23 November 2024
 

 

 

 

 

3 de julio 2017. Autor: Padre, Mario García Isaza. Formador, seminario mayor, Ibagué, Colombia. Mi desacuerdo … He leído atentamente, como lo hago casi a diario, las columnas que publica hoy, domingo 1 de julio, el magnífico blog (periódico virtual) “La Linterna Azul”. Y he de decir que experimenté un sentimiento de extrañeza, por decir lo menos, con las de los doctores Jesús Vallejo Mejía y Rafael Uribe Uribe. Y me explico.

Ante la próxima visita que el Papa Francisco nos hará a los colombianos, muchos han planteado, y especialmente lo ha hecho la Iglesia colombiana por boca del señor Nuncio Apostólico y de la Conferencia Episcopal, la importancia y la necesidad de que ésa, que es una visita netamente apostólica y pastoral, no sea mañosamente utilizada y desvirtuada con fines políticos u otros cualesquiera distintos de los que ella tiene; la oscura y desconcertante coyuntura por la que atraviesa nuestro país, al que un gobierno nefasto le ha hecho perder el rumbo, puede dar pie a que se le asignen a la visita papal un sentido  y unos objetivos que no tiene, en absoluto. Ya, en varias ocasiones, el gobierno ha dado asomo de esa sinuosa intención. Pues, con todo el respeto, tengo que decir que los doctores Vallejo Mejía y Uribe Uribe han caído en esa asechanza. Permítanme ellos, y permítame La Linterna expresar mi cordial desacuerdo.

Trazan los dos distinguidos columnistas, cada uno desde su ilustrada óptica y sólidos conocimientos, un cuadro muy real de los males que aquejan a nuestra patria, de la postración social, moral y económica en que hemos caído, de las consecuencias desastrosas que tiene y tendrá en el futuro para Colombia el malhadado acuerdo que el presidente, pisoteando la decisión del pueblo que lo rechazó y lo invalidó, le quiere imponer al país. Y con ese cuadro, ¡ay!, estoy totalmente de acuerdo. Es proceloso el horizonte de la patria; las componendas perversas y ciegas del gobierno con los enemigos de la democracia, conducen a una sima de profundidad y lobreguez inmensurables. Y le costará a Colombia mucho y largo sufrimiento reparar, si es que son reparables, los daños que le han inferido unos dirigentes insensatos y unos rebeldes infames, que se nutren de las doctrinas del ateísmo marxista. Pero, - y aquí está mi desacuerdo - ¿en virtud de qué extraña ilación concluyen los doctores Vallejo y Uribe su exposición hablando de la visita del Santo Padre, preguntándose el uno si el Papa vendrá a pedirnos la aceptación de los bandidos como nuestros futuros gobernantes, y hablando de “la apostasía de la Iglesia que se aproxima”, y el otro si Su Santidad vendrá a perdonar a los terroristas pertinaces y mencionando una supuesta claudicación de la Iglesia…? Yo, sinceramente, compartiendo como he dicho su visión de la triste realidad del país bajo este gobierno, no veo de dónde sacan conclusión semejante.

 

No, respetados y queridos amigos, ¡el Papa no viene a nada de eso! Él viene, Pastor Universal, a hablarnos de Evangelio; viene a invitarnos a “dar un paso” hacia Dios, a confirmarnos en la fe, que esa es su misión como sucesor del apóstol que escuchó de labios del Maestro:” Ego rogavi pro te ut non deficiat fides tua; et tu…confirma fratres tuos” (Lc. 22,32). Y nos hablará, claro que sí, como en el poema de Jorge Robledo, “de paz, y de justicia, y de perdón, y de alegría, y de hermandad y comprensión…y de que el hombre necesita amar al prójimo y sembrar sus silencios y sus voces como si fueran granos de mostaza”. Pero cuando nos hable de todo eso y de muchas cosas más, no estará, ¡no, que no! , justificando el crimen, ni prohijando la impunidad, ni respaldando convenios nefandos, ni avalando conductas, públicas o privadas, que socaven la verdad y los principios que brotan del mensaje cristiano. El Papa viene a darnos una voz  de esperanza; viene  a recordarnos a todos, creyentes y no, cuáles son las proyecciones y los deberes que nacen de nuestra fe, y nuestro deber de luchar por la construcción de un mundo más acorde con el querer del Padre. No nos dejemos extraviar, no nos prestemos para la tergiversación; abramos desde ya el corazón y la mente al mensaje papal, que será mensaje de Cristo. Correo: Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Necesita activar JavaScript para visualizarla.