagen del pan grande, tomados de la mano y juntos proclaman el Padre Nuestro en signo de gratitud a Dios por congregarlos a todos en Cristo Jesús.

Compromiso:

Cada familia vivenciará el compromiso que se hizo durante la celebración.

Tarea

Compartir con alguien necesitado de lo que tenemos y con nuestras familias compartir la Eucaristía de cada domingo.

Catequesis Número Tres

FAMILIA COMUNICADORA DE LA FE

Objetivo: Fortalecer la vivencia de la fe en las familias para que asuman el compromiso de educar en ella.

Hecho de vida

Se invita a que los catequizándoos se ubiquen con sus padres y se distribuyan por todo el salón, el catequista pasará por cada lugar y dirá al oído de cada padre de familia la siguiente frase “Hijo Dios te ama eternamente” y al oído de la madre “Solo cree en aquél que todo lo puede” (esta frase es para que el padre y la madre del catequizando se la digan a su hijo), el catequista terminando de pasar por cada familia invita a que los catequizandos tomen de la mano a sus padres y les dirijan la siguiente pregunta “¿Qué mensaje me envío Dios?” a lo cual los padres responderán con las frases dichas anteriormente por el catequista, luego se invita a que los padres recuerden la primera oración que enseñaron a su hijo y la rezan tomados de la mano. Terminado este compartir el catequista invita a las familias a que se acerquen y cada catequizando irá nombrando la oración que sus padres le han enseñado. El catequista al final resaltará la necesidad que existe en educar a sus hijos desde el hogar y todo cuanto de ellos deben aprender (valores, participar en la Eucaristía, orar…).

Iluminación bíblica: Juan 10,2-5

El que entra por la puerta es el pastor de las ovejas. El guardián le abre y las ovejas escuchan su voz. Él llama a las suyas por su nombre y las hace salir. Cuando las ha sacado a todas, va delante de ellas y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz. Nunca seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen su voz".

Dialogo:

• ¿Quién es el Pastor?

• ¿Quiénes son las ovejas?

• ¿Cuál es la función de los padres de familia como pastores?

• ¿Cuál es la respuesta de los hijos como ovejas del pastor?

¿Qué compromisos surgen a partir de este texto?

Aquí el catequista resalta la necesidad de que en las familias exista un verdadero conocimiento, acercamiento, dialogo y aprendizaje.

El catequista invita a que cada padre de familia vende los ojos de su hijo y que lo ubique en un punto de partida señalado por el catequista dependiendo del lugar, se pone también un lugar con el letrero “Familias educadoras de fe” que será la meta, el punto de llegada. Entre el punto de partida y la meta cada padre o/y madre guiará a su hijo hacia la meta sin llevarlo de la mano, (colocar obstáculos durante el recorrido o buscar un lugar de terreno múltiple) simplemente utilizando la voz.

Al llegar al punto meta el catequista pide a las familias a compartir la experiencia obtenida a partir de esta dinámica y por último termina resaltando la importancia en orientar la vida de cada uno de sus hijos y la apertura que cada hijo debe tener hacia las enseñanzas de sus padres.

Mensaje:

(Si se desea se puede dejar que esta reflexión sea leída a los padres de familia).

Una pregunta habitual que hacen muchos padres hoy es la siguiente: ¿cómo podremos educar a nuestros hijos en la fe cuando los mensajes de afuera son tan fuertes y contrarios a nuestras creencias?

Todos sabemos que los chicos están rebeldes y el diálogo con ellos no resulta fácil. Además, los cuestionamientos que nos presentan, no siempre son respondidos adecuadamente. En algunos padres surge la tentación de imponerse a través del autoritarismo o la intolerancia y así los hijos se sienten más juzgados e incomprendidos.

Si miramos la realidad para partir de ella, vemos un mundo que va cambiando permanentemente: ya no se vive como hace treinta o cuarenta años, cambió el concepto de autoridad, ya no vivimos en un país masivamente católico, han cambiado las etapas de evolución psicológica y religiosa de niños y adolescentes.

Y también cambió la comprensión de la fe, de los valores y de la vivencia de la fe. Cosas que años atrás parecían indiscutibles, se presentan ahora con un matiz y un perfil diferente o decididamente distinto.

En tiempos pasados, llegábamos a nuestra Primera Comunión luego de una catequesis memorística y hoy se aplica una diferente más orientada a lo vivencial y festivo. Se pasó del concepto de un Dios Juez a la comprensión de un Dios Padre y Amigo; de un pecado vivido como transgresión de la norma a la comprensión del pecado como falta de amor. Aun reconociéndolo así, los adultos pretendemos que la fe, que considerábamos tan fija e inamovible como Dios, se siga viviendo de la misma manera.

Todo cambia pero nos resistimos a aceptar, en nosotros y en nuestros hijos, que hubo "cambios en la fe".

¿Cómo hacer para ir cambiando nosotros y acompañar a la vez, la maduración en la fe de nuestros hijos? La clave y las pistas las encontramos en la misma vida.

Preguntémonos ¿qué hacía Jesús? Él se nos muestra como Maestro y Camino y de Él podemos aprender también hoy.

Ante todo, tendremos que habituarnos a distinguir lo esencial de lo superfluo porque en la fe, no todo tiene el mismo valor y para acompañar a los hijos, tendremos que destacar y valorar lo esencial, distinguiendo el fin de los medios, lo permanente y perdurable de lo pasajero.

El Evangelio nos dice que lo esencial es el amor y la justicia y la voluntad de Dios es que sus hijos desarrollen una vida con autenticidad y libertad. La persona siempre es y será más importante que las normas morales, las reglas o los ritos y, un corazón humilde, arrepentido y agradecido, será el mejor sacrificio que podremos ofrecerle a Dios.

Celebración:

Para este momento se invita a que cada familia comparta el compromiso que suscita esta celebración, las exigencias que nacen y los conceptos erróneos que hay que desechar y en signo de responsabilidad en la educación familiar de la fe se invita a que cada uno de los integrantes tanto padres de familia como catequizándoos pasen al frente y digan con la mano en alto: “Me comprometo con mi Dios, con mi Iglesia, con mi familia y conmigo mismo a defender la fe, vivirla y enseñarla a los que aún no la conocen”, luego pasa a encender su vela de la fe. Se concluye esta celebración con el canto: “Si tuvieras fe…”.

Compromiso:

(El compromiso ya ha sido elaborado y sumido por cada familia en el momento de la celebración)

Tarea:

Buscar una familia con la cual quiera compartir lo que profundizo en este encuentro.

Catequesis número cuatro

ESTA ES NUESTRA FE, ES LA FE DE LA IGLESIA

Objetivo: Que las los padres experimenten lo que significa creer en Jesús y creerle a Jesús para que aporten al crecimiento espiritual de sus hijos.

Dinámica: Marineros-A la orden mi capitán

El barco se está hundiendo ooohhhh chanfle

Y para salvarlo-¿qué hay que hacer?

El coordinador va diciendo: hay que saludarse, hay que

saltar, hay que correr, hay que reírse…

Hecho de vida

Cuentan que un alpinista, desesperado por conquistar el mundo, inició su travesía, después de años de preparación. Subiendo por un acantilado a sólo cien metros de la cima, resbaló y se desplomó por los aires. Caía a gran velocidad, sólo podía ver veloces manchas más oscuras que pasaban en la misma oscuridad, y la terrible sensación de ser succionado por la gravedad.

Seguía cayendo… y en esos angustiantes momentos, le pasaron por su mente todos los gratos y no tan gratos momentos de su vida. Pensaba que iba a morir; sin embargo, de repente, sintió un tirón muy fuerte que casi lo partió en dos… Sí, como todo un alpinista experimentado, había clavado estacas de seguridad con candados a una larguísima soga que lo amarraba de la cintura.

Después de un momento de quietud, suspendido por los aires, gritó con todas sus fuerzas:

- ¡Ayúdame Dios mío!…

De repente, una voz grave y profunda de los cielos le contestó:

- ¿Qué quieres que haga, hijo mío?

- Sálvame, Dios mío.

- ¿Realmente crees que te puedo salvar?

- Por supuesto, Señor.

- Entonces, corta la cuerda que te sostiene…

Hubo un momento de silencio y quietud. El hombre se aferró más a la cuerda y reflexionó…

Cuenta el equipo de rescate que al día siguiente encontraron colgado a un alpinista muerto, congelado, agarrado fuertemente con las manos a una cuerda… a tan solo un metro del suelo.

(El catequista invita a cuchichear sobre el relato que se acabo de leer para ver que mensaje nos deja. Se da unos 5 minutos. Después se invita a socializar y el catequista va visualizando en el tablero los distintos aportes )

Iluminación bíblica: Mateo 14, 22-33

Después de esto, Jesús ordenó a los discípulos: «Suban a la barca y vayan a la otra orilla del lago. Yo me quedaré aquí para despedir a la gente, y los alcanzaré más tarde.».Cuando toda la gente se había ido, Jesús subió solo a un cerro para orar. Allí estuvo orando hasta que anocheció. Mientras tanto, la barca ya se había alejado bastante de la orilla; navegaba contra el viento y las olas la golpeaban con mucha fuerza. Todavía estaba oscuro cuando Jesús se acercó a la barca. Iba caminando sobre el agua. Los discípulos lo vieron, pero no lo reconocieron. Llenos de miedo, gritaron: — ¡Un fantasma! ¡Un fantasma! Enseguida Jesús les dijo: — ¡Cálmense! ¡Soy yo! ¡No tengan miedo! Entonces Pedro le respondió: —Señor, si realmente eres tú, ordena que yo camine también sobre el agua y vaya hasta donde tú estás. Y Jesús le dijo: — ¡Ven! De inmediato Pedro bajó de la barca. Caminó sobre el agua y fue hacia Jesús. Pero cuando sintió la fuerza del viento, tuvo miedo.

Allí mismo empezó a hundirse, y gritó: — ¡Señor, sálvame! Entonces Jesús extendió su brazo, agarró a Pedro y le dijo: —Pedro, tú confías muy poco en mí. ¿Por qué dudaste? En cuanto los dos subieron a la barca, el viento dejó de soplar. Todos los que estaban en la barca se arrodillaron ante Jesús y le dijeron: — ¡Es verdad, tú eres el Hijo de Dios!

Dialogo:

1. ¿El alpinista contaba con la ayuda de Dios?

2. ¿Por qué no se salvó?

3. ¿Por qué empezaron a gritar los discípulos?

4. ¿cómo era la fe de Pedro?

5. ¿Qué relación encuentras entre el hecho de vida y la parábola?

6. ¿Qué haces en tu familia cuando llegan los momentos difíciles?

7. ¿Cómo reconocen la presencia de Dios allí presente?

Mensaje:

La fe es un regalo y tarea.

La fe es un regalo de dios. Por la fe, la persona se entrega entera y libremente a dios. Pero, para dar esta respuesta de fe es necesaria la ayuda de Dios. No quiere decir que la persona reciba este don sin poner nada de su parte, puesto que la persona tiene que abrirse libremente a la fe y esta le llega por la escucha atenta y frecuente de la Palabra de Dios. En este sentido la fe es una tarea constante, es algo que se atiende o se descuida, que aumenta o se pierde, según sea nuestra respuesta.

La fe es fiarse enteramente de Dios.

Nos dice el Papa Benedicto XVI: “Esto es la fe: rendirse a Dios, pero transformando la propia vida. Cosa no siempre fácil. Agustín ha narrado la trayectoria de su fe; especialmente las últimas semanas fue algo horrible; al leerlo se siente como su alma casi se estremece y se retuerce en las luchas interiores.

De este lado, Dios que lo llama e insiste; y de aquel, las antiguas costumbres, “viejas amigas”-escribe él mismo; y me tiraban suavemente de mi vestido de carne y me decían: “Agustín, pero ¿Cómo?, ¿abandonarnos tú? Mira que ya no podrás hacer esto, ni podrás hacer aquello y, ¡para siempre!”. ¡Qué difícil! “me encontraba-dice-en la situación de uno que está en la cama por la mañana. Le dicen: ¡fuera!, levántate, Agustín”. Yo, en cambio, decía: “Si, más tarde, un poco más todavía!. Al fin, el Señor me dio un buen empujón y salí. Ahí está, no hay que decir: Si, pero; si, luego. Hay que decir: ¡Señor, si! ¡Enseguida! Esta es la fe. Responder con generosidad al Señor. Pero ¿Quién dice este sí? El que es humilde y se fía enteramente de Dios”.

La fe es seguridad:

El evangelio nos muestra la fe como camino, como proceso de vida, como si a Dios que se nos muestra en Jesús. La fe, por la que creemos en Dios y aceptamos su mensaje, es una actitud importante que dios coloca en nosotros, para permitirnos vivir en comunión de vida con Él.

Por la fe nos convencemos de que Dios se ha mostrado y nos ha dado a conocer el misterio de su amor y nos ha comunicado su propia vida.

Nuestra fe cristiana es también una firme seguridad de que el sentido de nuestra vida y de nuestro mundo está en Jesucristo muerto y resucitado, quien es al mismo tiempo mediado y plenitud del amor del Padre Dios.

La fe y las obras:

La Fe en Jesucristo, Muerto y Resucitado, nos compromete a decir con nuestra vida que vivimos para Dios en el servicio generoso y desinteresado a los más necesitados.

La fe, entendida como compromiso llena toda nuestra vida, nos libera de la desunión, de la duda del miedo, y da sentido a nuestra vida. Además, nos impulsa a servir y nos da fortaleza en las dificultades.

Nuestra fe en Jesucristo no es una idea, es algo vivo, es una experiencia que abarca y compromete toda nuestra vida, como un desafío en el tercer milenio cristiano.

Celebración:

Por familias realizaran su credo, diciéndole a Jesús que creen en Él. Escribirlo en forma de oración.

Después se comparte el credo en oración y terminan rezando el credo apostólico.

Tarea

Aprendérselo en credo apostólico si no saben.

Catequesis Número Cinco

RECONCILIACIÓN, ENCUENTRO DE AMOR

Objetivo:

Que los padres de familia comprendan la importancia de estar en actitud de conversión permanente, para que vuelvan su corazón a Dios.

Hecho de vida

El coordinador prepara, dentro o fuera del salón, tres lugares para la realización de esta dinámica:

1. Un lugar vacío, donde no haya nada.

2. Un rincón con basura de todo tipo: papel, botellas, cascaras de frutas…

3. Un espacio donde todo este bellamente dispuesto, bien adornado y donde haya un crucifijo.

El coordinador invita a los participantes a recorres los tres lugares, motivándolos así: Estos tres lugares simbolizan nuestra vida. Vamos a ver como están. Además, Dios te va a hablar muy claro y muy fuerte para manifestarte su maravilloso plan. Todos los participantes pasan por cada uno de los lugares para recibir el mensaje y preguntarse:

Lugar 1: Vacío

El coordinador pregunta: ¿tu vida es como este lugar? ¿Le falta algo a tu vida? ¿Para qué sirve una vida vacía? ¿Cuál es el vacío más grande que tienes? ¿Necesitas llenar algún espacio de tu vida? (después der reflexionar por unos momentos pasan al segundo lugar)

Lugar 2: basura.

Tu vida es muy valiosa y hermosa para ti y para los demás: por fuera se ve preciosa; tiene muchas cualidades y capacidades, pero es posible que por dentro sea otra cosa. Podría ser como este lugar tan desordenado y sucio.

Vamos a mirarla por dentro. ¿Es tu vida como un basurero? ¿Hay algo comparable entre este lugar y tu vida? ¿Puedes decir en que se parecen? ¿Hay algo que huele mal en tu vida? ¿Te gustaría que así continuara?

Lugar 3: bien decorado y crucifijo.

Un lugar bien decorado con un crucifijo: Este lugar significa el plan que Dios tiene trazado para ti; conociéndolo puede cambiar toda tu vida. Esta es la solución que nunca has imaginado. ¿Quieres que tu vida se ajuste al plan de Dios? ¿Quieres tener a Jesucristo en tu corazón?

Iluminación bíblica: Lc 15, 11,32

Dijo además: —Un hombre tenía dos hijos.

El menor de ellos dijo a su padre: “Padre, dame la parte de la herencia que me corresponde.” Y él les repartió los bienes. No muchos días después, habiendo juntado todo el hijo menor se fue a una región lejana, y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente. Cuando lo hubo malgastado todo, vino una gran hambre en aquella región, y él comenzó a pasar necesidad.

Entonces fue y se llegó a uno de los ciudadanos de aquella región, el cual le envió a su campo para apacentar los cerdos. Y él deseaba saciarse con las algarrobas que comían los cerdos, y nadie se las daba. Entonces volviendo en sí, dijo: “¡Cuántos jornaleros en la casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!

Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y ante ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros.”

Se levantó y fue a su padre. Cuando todavía estaba lejos, su padre le vio y tuvo compasión. Corrió y se echó sobre su cuello, y le besó. El hijo le dijo: “Padre, he pecado contra el cielo y ante ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo.” Pero su padre dijo a sus siervos: “Sacad de inmediato el mejor vestido y vestidle, y poned un anillo en su mano y calzado en sus pies. Traed el ternero engordado y matadlo. Comamos y regocijémonos, porque este mi hijo estaba muerto y ha vuelto a vivir; estaba perdido y ha sido hallado.” Y comenzaron a regocijarse.

Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando vino, se acercó a la casa y oyó la música y las danzas. Después de llamar a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. Este le dijo: “Tu hermano ha venido, y tu padre ha mandado matar el ternero engordado, por haberle recibido sano y salvo.” Entonces él se enojó y no quería entrar. Salió, pues, su padre y le rogaba que entrase. Pero respondiendo él dijo a su padre: “He aquí, tantos años te sirvo, y jamás he desobedecido tu mandamiento; y nunca me has dado un cabrito para regocijarme con mis amigos. Pero cuando vino éste tu hijo que ha consumido tus bienes con prostitutas, has matado para él el ternero engordado.”

Entonces su padre le dijo: “Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas. Pero era necesario alegrarnos y regocijarnos, porque este tu hermano estaba muerto y ha vuelto a vivir; estaba perdido y ha sido hallado.”

Dialogo:

1. ¿Cuál fue el lugar que te impacto más del hecho de vida?

2. ¿En qué momento se dio la conversión del hijo prodigo?

3. ¿Has sentido en algún momento el llamado de Dios a cambiar tu vida?

3. ¿Cómo se puede relacionar el hecho de vida con el texto bíblico?

Mensaje:

¿Qué es la conversión?

Es una invitación seria de Dios para que abandonemos nuestra manera egoísta de pensar, sentir y obrar, y empezar a pensar, sentir y obrar como lo hace un verdadero hijo suyo. Es seguir el ejemplo de Jesús, que fue obediente hasta la muerte y muerte en la cruz. Porque solo por este camino se puede llegar al encuentro con Dios y los hermanos; dicho de otra forma, es el camino seguro para llegar a la reconciliación.

La conversión, entonces, es un camino lento de cambio, pero no de cualquier cambio, sino de uno que llegue hasta la raíz del mal que lo ha hecho perder el camino. “El punto de partida del camino de conversión es la iniciativa divina de misericordia: Dios es siempre el primero en tender la mano; la balanza siempre se inclina por parte de su bondad”. (Carlo María Martini)

Pero, para que la conversión sea posible, se necesita que el hombre se reconozca pecador, necesitado de la Misericordia de Dios. La actitud lleva de hecho a buscar a Dios. a humillarse delante de Él, Por eso, la conversión traduce la idea de cambiar de rumbo, de echar marcha atrás, de rehacer los pasos. Como lo hizo el Hijo prodigo cuando reconoció su culpa y se puso en camino hacia la reconciliación.

El camino de la reconciliación:

La reconciliación es un encuentro de amor con Jesús vivo, quien sigue calmando la sed, sanando y dando vida al ser humano que reconoce su necesidad de Dios, su vacío interior y su esperanza de ver cada día mejor.

La reconciliación es la fiesta del regreso, del cambio, del perdón. Es la fiesta que celebra la misericordia de Dios en quienes, impulsados por su amor, deciden volver para vivir en comunión con Él y los hermanos. La reconciliación es un encuentro de conversión en el que Dios entra en la vida del ser humano para hacerle mejor hijo suyo y mejor discípulo de su Hijo Jesús, al mismo tiempo, para permitirle experimentar su gran amor de Padre. Pero, no podemos olvidar que este camino de conversión y reconciliación, no es solo personal, sino social y comunitario, porque así como mi pecado afecta a los otros, también mi deseo de ser mejor ayuda a los otros.

Es necesario cambiar mi manera de pensar, sentir y actuar, primero con mis hermanos y luego vivir plenamente mi reconciliación con Dios. (Ver CEC 1868-1869).

Celebración:

El catequista lleva muchas piedras pequeñas, dependiendo del número de padres, a cada uno le da una piedra y le pide que la meta en el zapato y camine así por unos minutos mientras piensa a que debe convertirse, que actitudes tiene que cambiar en su vida. Luego el catequista reparte un papelito en blanco a cada uno y le pide que escriba allí aquellas actitudes que quiere cambiar para acercarse a Dios.

Una vez todos han terminado de hacerlo, se quemaran lo papelitos en una vasija de barro delante del crucifijo. Mientras se queman los papeles el catequista pone un canto que hable de conversión por ejemplo: renuévame Señor Jesús

Nota:

Se recomienda que en este día se cuente con la presencia del sacerdote para que las personas que deseen acercarse al sacramento de la reconciliación puedan hacerlo.

ANEXO

CONVIVENCIA

AUTORIDAD EN EL NÚCLEO FAMILIAR

SALUDO

BIENVENIDA

ORACIÓN (Se les puede poner el audio para que la escuchen y la sigan con el corazón y la mente)

ORACIÓN

Recitar el himno de la familia que se encuentra en el segundo tema, (pag … 18 y 19

AMBIENTACIÓN

CANCIÓN NO BASTA

TEMA

AUTORIDAD EN EL NÚCLEO FAMILIAR

REFLEXIÓN

DOÑA PETRA Y DON NAPOLEÓN

(TRABAJO EN EQUIPO)

Doña Petra y don Napoleón, junto con sus tres hijos, son una familia “feliz”, se le preguntáramos a los vecinos dirían que viven en PAZ, que en esa casa nunca se escucha un grito, una pelea o la más mínima discusión.

Don Napoleón tiene las riendas de su casa, así que él decide los amigos que le conviene sus hijos y para evitar cualquier riesgo, aunque su hijo mayor ya está próximo a 16 años, no lo deja salir a reuniones con sus amigos.

En esta casa solo existe un televisor, y como Don Napoleón tiene sus programas preferidos, tan pronto llega a la casa, independientemente de lo que estén viendo sus hijos o esposa, cambia el canal sin ningún reparo.

Don Napoleón es un músico frustrado, así que el primer regalo que ha dado a sus hijos, cuando han estado en edad de aprender es un instrumento, es una guitarra acompañada de las clases de un profesor, sus hijos han tratado de rebelarse, pero argumenta que es la mejor forma de aprovechar el tiempo; actualmente, si bien continua con las clases, no se percibe ningún avance.

Doña Petra se dedica todo el tiempo al cuidado de sus hijos y esposo, le encanta que su casa este como una “tasita de plata”. A ella le enseñaron desde pequeña que una mujer debe dedicarse a su hogar y que debe evitar a toda costa ir en contra de lo que diga su esposo, aunque cree que a veces ”se le va la mano” los controles, teme disgustarlo y por eso prefiere evitar cualquier discusión.

El hijo menor tiene 8 años, es el más rebelde y varias veces ha cuestionado a su padre cuando le cambia el programa que está viendo, sin embargo, Don Napoleón con una sola mirada hace que el muchachito se “congele” y no discuta.

Como todo niño de 8 años le gusta coleccionar toda clase de “tesoros”: bolitas uñita, monas, trompos, yoyos, etc., en fin, su habitación estaba llena de todas aquellas cosas inútiles para los adultos que son maravillas para un niño.

Don Napoleón cualquier día decidió que su hijo tenía el cuarto lleno de “porquerías”, pidió una bolsa de basura y allí depositó lo que era más valioso para el niño el argumento de Don Napoleón fue que su hijo no necesitaba esas porquerías y que para eso él le compraba juguetes caros.

Hoy su hijo menor da muestras de una gran agresividad y sus padres se preguntan dónde han fallado puesto que ellos han sido “padres ejemplares”. Los hermanos mayores han aprendido a evadir el control y se inventan excusas para salir de la casa, generalmente tareas y trabajos de grupo.

A Trabajar!… tienen 20 minutos!!!

Para discutir en grupo:

Subrayen las conductas de Doña Petra y Don Napoleón que demuestren falta de respeto.

Si ustedes tuviesen al frente a Doña Petra y Don Napoleón, que les recomendarían para apoyar la formación de los hijos basado en el respeto.

ILUMINACIÓN BIBLICA: SIRÁCIDA 30, 1-13

LA AUTORIDAD

“papá, mamá no me peques”

¡Tus golpes no solo hieren mi cuerpo………. Golpean mi corazón!

Me hacen duro y rebelde

Terco, torpe y agresivo

Tus golpes me hacen sentir miserable, pequeño e indigno de ti…….. Mi héroe

Tus golpes me llenan de amargura.

Bloquean mi capacidad de amar, acrecientas mis temores, nace y crece en mí el odio.

Papi, mami tus golpes me alejan de ti

Me enseñan a mentir

Cortan mi iniciativa y creatividad

Mi alegría y mi espontaneidad

No me golpees más…………..

Soy débil e indefenso ante la fuerza de tus golpes

Si no te entiendo hoy ¡pronto lo haré!

Si eres justo e insistes en explicarme más efectivo y grandiosos son tu afecto, tus caricias, tus palabras.

Papi, mami tu grandeza no está en el poder de tu fuerza física.

Tu mi héroe, eres mucho más. Cuando no necesitas de ello para guiarme.

REFLEXIONE Y RESPONDE LAS SIGUIENTES PREGUNTAS

¿Por qué motivo considero importante ejercer la autoridad sobre mis hijos?

¿en qué situación encuentro mayor dificultad para ejercer autoridad con mis hijos?

¿Qué tipo de autoridad ejerzo sobre mis hijos?

¿por qué creo que mis hijos son desobedientes?

¿Qué entiendes por autoridad en la familia?

¿confundes autoridad con violencia?

CONCLUSIONES

ORACIÓN DE LA MISIÓN POR LAS FAMILIAS

Jesús, José y María, en todo tiempo y lugar sed nuestra compañía. Os invitamos a ser huéspedes de amor en nuestras familias. Enseñadnos a vivir como hijos de Dios Padre, a ser hermanos de Jesús y templos del Espíritu Santo. Conceded a los esposos el don del amor fiel y fecundo, a los hijos la obediencia a sus padres, a los hermanos la fraternidad sincera, a los amigos, vecinos y parientes la unidad en la fe y la caridad cristiana. Haced que cada hogar tolimense llegue a ser una “Iglesia Domestica” bendecida con nuevos hijos, que engrandezcan la Iglesia y trabajen por el desarrollo y la paz de Colombia. Haced, de cada uno de nosotros, auténticos discípulos misioneros de Cristo en medio de nuestros hermanos. Amén.

+Flavio calle Zapata

Arzobispo de Ibagué

Misión de la Familia 201