4 de febrero 2017. Autor: Padre. Raúl Ortiz Toro. Docente seminario mayor, Popayán, Colombia. En días pasados se conoció la noticia que un sacerdote en Colombia había sido suspendido por su obispo debido a “su rechazo a las enseñanzas doctrinales y pastorales del Santo Padre Francisco, principalmente con respecto al Matrimonio y a la Eucaristía”; específicamente, al parecer, la suspensión estuvo provocada por ciertas posturas en contra de la Exhortación Apostólica “La Alegría del Amor” (Amoris Laetitia) del 19 de marzo de 2016.
Sin conocer las declaraciones específicas del sacerdote en cuestión voy a tratar sucintamente lo que el Papa ha expresado en el documento y que, bien entendido, no tendría que provocar inquietud en un agente de pastoral: El Papa exalta el papel fundamental del Matrimonio y de la Familia para la vida de la Iglesia y de la sociedad. En consecuencia, como la Iglesia no excluye a nadie tiene en consideración también un acercamiento a los que se han divorciado y han realizado segundas nupcias civilmente. En ningún numeral de la Exhortación el Papa decreta la comunión a los divorciados en tal situación; sí invita a los sacerdotes al “discernimiento pastoral”.
¿Qué es el discernimiento pastoral? Primero, un acompañamiento pastoral a todos los divorciados (A.L., 299): “Que no solo sepan que pertenecen al Cuerpo de Cristo que es la Iglesia, sino que puedan tener una experiencia feliz y fecunda”. Segundo, un discernimiento sobre el tipo de relación (A.L., 298): es decir, entre los mismos divorciados hay variables: hijos o no, fidelidad o infidelidad, entrega generosa o egoísmo, compromiso cristiano o alejamiento de Dios, conocimiento de su irregularidad o ignorancia sobre su pecado. Cada caso es distinto. Tercero, por eso, también es un discernimiento sobre las formas de participación: así pues, según el caso concreto y conocido, el pastor, por ejemplo, puede permitir que un divorciado proclame la Palabra en la Misa dominical o no, que haga parte del equipo que visita a los enfermos o no, que sea padrino de bautismo o no, etc. No es simplemente decir: “todos pueden”, sino: “esta persona, a la que le he hecho acompañamiento, podría hacerlo”.
En tercer lugar, el discernimiento pastoral no prescinde de la verdad y la caridad (A.L., 300): El Papa advierte que no deben darse casos de “excepciones” por privilegios a cambio de favores o por simple amistad. Los que señalan que Francisco permitió que los divorciados vueltos a casar comulgaran en la Eucaristía, desconocen las enseñanzas de dos Papas que sí la permitieron con ciertas condiciones (la más relevante la continencia sexual plena) como Juan Pablo II (Familiaris Consortio, 84 – párrafo 5) y Benedicto XVI (Sacramentum Caritatis, 29).
No en los numerales sino en las notas 329 y 351 de Amoris Laetitia el Papa Francisco sugiere que como resultado del discernimiento pastoral los divorciados podrían tener el consuelo de los sacramentos. Pero si un sacerdote por discernimiento cree que en ese caso concreto “La Iglesia, fundándose en la Sagrada Escritura reafirma su praxis de no admitir a la comunión eucarística a los divorciados que se casan otra vez” (Familiaris Consortio, 84, párrafo 4), pues al sacerdote nadie lo obliga, ni siquiera el Papa Francisco, a dar la comunión a esos divorciados vueltos a casar. Porque el Papa ha dicho: “Discernimiento” uno a uno, caso a caso. Y si el sacerdote decide que no, pues no.
Por eso hay que saber qué es el discernimiento. Hay que saber leer y comprender. Yo, personalmente, no he permitido a ningún caso de estos acercarse a la comunión y sin embargo asumo magisterialmente Amoris Laetitia en su totalidad. Porque yo le he hecho la pregunta al solicitante divorciado: ¿Crees que comulgar es la única vía para estar en comunión con el Señor? ¿A conciencia te sientes con capacidad de recibirlo viviendo en tu relación irregular? Muchas veces la persona interrogada descubre que no se sentiría tranquila en su conciencia recibiendo la comunión en dicho estado. Lo ideal es que la misma persona descubra el asunto y no lo sienta simplemente como una negativa de la Iglesia. Por ello el pastor debe alentar a que la persona conozca otros medios complementarios para vivir la comunión con Cristo y la Iglesia como lo son la participación dominical en la Eucaristía aun cuando no se comulgue, la oración diaria, las obras de caridad, el testimonio de vida ejemplar, la devoción mariana, etc. Discernimiento, hermanos sacerdotes, discernimiento. Correo: Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Necesita activar JavaScript para visualizarla.