20 April 2024
 

10 de enero 2017.  Padre. Raúl Ortiz Toro – Docente seminario mayor, Popayán, Colombia.  Nos ha llegado el año 2017 y con él dos acontecimientos que ocuparán gran parte de nuestra atención, uno en cada semestre. En primer lugar, durante este año, pero especialmente el 13 de mayo, se celebrará el centenario de las visiones de los pastorcitos en Fátima. El Papa Francisco ha declarado el Año Santo Jubilar, no de carácter universal sino particular, para la celebración de este acontecimiento, que va desde el pasado 27 de noviembre de 2016 hasta el 26 de noviembre de 2017.

Está contemplado que durante el año, los peregrinos al Santuario de Nuestra Señora de Fátima, en Portugal, puedan ganar la indulgencia plenaria pero que, además, en cualquier lugar del mundo, los fieles devotos ganen la indulgencia plenaria en seis ocasiones: el día 13 de los meses entre mayo y octubre, pues en estos meses fueron constatadas las visiones de los pastorcitos hace cien años. 

Además de los acostumbrados requisitos: confesión, comunión, oración por el Santo Padre, debe hacerse una visita a algún templo o capilla donde se tenga expuesta la imagen de Nuestra Señora de Fátima y se haga un momento de oración. La devoción a Nuestra Señora de Fátima adquirió gran relieve, sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial, y se hizo aún más fuerte en el pontificado de Juan Pablo II pues recordemos que el 13 de mayo de 1981 sufrió aquel aterrador atentado en la Plaza de San Pedro y al año siguiente peregrinó a Fátima y dejó allí en la base de la corona de la imagen, la bala que fue extraída de su cuerpo. Recordemos que también adquirió popularidad esta advocación a causa de los famosos “secretos de Fátima” cuya tercera parte fue revelada el 13 de mayo del año 2000 por San Juan Pablo II a través de su Secretario de Estado, Angelo Sodano, donde se hablaba de la muerte cruenta de un obispo vestido de blanco. 

El Papa Wojtyla asumió con seguridad que se trataba de él pues el 13 de mayo de 1994 afirmó: “fue una mano materna la que guió la trayectoria de la bala y el Papa agonizante se detuvo en el umbral de la muerte”. Es ya famosa la interpretación que de ese secreto hizo el entonces Cardenal Ratzinger, poniendo muy bien en su contexto lo que representa una profecía, quitándole el significado de inmutabilidad: “Que 'una mano materna' haya desviado la bala mortal muestra sólo una vez más que no existe un destino inmutable, que la fe y la oración son poderosas, que pueden influir en la historia y, que al final, la oración es más fuerte que las balas, la fe más potente que las divisiones". Ya tendremos ocasión de hablar de ese tema. 

 

En el segundo semestre de 2017 habrá un tema controvertido: la conmemoración del quinto centenario de la Reforma luterana, el 31 de octubre, cuando el Papa viaje a Suecia para una ceremonia conjunta. Desde el año pasado, cuando se supo que el Papa Francisco está interesado en no desaprovechar este acontecimiento para manifestar una ocasión ecuménica, no pocos se han ido lanza en ristre por lo que han considerado una provocación descabellada. Seguramente desearían aquellos que el Papa conmemore estos quinientos años anatematizando la Reforma pero lo que va a suceder es que se van a presentar varios encuentros académicos y ejercicios de acercamiento con la Federación Luterana Mundial y el Consejo Mundial de Iglesias. Recordemos que, como abre bocas, se celebró en el Vaticano en el 2016 el simposio internacional e interreligioso: “Señales de perdón – Caminos de Conversión – Practica de Penitencia: una Reforma que llama a todos”. Hemos de tener en cuenta, además, que según la declaración conjunta entre el Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos y la Federación Luterana Mundial, el evento destacará “los sólidos progresos ecuménicos entre católicos y luteranos y los dones conjuntos recibidos a través del diálogo”. No faltarán los del grito en el cielo, pero ya tendremos tiempo, también, de sentar nuestra opinión.