Jesús ante la muerte

Benedicto XVI: Jesús en la cruz triunfa sobre nuestro sufrimiento

Discurso del papa en la audiencia general

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 8 febrero 2012

                Queridos hermanos y hermanas:

Hoy me gustaría reflexionar con ustedes sobre la oración de Jesús ante la inminencia de su muerte, reflexionando sobre lo que nos refieren san Marcos y san Mateo. Los dos evangelistas describen la oración de Jesús agonizante no solo en la lengua griega, en la que está escrita su historia, sino por la importancia de esas palabras, también en una mezcla de hebreo y arameo. De esta manera han transmitido no sólo el contenido sino incluso el sonido que esta oración ha tenido en los labios de Jesús: escuchamos realmente las palabras de Jesús tal como fueron. Al mismo tiempo, han descrito la actitud de los presentes en la crucifixión, que no entienden --o no quieren entender-- esta oración.

Escribe san Marcos, como hemos escuchado: "Llegada la hora sexta, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona. A la hora nona gritó Jesús con fuerte voz: "Eloí, Eloí, ¿lemá sabactaní?", que quiere decir: "¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado?" (15,34). En la estructura de la historia, la oración, el grito de Jesús se sitúa al final de tres horas de oscuridad, que desde el mediodía hasta las tres de la tarde, cayó sobre toda la tierra. Estas tres horas de oscuridad, a su vez, son una continuación de un anterior lapso de tiempo, también de tres horas, que comenzó con la crucifixión de Jesús. El evangelista san Marcos nos informa por cierto que: "Eran las nueve de la mañana cuando le crucificaron" (cf. 15,25). De todas las indicaciones de tiempo de la historia, las seis horas de Jesús en la cruz se dividen en dos partes equivalentes cronológicamente.

En las primeras tres horas, desde las nueve hasta las doce, vienen las burlas de los diferentes grupos de personas que muestran su escepticismo, que dicen no creer. San Marcos escribe: "Los que pasaban por allí lo insultaban" (15,29), "igualmente los sumos sacerdotes se burlaban entre ellos junto con los escribas" (15,31), "también le injuriaban los que con él estaban crucificados" (15,32). En las siguientes tres horas, desde el mediodía "hasta las tres de la tarde", el evangelista habla sólo de la oscuridad que descendió sobre toda la tierra: la oscuridad ocupa sola toda la escena sin ninguna referencia a movimientos de personajes o a palabras. Cuando Jesús se acerca cada vez más a la muerte, solo está la oscuridad que cae "sobre toda la tierra." Incluso el cosmos participa en este evento: la oscuridad envuelve personas y cosas, pero incluso en esta hora oscura Dios está presente, no abandona. En la tradición bíblica, la oscuridad tiene un significado ambivalente: es un signo de la presencia y de la actividad del mal, pero también de una misteriosa presencia y acción de Dios que es capaz de vencer toda tiniebla. En el libro del Éxodo, por ejemplo, leemos: "Yahvé dijo a Moisés: ‘Yo me acercaré a ti en una densa nube’" (19,9) y otra vez: "Y la gente se mantuvo a distancia mientras Moisés se acercaba a la densa nube donde estaba Dios" (20,21). Y en los discursos del Deuteronomio, Moisés dice: "La montaña ardía en llamas hasta el mismo cielo, entre tenebrosa nube y nubarrón" (4,11); ustedes "oyeron la voz que salía de las tinieblas, mientras la montaña ardía" (5,23). En la escena de la crucifixión de Jesús las tinieblas envuelven la tierra y son tinieblas de muerte en las que el Hijo de Dios se sumerge para dar vida, con su acto de amor.

Volviendo a la narración de san Marcos, frente a los insultos de los diversos tipos de personas, en la oscuridad que se cierne sobre todo, en el momento en que está frente a la muerte, Jesús con el grito de su oración muestra que, junto al peso del sufrimiento y de la muerte, en que parece haber abandono, ausencia de Dios, Él tiene la plena certeza de la cercanía del Padre, que aprueba este acto supremo de amor, de entrega total de sí mismo, a pesar de que no se escuche, como en otras ocasiones, la voz que viene de lo alto. Leyendo los evangelios, nos damos cuenta que en otros momentos importantes de su vida terrena, Jesús había visto signos asociados con la presencia del Padre y la aprobación de su camino de amor, incluso la voz clarificadora de Dios. Así, en la historia que sigue al bautismo en el Jordán, al abrirse los cielos, había escuchado la palabra del Padre: "Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco" (Mc 1,11). Después en la transfiguración, al signo de la nube le acompañó la palabra: "Este es mi Hijo amado, escúchenle" (Mc 9,7). En cambio, al acercarse la muerte del Crucificado, enmudece, no se oye ninguna voz, pero la mirada del amor del Padre permanece fija en el don del amor del Hijo

Pero, ¿qué significado tiene la oración de Jesús, aquel grito que lanza al Padre: "Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado", ¿la duda de su misión, de la presencia del Padre? ¿En esta oración no es quizás la propia conciencia de haber sido abandonado? Las palabras que Jesús dirige al Padre son el inicio del salmo 22, donde el salmista manifiesta a Dios la tensión entre sentirse abandonado y la conciencia cierta de la presencia de Dios entre su pueblo. El salmista reza: "Clamo de día, Dios mío, y no respondes, también de noche, sin ahorrar palabras. ¡Pero tú eres el Santo, entronizado en medio de la alabanza de Israel!" (vv. 3-4). El salmista habla de "grito" para expresar todo el sufrimiento de su oración ante Dios aparentemente ausente: en el momento de la angustia, la oración se convierte en un grito.

Y esto ocurre también en nuestra relación con el Señor: frente a las situaciones más difíciles y dolorosas, cuando parece que Dios no escucha, no temamos en confiarle todo el peso que llevamos en nuestro corazón, no debemos tener miedo de gritarle nuestro sufrimiento, debemos estar convencidos de que Dios está cerca, aunque aparentemente calla.

Al repetir desde la cruz las mismas palabras iniciales del Salmo, " Elì, Elì, lemà sabactàni?" --"¿Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?" (Mt. 27,46)--, gritando las palabras del Salmo, Jesús ora en el momento del último rechazo de los hombres, en el momento del abandono; ora, sin embargo, con el Salmo, conciente de la presencia de Dios Padre aún en esta hora, en la que se siente el drama humano de la muerte. Sin embargo surge en nosotros una pregunta: ¿cómo es posible que un Dios tan poderoso no intervenga para evitarle a su Hijo esta terrible experiencia? Es importante comprender que la oración de Jesús no es el grito de quien va al encuentro de la muerte con desesperación, ni es el grito de quien se sabe abandonado. Jesús en aquel momento hace suyo todo el Salmo 22, el salmo del pueblo de Israel que sufre, y de este modo toma sobre sí no solo el castigo de su pueblo, sino también el de todos los hombres que sufren por la opresión del mal; y al mismo tiempo, lleva todo esto al corazón de Dios mismo en la certeza de que su grito será atendido en la resurrección, "el grito en el extremo tormento es al mismo tiempo la certeza de la respuesta divina --certeza de la salvación no sólo para Jesús mismo--, sino para «muchos»" (Gesù di Nazaret II, 239-240). En esta oración de Jesús se encierra la máxima confianza y el abandono en las manos de Dios, incluso cuando parece ausente y cuando parece permanecer en silencio, siguiendo un designio para nosotros incomprensible. En el Catecismo de la Iglesia Católica se lee así: "En el amor redentor que le unía siempre al Padre (cf. Jn 8, 29), nos asumió en nuestra separación de Dios a causa del pecado hasta el punto de poder decir en nuestro nombre en la cruz: ‘¿Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?’" (n. 603). El suyo es un sufrimiento en comunión con nosotros y por nosotros, que viene del amor y lleva en sí la redención, la victoria del amor.

Las personas presentes bajo la cruz de Jesús no pueden entender y piensan que su grito es una oración dirigida a Elías. En una escena conmocionada, tratan de saciarle la sed para prolongarle la vida y ver si Elías realmente viene en su rescate, pero un fuerte grito pone fin a su deseo, y a la vida terrena de Jesús. En el momento último, Jesús dejó que su corazón expresara el dolor, pero deja salir, al mismo tiempo, el sentido de la presencia del Padre y el consentimiento de su plan de salvación para la humanidad. También nosotros nos situamos siempre y de nuevo de frente al "hoy" del sufrimiento, del silencio de Dios --lo expresamos muchas veces en nuestra oración--, pero también estamos frente al "hoy" de la resurrección, de la respuesta de Dios que ha tomado sobre sí nuestros sufrimientos, para llevarlos junto con nosotros y darnos la firme esperanza de que serán vencidos (cf. Enc. Spe salvi, 35-40).

Queridos amigos, en la oración traemos a Dios nuestras cruces diariamente, en la certeza de que Él está presente y nos escucha. El grito de Jesús nos recuerda que en la oración, debemos superar las barreras de nuestro "yo" y de nuestros problemas y abrirnos a las necesidades y sufrimientos de los demás. La oración de Jesús agonizante en la cruz nos enseña a orar con amor por tantos hermanos y hermanas que sienten el peso de la vida cotidiana, que viven momentos difíciles, que permanecen en el dolor, sin una palabra de consuelo; traigamos todo esto al corazón de Dios, para que ellos puedan sentir también el amor de Dios que nunca nos abandona. Gracias.

EXISTE EL INFIERNO?

12. Febrero 2012.  Existe el infierno   Alfonso Llano Escobar. S.J.

Fuente:  Periódico el tiempo, Colombia.

                Ya que el tema está sobre el tapete, trataré de aportar alguna precisión sobre el asunto.

De veras, ¿sí existe el infierno? La duda acosa a creyentes y no creyentes. Como sin querer queriendo, unos y otros, y más los últimos, prestan disimulada atención a lo que afirman los papas, lamentablemente apoyándose en las noticias superficiales y desorientadoras de los medios, que gustan de enfrentar a Benedicto XVI: "Sí existe el infierno. Hay cupos todavía", con Juan Pablo II: "No existe el infierno... como lugar en el espacio".

Y lo cierto es que no hay tal oposición entre dos papas en algo tan esencial e importante para todo ser humano: su destino final irrevocable.

Tal oposición es aparente. Solo existe en la mente de los que gustan de atizar el fuego y de levantar escándalo donde no hay fundamento para ello.

La solución de la aparente contradicción se encuentra en no dejarse desorientar por los medios ni por comentarios callejeros, sino ir al fondo de los textos oficiales. Juan Pablo II, de acuerdo con el actual paradigma planetario, afirmó que el infierno sí existe, pero que no ocupa lugar en este orden cósmico, ya que es un estado interior de la persona más allá del presente, de acuerdo con la decisión que haya tomado en vida frente a Dios. En pocas palabras, declaró caducada la imaginería barroca medieval, en que incurrió el mismo Dante en su Divina comedia. No tuvo empacho este inspirado vate en ubicar en lo más profundo del infierno a todos sus enemigos. Pero sí enseñó algo esencial: el anuncio en el dintel de entrada: "Los que aquí entráis, perded toda esperanza".

El hombre moderno, más frío y calculador, no se deja asustar por descripciones propias de tiempos medievales, y sí quiere saber, más allá de sustos y temblores, en qué puede terminar el dilema de la existencia humana.

Vengamos a Benedicto XVI. Al abrir la cuaresma del año antepasado, invita a católicos y no católicos a la conversión del corazón; dice a todos los seres humanos, con algo de imaginación, que siempre ayuda: "Sí hay infierno; todavía quedan cupos". El hecho de que estas frases anden en boca de católicos y no católicos prueba que la imaginación nunca pierde actualidad y da pábulo para dar que hablar y que pensar aun a los alejados de la fe: sí es posible la frustración eterna, evitémosla cuidando de creer en Dios y de servir al prójimo.

No puede darse contradicción entre los papas en asunto a verdades de fe, fuera de la imaginación calenturienta de los medios.

Ya que el tema está sobre el tapete, trataré de aportar alguna precisión sobre el asunto.

La verdad de fondo, que debe tener presente todo ser humano, creyente o ateo, es que la vida humana presente está amenazada por la posibilidad real de un fracaso definitivo; posibilidad que reside en que el ser humano puede disponer libremente de sí mismo obedeciendo a Dios y amando al prójimo, o puede también rechazar libremente a Dios, causar daño al prójimo y, por ello, frustrarse definitivamente.

No existe ninguna revelación divina ni ninguna afirmación del Magisterio de la Iglesia con respecto a la forma concreta de entender la frustración definitiva. Hoy día, más maduros y deseosos de una doctrina sana y cierta con respecto al infierno, es aconsejable no dar pábulo a la imaginación ni a las fantasías barrocas de tiempos idos -siguiendo la sana advertencia de Juan Pablo II-, o bien, aceptar la llamada de Benedicto XVI y prestar atención a la posibilidad de la frustración eterna. Estemos atentos a la invitación que nos hacen ambos papas a llevar una vida decente, y si no lo convencen mucho los papas, créale, al menos, al divino Dante.

Sin temor a equivocarnos, tenemos que confesar la doctrina de la seria Voluntad de Dios en ofrecer a todos los seres humanos la posibilidad de salvación y, a la vez, aceptar la doctrina cierta de la verdadera posibilidad de la eterna frustración.

Cuál es el beneficio de la oración

                5 Febrero 2012Autor: JOSÉ MANUEL OTAOLAURRUCHI 

El descanso es una necesidad, no solo física, sino también psíquica. Los problemas y las dificultades las necesitamos compartir, sacar fuera, desahogarnos para sentirnos aliviados y con ánimo para arrostrarlas con mejores disposiciones.

    Existen distintos métodos para descansar: practicar un deporte, salir de paseo al campo, cambiar de ambiente, todo esto es igualmente recomendable. Algunos descansan bailando, charlando o saliendo con los amigos en sana diversión.

    Este domingo, Jesús nos muestra una terapia sumamente eficaz para descansar y fortalecer el espíritu, que se llama la oración. Entrar en nosotros mismos en el silencio del alma, retirarnos del bullicio del ruido para recuperar el recogimiento. Dirigir la mirada hacia nuestro interior y hacia lo alto, para que Dios toque nuestra alma y nos llene de su paz. La oración es tan importante que el mismo Cristo la buscaba con ahínco. Se levantaba de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, para irse a lugares solitarios a orar.

    ¿Qué es y en qué consiste el beneficio de la oración? La oración es hablar con Dios, de corazón a Corazón, con la certeza de que siempre nos escucha. "Te doy gracias, Padre, porque siempre me escuchas" (Jn. 11,41). En el suplicio de la cruz vuelve a elevar sus ojos al cielo para interceder por sus verdugos: "Padre, perdónales porque no saben lo que hacen" (Lc. 23,34). Jesús estaba tan convencido de la presencia de Dios en nuestro corazón que nos enseñó cómo debíamos orar: "Cuando quieras orar, entra en tu habitación y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará" (Mt. 6,6).

    La oración produce ubérrimos frutos: en primer lugar ordena la vida porque todo adquiere su debida proporción e importancia; nos libra del vicio del activismo para enseñarnos infinidad de realidades hermosas que dejamos a un lado por estar absorto en el torbellino del trabajo. La oración nos libra de absolutizar las cosas temporales que con tanta facilidad nos roban la paz siendo en el fondo banales y superficiales. En la oración podemos pedir a Dios por nuestras necesidades y penas, consciente de que Dios es bueno y misericordioso. A los incrédulos Jesús les echó en cara su necedad: "Hasta ahora no habéis pedido nada en mi nombre. Pedid y recibiréis" (Jn. 16,24).

    Dios sana las heridas más dolorosas, consuela las penas más profundas, alegra los más tristes momentos de la vida. Dios comprende todo nuestro ideal, Dios embellece los campos y hace cantar a los pajarillos, Dios es objeto digno del amor de nuestros corazones, es amigo, padre y hermano, Dios nunca falta, Dios es fiel.

SE PUEDE DEJAR DE SER GAY ?

REDACCIÓN CENTRAL, 03 Febrero 2012 (ACI) .- El psicoterapeuta estadounidense y experto en terapia para personas con atracción hacia el mismo sexo, con 23 años de experiencia en este campo, Richard Cohen, explicó que las personas no nacen así y por tanto es posible que los homosexuales dejen de serlo.

En una amplia entrevista concedida a ACI Prensa el 1 de febrero, Cohen cuenta, entre otras cosas, su testimonio personal como exgay, lo que dice la ciencia sobre la homosexualidad y cómo ha ayudado a muchísimas personas a salir de ella.

Relata además que ahora vive felizmente casado, es padre de 3 hijos, no reprime su sexualidad y no se considera "homófobo" ni "antigay"; pues ama y tiene una especial empatía para con los homosexuales. Cuenta asimismo que ha escrito otro libro sobre este complejo tema.

El experto también responde a las críticas del lobby homosexual que lo ha atacado, especialmente en España, presionando para retirar su libro "Comprender y sanar la homosexualidad" (2004), que sin embargo generó un aumento en la demanda y que Cohen visite ese país del 7 al 10 de febrero, invitado por la editorial Libroslibres.com, que ha reeditado el texto con un tiraje de 7 mil ejemplares.

A continuación ACI Prensa presenta la entrevista completa con Richard Cohen:

ACI Prensa: ¿Cómo explica el éxito de su libro?

Cohen: no soy solo un psicoterapeuta profesional, también soy un exhomosexual y comprendo cómo se sienten las personas que experimentan la atracción hacia el mismo sexo no deseada. Mi libro no es solo teoría, es real, ¡y funciona! Si alguien quiere dejar de ser homosexual para ser heterosexual, es posible. Yo lo hice y he ayudado a miles a hacer lo mismo. Las personas pueden visitar nuestro sitio web www.ComingOutLoved.com (Saliendo amados).

ACI Prensa: una de las cosas de las que lo acusa el lobby LGBT (gay) es que usted dice que la homosexualidad es algo que puede curarse. ¿Cómo explica esto?

Cohen: sigo a la ciencia. Sigo la verdad sin importar adonde lleve. Según la American Psychological Association, esencialmente las personas no nacen con atracción hacia el mismo sexo:

"Pese a que se ha hecho mucha investigación sobre las posibles influencias genéticas, hormonales, sociales, culturales y del desarrollo en la orientación sexual, no se ha encontrado datos que permitan a los científicos afirmar que la orientación sexual esté determinada por un factor o varios factores en particular. Muchos creen que la naturaleza y la alimentación cumplen roles complejos, muchas personas experimentan casi nada o nada del sentido de elección sobre su orientación sexual" American Psychological Association © 2008 http://www.apa.org/topics/sexuality/orientation.aspx (página 4)

Más de 80 años de literatura científica ha demostrado que hay muchas razones predecibles por las cuales las personas experimentan sentimientos homosexuales. Lo sé por mi propia vida y las vidas de los cientos con los que he trabajado como terapeuta, y con los miles que he visto en nuestros seminarios de sanación y las clases por teleconferencia.

ACI Prensa: si la homosexualidad es algo que se puede curar, ¿por qué no hay suficientes médicos que se dediquen y por qué esto no es muy difundido?

Cohen: los activistas homosexuales han trabajado duro para evitar que las profesiones médicas y de la salud mental ofrezcan ayuda a quienes experimentan la atracción hacia el mismo sexo no deseada. La razón por la que lo han hecho es porque los homosexuales experimentan mucho prejuicio.

Todo lo que quieren es ser amados y aceptados. Por lo tanto, desarrollaron una teoría innata e inmutable: se nace gay y no se puede cambiar. Pero eso es científicamente impreciso.

Que yo diga que alguien puede cambiar de homosexual a heterosexual amenaza a las lesbianas, los gays, los bisexuales y los transgéneros, hombres y mujeres. Entiendo su dolor porque experimenté la discriminación y el prejuicio cuando viví como gay.

Amo tanto y tengo mucha empatía por todos los homosexuales hombres y mujeres, los que viven una vida gay, y aquellos que buscan el cambio para vivir una vida heterosexual.

Somos libres para decidir la vida que queremos vivir. Respetémonos mutuamente en el espíritu del amor y la verdad. Este es asunto de derechos humanos, autodeterminación y libre expresión.

ACI Prensa: con su pasado tiene una perspectiva más profunda de la realidad de los homosexuales. Con esto en mente, ¿contra qué cosa cree que es más difícil luchar en la terapia en cuanto al estilo de vida gay?

Cohen: en mis 23 años de consejería con personas que experimentan sentimientos homosexuales no deseados, he encontrado cuatro tipos de personas:

1) Los jóvenes que tienen una lucha interna o están confundidos por su sexualidad.

2) Los hombres y mujeres que vivieron el estilo de vida gay, tratando de encontrar al señor o a la señora "indicada" y no lo lograron.

3) Hombres y mujeres casados que aman a sus esposos pero están atraídos al mismo sexo; y

4) Los que creen que la conducta homosexual es incompatible con sus creencias espirituales/religiosas. La cuarta categoría puede relacionarse a cualquiera de las otras tres.

Ya que viví como gay y luché contra los sentimientos homosexuales no deseados por muchos años, puedo ver la relación con cualquiera de estas personas. Entiendo lo que genera sentimientos homosexuales, entiendo las causas que llevan a alguien a tener atracción hacia el mismo sexo.

Por lo tanto, tengo mucho éxito ayudando a hombres, mujeres y adolescentes a resolver sus conflictos interiores y cumplir sus sueños (heterosexuales).

ACI Prensa: algunas personas creen que usted solo reprime su homosexualidad. ¿Qué les diría?

Cohen: esta pregunta me parece muy graciosa y me la hacen frecuentemente. ¡No saben lo que se siente estar en mi pellejo! Cuando curé las causas que originaron mi atracción hacia el mismo sexo, mis sentimientos homosexuales se disiparon, verdaderamente dejaron mi fisiología y mi psicología.

Hoy en día soy un hombre heterosexual pleno, casado casi por 20 años con mi hermosa esposa con la que tengo tres hijos maravillosos. Estoy viviendo el sueño. Es fantástico y amo mi vida.

ACI Prensa: usted ha dicho que siempre hay una historia dolorosa detrás de una persona homosexual ¿A qué se debe eso?

Cohen: enfrentémoslo, todos tenemos nuestros problemas, homosexuales y heterosexuales por igual. Nadie vive sin problemas. Tendemos a mirar a los homosexuales y a señalarlos. ¡Pero cuando lo hacemos, tres o cuatro dedos se levantan hacia nosotros!

Necesitamos amar a todos los hombres y mujeres homosexuales, escuchar sus historias y convertirnos en agentes de amor verdadero para ellos. El cambio es el resultado de la sanación y el amor. El amor es la gran medicina para curar el dolor.

ACI Prensa: ¿cuál sería su mensaje personal para las personas homosexuales?

Cohen: sé como se sienten. Los amo. Viví la vida gay por muchos años. Elegí un camino diferente para buscar el cambio y ser heterosexual. Respetémonos mutuamente. Abracémonos y optemos por el amor.

ACI Prensa: ¿Qué va a hacer en España y por qué España?

Cohen: muchos editores no tienen las agallas para publicar un libro como "Comprender y Sanar la Homosexualidad". Estoy muy agradecido a Libros Libres por llevarme a España para compartir la verdad sobre la homosexualidad: si alguien verdaderamente quiere cambiar de gay a heterosexual, de homosexual a heterosexual; puede hacerlo.

Además, no somos ni antigay ni homofóbicos. De hecho, siempre defenderé los derechos de mis hermanos y hermanas gays, lesbianas, bisexuales y transgéneros.

ACI Prensa: ¿Va a algún otro país, cuáles y para qué?

Cohen: acabo de terminar un programa de capacitación en consejería en Ciudad de México. Hemos capacitado a 30 terapeutas de México, Venezuela y Colombia para ayudar a quienes experimentan la atracción hacia el mismo sexo no deseada y sus familiares. Son muchos los padres, hermanos y amigos que no saben cómo amar y ayudar a sus familiares y amigos homosexuales.

He escrito otro libro que detalla 12 principios para ayudar a los homosexuales y sus familiares que se titula Gay Children, Straight Parents (Hijos gays, padres heterosexuales).

Mi corazón desea entrenar terapeutas en todo el mundo que quieran ayudar a hombres y mujeres que experimentan la atracción hacia el mismo sexo no deseada, así como a sus familiares y amigos. Estoy muy emocionado por ir a España. La considero una cultura hermosa y excepcional. ¡Nos vemos pronto por allá!