6 October 2024
 

 

 

 

 

18 de mayo 2017.  El amor de Jesús no tiene límite, a diferencia de los amores mundanos que buscan poder y vanidad. Y el cristiano debe transmitir alegría a la gente porque el amor de Dios el en centro de la vida de un cristiano. Esta fue la idea central de la homilía del papa Francisco en la Casa Santa marta durante la misa matutina de este jueves. 

Jesús nos pide que permanezcamos en su amor “porque es el amor del Padre”, a la vez que nos invita a poner en práctica sus mandamientos. Y si bien los diez mandamientos son la base, el fundamento, es necesario seguir “todas las cosas que Jesús nos ha enseñado, estos mandamientos de la vida cotidiana”, que representan “un modo de vivir cristiano”. El sucesor de Pedro añadió que son muchos los mandamientos de Jesús, si bien el núcleo es uno: “el amor del Padre hacia Él y el amor de Él hacia nosotros”. 

“Existen otros amores. También el mundo nos propone otros amores: el amor al dinero, por ejemplo; el amor a la vanidad, pavonearse; el amor al orgullo; el amor al poder, y también haciendo tantas cosas injustas para tener más poder… Son otros amores, éstos no son de Jesús, ni son del Padre. Él nos pide que permanezcamos en su amor, que es el amor del Padre”. Invitó a pensar también “en estos otros amores que nos alejan del amor de Jesús. Además, hay otras medidas para amar: amar a medias, y esto no es amar. Una cosa es querer y otra cosa es amar”. 

 

Por ello indicó el Papa “amar es más que querer”. Y se preguntó: ¿“Cuál es la medida del amor?”, “la medida del amor es amar sin medida” y cumpliendo estos mandamientos que Jesús nos ha dado, “permaneceremos en el amor de Jesús que es el amor del Padre, es el mismo. Sin medida. Sin este amor tibio o interesado”. “El gran amor a Él es permanecer en este amor. Y añadió que el “amor y la alegría son un don”, dones que debemos pedir al Señor. El Pontífice recordó que de reciente un sacerdote elevado a obispo le comentó esta noticia a su papá, un anciano obrero pero con la sabiduría de la vida, quien le aconsejó: ‘Obedece y da alegría a la gente’. “Nuestra misión cristiana es dar alegría a la gente” dijo el Pontífice, indicando la oración apenas rezada: “Que el Señor cuide este don de permanecer en el amor de Jesús para poder dar alegría a la gente”. Fuente:  Zenit.