2 de noviembre de 2015. Padre. Raúl Ortiz Toro - ¿Dar culto a los muertos?. El mes de noviembre es tradicionalmente llamado "mes de los fieles difuntos" debido a que el 2 de este mes se conmemora a quienes ya han salido de esta vida. Para el ser humano, la muerte es la "situación límite" que suele experimentarse con mayor
incertidumbre, temor y miedo. Por este motivo, en todas las culturas antiguas y modernas, de diversos modos, suele haber una rememoración de quienes ya no están físicamente como un modo de enfrentar lo desconocido y prepararse para ese acontecimiento por el cual todo ser vivo debe pasar. Contrario a lo que se piensa, el cristiano verdadero no da culto a los muertos sino que conmemora a quienes ya pasaron de este mundo a la eternidad. Conmemorar significa hacer memoria viva de un acontecimiento o de una persona. Por este motivo la correcta actitud en este mes ha de ser:
1.Dar gracias a Dios por los seres queridos difuntos (familiares, amigos, benefactores e incluso desconocidos) pues durante su vida mortal seguramente nos dejaron buenos recuerdos, buenas actitudes, el regalo de su fe y su testimonio de vida. Si se trata de los padres o abuelos, dar gracias a Dios por la transmisión de la vida de la cual ellos hicieron parte como instrumentos del Señor.
2. Orar para que el Señor perdone los pecados por los cuales el difunto no haya pedido perdón en el Sacramento de la Confesión. Lo dice el salmo 142: "Ningún hombre es inocente frente a Ti"; todos cometemos errores, somos frágiles y por ello la existencia del Purgatorio es incuestionable: se trata de la "purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del cielo" (Catecismo, No. 1030). Seríamos un poco soberbios si quisiéramos quitar el purgatorio, pretendiéndonos demasiado perfectos y purificados para pasar de la muerte física al gozo eterno del cielo. No está de más anotar que el purgatorio no es un lugar; tampoco allí existe el tiempo. Por eso no nos preguntamos: ¿Dónde está ubicado? ¿Cuánto tiempo tendré que pasar allí? El purgatorio es un estado, un proceso, no una realidad espacio temporal.
3. Basados en el conocido texto de 2 Macabeos 12, 46 donde Judas Macabeo ofrece un sacrificio expiatorio en favor de los muertos, los cristianos católicos ofrecemos sufragios en su favor, especialmente la celebración de la Santa Eucaristía. Pero también la Iglesia recomienda "las limosnas, las indulgencias y las obras de penitencia en favor de los difuntos" (Catecismo No. 1032). De modo que en estos días podemos aplicar estas obras de religión por ellos; a propósito, las eucaristías no se han de celebrar "A las almas" sino "Por los fieles difuntos", un término más preciso que adopta el Catecismo; suele existir la creencia de que las almas de los difuntos hacen favores, conceden gracias y obran milagros. Si bien es cierto que el Catecismo explica que "Nuestra oración por los difuntos puede no solamente ayudarles, sino también hacer eficaz su intercesión en nuestro favor" (No. 958), no obstante quien obra la gracia es Dios mismo con su infinito poder.
4. Conmemorar a los fieles difuntos es también hacer un examen de nuestra vida; cantamos en la liturgia: "Somos los peregrinos, que vamos hacia el cielo...". Eso implica estar con las lámparas encendidas, es decir, hacer el bien, acercarnos con frecuencia a la oración, apreciar lo que tenemos. La muerte ha de volvernos sensatos, como lo dice el salmista: "Ayúdanos, Señor, a calcular nuestros años, para que adquiramos un corazón prudente" (salmo 90). Padre. Raúl Ortiz Toro. Docente del Seminario Mayor San José de Popayán. Colombia