28 de septiembre 2017. El Papa Francisco habló del remordimiento de conciencia y de la importancia para todo cristiano del Sacramento de la Reconciliación, e invitó a los fieles a “decir la verdad sobre nuestra vida” y confesar al Señor los pecados “para que perdone”. Al reflexionar sobre el Evangelio de San Lucas, dedicado a la reacción de Herodes ante la predicación de Cristo, el Pontífice explicó que el rey no sabía “qué pensar” de Jesús pero “sentía dentro” algo que “no era una curiosidad”, sino un “remordimiento en el alma”, “en el corazón”.
Pero se le entregó Jesús a Pilatos, cometiendo “un crimen a través de otro”, “el remordimiento de la conciencia con otro crimen”, como quien “asesina por temor”.
Es “una llaga que cuando en la vida hemos hecho algún mal, hace mal. Pero es una llaga oculta, no se ve; ni siquiera la veo yo, porque me acostumbro a llevarla y después se anestesia. Y allí algunos la tocan, pero la llaga está dentro. Y cuando esa llaga hace mal, sentimos remordimiento. No solo soy consciente de haber causado el mal, sino que lo siento: lo siento en el corazón, lo siento en el cuerpo, en el alma, lo siento en la vida. Y de ahí la tentación de cubrir esto para no sentirlo más”. Pero es “una gracia sentir que la conciencia nos acusa, nos dice algo”. Francisco también manifestó que “ninguno de nosotros es un santo” y todos tenemos que ver los pecados “de los otros”, compartiendo el sufrimiento de los demás.
“Nosotros debemos –permítanme la palabra– ‘bautizar’ la llaga, es decir, darle un nombre. ¿Dónde tienes la llaga? '¿Cómo hago, padre, para echarla fuera?’. ‘Primero de todo, reza: Señor, ten piedad de mí que soy un pecador’. El Señor escucha tu oración. Después examina tu vida. ‘Si no veo cómo y dónde está el dolor, de dónde viene, que es un síntoma, ¿cómo hago?’. ‘Pide ayuda a alguno que te ayude a salir; que salga la llaga, y después dale un nombre’. ‘Tengo este remordimiento de conciencia porque he hecho esto, concreto’; la concreción. Y esta es la verdadera humildad ante Dios y Dios se conmueve ante la concreción”.
El Papa aseguró que diciendo hechos concretos se hace “salir la verdad” y “así se cura”. “Aprender la ciencia, la sabiduría de acusarse a sí mismo. Yo me acuso a mí mismo, siento el dolor de la llaga, hago de todo para saber de dónde viene este síntoma y después me acuso a mí mismo”. “No tener miedo de los remordimientos de conciencia: son un síntoma de salvación. Tened miedo de cubrirlos, de maquillarlos, de disimularlos, de esconderlos… Eso sí., pero si se es claro el Señor nos sana”. Evangelio comentado por el Papa: Lucas 9:7-9 Fuente: Aciprensa. Álvaro de Juana.