23 November 2024
 

 

 

 

 

3 de septiembre 2017. En su reflexión este domingo antes del rezo del Ángelus Regina coeli, el Papa Francisco alentó a los fieles a no tener miedo a la cruz ni a sufrir por amor a Dios, ya que quien pierde su vida por Jesús, la encontrará. “Que María Santísima, que ha seguido a Jesús hasta el Calvario, nos acompañe también a nosotros y nos ayude a no tener miedo a la cruz,

pero con Jesús incluido, la cruz con Jesús, que no temamos sufrir por amor a Dios, a los hermanos, porque este sufrimiento, por la gracia de Cristo, es fecundo de resurrección”, exhortó el Papa.

El Santo Padre meditó sobre el Evangelio de hoy de San Mateo en el que Jesús anuncia que debe ir a Jerusalén y sufrir, tras lo cual Pedro lo aparta y le dice que esto no puede sucederle. Jesús, dijo el Papa, tiene palabras muy duras para Pedro “¡Quítate de mi vista, Satanás!”, y luego, dirigiéndose a los apóstoles agrega: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame”. “Siempre, también hoy, la tentación es la de querer seguir a un Cristo sin cruz, incluso, de enseñar a Dios el camino justo, como hizo Pedro: ‘No Señor, tú no’.  Y Jesús nos recuerda que su vida es el camino del amor, y no hay verdadero amor sin el sacrificio de sí mismo”, explicó el Papa Francisco.

El Santo Padre resaltó que “estamos llamados a no dejarnos absorber por la visión de este mundo, sino a ser siempre más conscientes de las necesidades y de la fatiga para nosotros los cristianos de caminar contra corriente y en salida”. “Jesús completa su propuesta con palabras que expresan una gran sabiduría siempre válida, porque desafían la mentalidad y los comportamientos egocéntricos. Él exhorta: ‘quien quiera salvar la propia vida, la perderá; pero quien pierda la propia vida por mi causa, la encontrará’”. En esta paradoja, prosigue Francisco, “está contenida la regla de oro que Dios ha inscrito en la naturaleza humana creada en Cristo: la regla de que solo el amor da sentido y felicidad a la vida”. “Gastar los propios talentos, las propias energías y el propio tiempo solo para salvarse, custodiarse y realizarse uno mismo, conduce en realidad a perderse, o sea a una existencia triste y estéril”. Si en cambio, dijo el Santo Padre, “vivimos por el Señor y establecemos nuestra vida en su amor, como hizo Jesús, podremos saborear la alegría auténtica; y nuestra vida no será estéril, será fecunda”.

 

“En la celebración de la Eucaristía revivimos el misterio de la cruz, no solo recordamos sino que cumplimos el memorial del Sacrificio redentor en el que el Hijo de Dios se pierde completamente a Sí mismo para recibirse de nuevo por el Padre y así reencontrarnos, que estábamos perdidos junto a todas las criaturas”. El Papa explicó asimismo que “cada vez que participamos en la Santa Misa, el amor de Cristo crucificado y resucitado se comunica a nosotros como alimento y bebida, para que podamos seguirlo en el camino de cada día, en el servicio concreto a los hermanos”.  Fuente: Aciprensa. Walter Sánchez Silva.