CONSTRUIR JUNTOS UN PAÍS QUE SEA PATRIA Y CASA PARA TODOS
Los obispos católicos de Colombia, como ciudadanos y como pastores, consideramos que los comicios que tendrán lugar en el primer semestre de 2018 son una oportunidad para dar juntos “un nuevo paso” hacia la construcción de un país que sea patria y casa para todos, recordando que Colombia necesita la participación de todos para abrirse al futuro con esperanza 1.
Proponemos a los fieles católicos y a todas las personas de buena voluntad algunos criterios y fundamentos para un voto responsable, libre y consciente.
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Involucrémonos en el proceso electoral, derrotemos la indiferencia y comprometámonos. El voto es un derecho inalienable y un deber fundamental. Hay que acabar con el alto abstencionismo que históricamente ha caracterizado nuestras elecciones; ninguno debería privarse de votar. La Iglesia católica no tiene ni avala un partido político o un determinado candidato, pero sí invita a sus fieles y, en general, a todos los ciudadanos, a involucrarse en la política con la participación en el debate democrático con seriedad y responsabilidad.
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Reforcemos con el voto el comportamiento ético de nuestra sociedad y acabemos con la corrupción. Es inmoral e ilegal comprar y vender votos por dinero, regalos o puestos, pues esta práctica no sólo vicia el mismo proceso democrático, sino que atenta contra la dignidad de la persona y el desarrollo integral de todos. No sigamos permitiendo delitos como el fraude en la inscripción de cédulas, la suplantación, la financiación corrupta de campañas y la alteración de los resultados en las urnas.
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Exijamos campañas transparentes y que favorezcan la unidad. Tenemos que lograr que las próximas elecciones y el debate que las precede no generen mayor polarización, y en cambio promuevan el respeto, el diálogo y la creatividad política que necesita el país en este momento. Pensemos en el bien común; superemos peleas, insultos, fanatismos, mentiras e irrespetos que provocan más división y violencia. Las campañas políticas que se sustentan en intereses particulares, que se financian ilícitamente o que derrochan injustamente el dinero atentan contra la democracia y generan confusión en el electorado.
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Analicemos cuidadosamente la trayectoria y las propuestas de los candidatos. Para dar nuestro voto responsablemente, tenemos que llegar a la convicción moral de que la persona, el proyecto político y el equipo de trabajo que se eligen aportarán realmente al bienestar de todos los colombianos.
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Pensemos en las necesidades más urgentes de nuestra nación. Consideremos bien las problemáticas y las posibilidades que tiene el país, para poder examinar y elegir adecuadamente a los candidatos que logren poner en marcha soluciones de fondo. No nos dejemos llevar simplemente por propuestas populistas, por simpatías y antipatías o por intereses particulares.
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Elijamos a quienes les duela la realidad de los colombianos. Colombia necesita ser gobernada por personas íntegras, honestas, dignas, competentes, capaces de vencer la corrupción y la violencia, que se preocupen por la salvaguarda de la casa común. Debemos elegir a quienes quieran afrontar las situaciones de injusticia, enfermedad, drogadicción, desempleo y falta de oportunidades que está padeciendo el país en las ciudades y en los campos; a quienes estén decididos a comprometerse con los más pobres y puedan poner su mirada en todos aquellos que son excluidos y marginados.
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Aseguremos el país sobre valores fundamentales y protejamos su institucionalidad. Debemos afrontar, con claridad y determinación, la colonización ideológica de opciones políticas y legislativas que contradicen valores fundamentales y principios antropológicos y éticos arraigados en la naturaleza del ser humano2. Apoyemos con nuestro voto, siguiendo la enseñanza de la Iglesia, a quienes defiendan la dignidad de la persona, la vida en todas sus etapas, la familia fundada en el matrimonio entre hombre y mujer, el derecho primario de los padres en la educación de sus hijos, la libertad religiosa y las instituciones democráticas. Valoramos el servicio de quienes están dispuestos a asumir los cargos públicos animados por el anhelo de hacer el bien a todos.
Invitamos a los políticos católicos a participar en el proceso democrático con la conciencia de que la política es una alta forma de caridad que implica afrontar retos de gran magnitud y de que deben hacerla iluminados con la luz del Evangelio y desde los principios de la Doctrina Social de la Iglesia.
Pedimos a todos los candidatos que lideren la marcha de la ciudadanía hacia una democracia madura y participativa, así como a la consolidación de la justicia, de la unidad y de la paz anheladas por nuestro pueblo3.
Los corazones jóvenes se estimulan ante desafíos grandes. En este momento crucial de nuestra historia llamamos especialmente a los jóvenes a participar activamente en los procesos electorales, pues ellos tienen el potencial necesario para construir la nación que soñamos.
Conscientes de que la dimensión espiritual es necesaria para la construcción integral de una nación, oremos todos a Dios para que nos dé la lucidez y la responsabilidad para elegir a nuestros próximos gobernantes.
1. Discurso del Papa Francisco a las autoridades colombianas. Bogotá, 7 de septiembre de 2017.
2. Cfr. Benedicto XVI. Discurso a los participantes en la IV Asamblea Eclesial Nacional Italiana. Verona (Italia), 19 de octubre de 2006.
3. Cfr. Mensaje audiovisual del Papa Francisco a los participantes en el Encuentro de católicos con responsabilidades políticas al servicio de los pueblos latinoamericanos. Bogotá, 1 de diciembre de 2017.