Algunos quieren evangelizar con el Terror mismo

12 Agosto 2012. Apocalipsis 2012   A mi buzón de correo electrónico, y seguramente al tuyo, no paran de llegar mensajes con avisos y advertencias sobre hechos catastróficos. Los agrupo en tres categorías: (1) Los que aluden a fenómenos astronómicos o pseudocientíficos, como el famoso calendario maya; (2) Los que aseguran que hay grandes conspiraciones que ya están sucediendo, como el Club de Bilderberg o el chip del 666; (3) Los que recopilan mensajes de “instrumentos” o “videntes” que, en diversas partes del mundo estarían recibiendo ya no sólo advertencias de Cristo o de la Virgen María, sino incluso: instrucciones de cómo sobrevivir a los desastres que vienen sobre el mundo. Estos tres tipos de mensajes se conectan de varios modos, por lo menos en el hecho de que unos se alimentan del ambiente de pánico sordo que van creando los otros, de manera que el que no cree en los mayas pero ve que la Virgen supuestamente dice algo que va a suceder en este año 2012 termina pensando que “algo debe haber de cierto” en la expectativa para el 2012.

Contexto reciente de los mensajes catastróficos

Antes de continuar, conviene recordar varios hechos:

No es nuevo anunciar el fin del mundo, o hechos apocalípticos a gran escala. De hecho, la lista de personas, fechas y obras que han hablado de catástrofes es muy extensa. Sin siquiera intentar esa lista recordemos para qué fechas se han anunciado eventos sin precedentes: Para el año 1000, por asociación con esa cifra que aparece en el Apocalipsis; para el siglo XIV con la peste negra que diezmó brutalmente a Europa; para el siglo XIX con los Mormones; para el siglo XX con los Testigos de Jehová (varias veces); para el año 1998, que es 666x3; para el 2000; para el 2006; ahora para el 2012.

Llama la atención también que la fiebre de “fin del mundo” no afecta por igual a todos los pueblos. Cuando uno tiene ocasión de viajar un poco, se da cuenta que mientras que en un país hay un vidente que de parte de la “Virgen” pone en vilo a decenas de miles de personas, en otro país la misma “Virgen” está más sosegada, y únicamente reclama que se respete más la vida o se vaya más a menudo a misa. Hay países que parecen muy poco amados por la “Virgen,” porque todavía no les ha mandado vidente, y otros en cambio tienen grupos numerosos de visionarios que en algunas coinciden y en otras se contradicen. En lo que todos se parecen es en crear una atmósfera de gravedad última y de máxima alerta, de modo que anda por Internet un archivo en PDF que se titula “Escritura Sagrada” (que algo se me parece a la “Sagrada Escritura,” la Biblia), el cual ha sido “dictado” directamente por Jesucristo, incluyendo alguna sfaltas de ortografía y de sintaxis.

Por supuesto, el único calificativo que merecemos los que no aceptamos que tales revelaciones sean celestiales y equiparables a la autoridad de la Biblia, es que somos incrédulos. O que somos parte del humo de Satanás. O masonería infiltrada, o un complot más en contra del Papa. O que la teología nos secó la fe. O que estamos de parte de la pandilla de cardenales que están a punto de tomarse el Vaticano, precipitando así la huida angustiosa de Benedicto XVI (esto último se afirma que sucederá en este año 2012).

Como consecuencia lógica, los entusiastas de estos mensajes no pueden discutir con nadie porque discutir ya sería poner una sombra duda sobre un hecho que es indiscutible y venerable, a saber, que Cristo mismo ha hablado o que la Virgen ha hablado: no creerles sería ofenderles; de modo que no cabe discutir nada. Sólo hay que aceptar y obedecer. Por supuesto: esta es la estructura mental y comunicativa de toda secta. Así han funcionado las sociedades secretas, los grupos de “iniciados” y en general los mismos archienemigos que estos entusiastas dicen batallar.

Respuestas de los entusiastas a las objeciones

Los que creen estas cosas aún deben responder a ciertas objeciones; sobre todo tres:

¿Y por qué la Iglesia no dice nada? Esta sería la respuesta: “Porque el Papa está manipulado, amordazado y casi encarcelado. No es libre sino que le manejan sus cosas y lo extorsionan sin tregua y sin cuartel. Él sí quisiera hablar y advertir; él ya sabe todas estas cosas;él sufre en silencio. Pero sigue hablando de temas laterales, como los Padres de la Iglesia, o el Año de la Fe, porque la presión que tiene en el Vaticano no le deja hablar como él quisiera.”

¿Y los obispos y tantos sacerdotes por qué no informan? Según los entusiastas de los mensajes, la respuesta sería esta: “Porque de hecho muchos obispos son inflitrados, es decir, enemigos de la Iglesia que han llegado a posicionarse como obispos para destruirla desde dentro. Hay unos pocos obispos buenos y santos pero les pasa lo mismo del Papa: nadie los deja hablar. En cuanto a los sacerdotes, muchos están engañados mientras que otros son del bando del enemigo. Así piensan, de verdad, muchos de estos fanáticos de los mensajes. Para ellos, por consiguiente, la Iglesia está a las puertas de un gigantesco cisma en que se notará que muchísimos clérigos habían abandonado la fe. Pero el pequeño resto que quede saldrá de los que aceptaron los mensajes.”

¿Y qué pasa si termina el 2012 y el Papa no ha huido del Vaticano ni ha llegado el llamado “Gran Aviso” (que según varios correos durará siete minutos, sucederá en todo el mundo y producirá aludes de conversiones)? La respuesta de los entusiastas va en esta línea: “¡Dios escuchó nuestras oraciones! Ha pospuesto un poco el tiempo del castigo, pero no está muy lejano; esta vez será en el año 2015. O en el 2018. O en ambas fechas, y otras más.”

La Virgen Conversadora

Sin ánimo de desprecio ni traza de ironía, uno puede preguntar por qué hay tantos mensajes, o supuestos mensajes, en estos tiempos. Alguien dijo que la Virgen se había vuelto “parlanchina.” Como sabemos que hay mensajes que han recibido amplio aval de la Iglesia, cual es el caso de La Salette, o sobre todo, de Fátima y Lourdes, esa expresión puede ser innecesariamente fuerte. Pero son muchos mensajes. Se supone que los videntes de Medjugorie reciben uno diario. La respuesta de los entusiastas a la cuestión de por qué son tantos es siempre la misma: Porque la gravedad del asunto, la sordera de la gente y la urgencia del tiempo ya breve reclaman esa insistencia.

Hay escritores, como el colombiano Rafael Arango, o el mexicano Luis Eduardo López Padilla, que han hecho amplias y profundas investigaciones de centenares de mensajes, buscando una línea común, como quien arma un gigantesco rompecabezas. Al parecer, la Virgen ha soltado piezas aquí y allá, y sólo la gente muy aguda, como estos autores, logra poner todo junto y en orden. Personalmente, el hecho de que algo tan vital, si así lo fuera, pareciera requerir de tan avanzados esfuerzos por parte de gente tan intelectual, me parece que habla en contra de los mensajes mismos. ¿No habíamos quedado en que el mensaje de la Buena Nueva es para los pobres y los sencillos?

Y luego viene la otra recomendación. Jesús o la Virgen María parecen recomendar en documentos recientes, con abundancia de detalles además, cuáles han de ser las velas, la cantidad de agua, el volumen de ropa que hay que guardar para cuando sobrevenga el desastre. Uno se pregunta qué sucedería con los pobres, que no tienen la ropa para hoy, cuando se les manda de parte del Cielo que tengan ropa “para varios años.” Queda también un tufillo de mercantilismo de oportunidad cuando algunos de los archivos con mensajes ya muestran la foto del morral de supervivencia con todos su aditamentos. ¿Qué vendrá en posteriores ediciones, el link para comprarlo en amazon.com ?     Autor:  Fray Nelson Medina.

Vivir la vida bien: depende de la Actitud

5 Agosto 2012.  La actitud frente a la vida es decisiva para vivir bien. Hay gente que carga desde la infancia con una actitud negativa que avanza por el mundo, como los grafiteros, pintando de negro todas las paredes de la vida. Todo les cae mal: su familia, los amigos, el clima, todo. Viven de un humor negro y tienen el mal gusto de contagiarlo a los demás. ¡Qué lástima! Le ven el lado negativo a todo. Se levantan de mal humor y llegan al trabajo con cara de mal sueño: ni saludan a los colegas, ni les interesa el vecino para nada, fuera de dañarle la vida.

 

Seamos sinceros: a uno le toca trabajar con lo que recibió y de uno depende hacer la vida bella o de color negro y sabor a estiércol. Uno fabrica su vida, uno le da color, la actitud es decisiva.

 

Quien cultiva una actitud positiva encuentra trabajo y lo conserva, le rinde el sueldo para todo, vive de cara alegre y todo le sale bien.

 

No así al pesimista: a este todo le sale mal, porque tiene el mal gusto de echarle hiel a todo.

 

La forma de amanecer es definitiva para el resto del día: influye en todo. Si se siente mal, ponga orden en su interior antes de salir al mercado de la vida, no salga a repartir mal genio y a vender mal humor.

 

Le aconsejo: sea creyente o no -todos en el fondo somos creyentes-, comience el día con una breve oración al Señor de la Vida. Dígale buenos días, Amo. Pídale un corazón abierto y positivo, y encomiéndele todo: pídale que le enseñe a sonreír, aun ante enemigos y adversidades, y verá cómo, a la larga, la oración funciona. Algo parecido debe hacer al final del día: antes de entregarse al sueño, reconozca las faltas que haya cometido, pídale perdón, dele gracias por todo y cobíjese con su amor: verá cómo duerme de bien.

 

A Mahatma Gandhi le preguntaron cuáles son los factores que destruyen al ser humano. Y respondió, dando unas pautas muy sabias que me hizo llegar un buen amigo:

 

"La política sin principios, el placer sin compromiso, la riqueza sin trabajo, la sabiduría sin carácter, los negocios sin moral, la ciencia sin humanidad, la oración sin caridad. La vida me ha enseñado que la gente es amable: que las personas están tristes, si estoy triste; que todos me quieren si yo los quiero; que todos son malos, si yo los odio; que hay caras sonrientes, si les sonrío; y amargas, si estoy amargado. Que el mundo está feliz, si yo soy feliz; que la gente es de mal genio, si yo lo soy; que las personas son agradecidas, si yo soy agradecido. La vida es como un espejo: si sonrío, el espejo me devuelve la sonrisa. La actitud que tome frente a la vida es la misma que la vida toma frente a mí. El que quiera ser amado, que ame". ¡Genial!

 

Y para completar el cuadro, le repito lo que dijo Peter Tarlow, experto en atraer turistas, a propósito de nuestros noticieros: "Hay que hacer cosas positivas para reemplazar la percepción negativa. Hoy veía un noticiero de la TV colombiana y era una cosa negativa tras otra. Tuve miedo de salir a la calle. Yo sé que eso vende, pero también destruye".

 

Tiene toda la razón nuestro ilustre visitante: los noticieros espantan a los turistas y destruyen el psiquismo de los niños. Buen padre de familia es el que prohíbe a sus hijos ver "morticieros", como los llamé en una columna, de hace unos cuantos meses, que tuvo unánime acogida.

 

Resumiendo: si quiere vivir de capa caída y con el ánimo por el suelo, acostúmbrese a ver noticieros. Para estar bien informado basta con una buena revista y un buen periódico.

 

Para vivir contento, fomente la actitud positiva y vuelva a leer las pautas de Gandhi: ¡la vida es bella!

 

Alfonso Llano Escobar, S. J.

 

HAY QUE VOLVER AL HUMANISMO

23 Julio  2012. Uno de los debates culturales más serios del momento actual es el que mantienen entre sí el laicismo y religión. Dos fuerzas que aspiran a asumir la hegemonía cultural de nuestra sociedad, dos polos contrapuestos sobre los que gravita el pensamiento contemporáneo y en medio de estos dos frentes nos encontramos nosotros, los hombres y mujeres del siglo XXI obligados a tomar una postura en consonancia con nuestras aspiraciones personales. El humanismo sin Dios aspira a sustituir al humanismo religioso. Volver al humanismo de la esperanza ¿Cómo habrá de ser el humanismo para siglo XXI? Autor: Ángel Gutiérrez Sanz | Fuente: Catholic

Desde hace tiempo un secularismo sectario nos invade por todas las partes su mensaje no es nada alentador: la religión tiene que desaparecer del ámbito público y quedar relegada a la sacristía, como si se tratara de una amenaza para la sociedad. Su voz debe ser silenciada, sus manifestaciones públicas prohibidas, sus signos y símbolos retirados de los lugares públicos, si algún derecho tiene a existir sería única y exclusivamente en el ámbito estrictamente privado ¿Por qué?... pues porque un Estado debe ser laico que es tanto como decir neutral y la neutralidad es ausencia de religión.

Estamos cansado de oír decir por ahí que para ser libre no hay que creer en nada... Falacias y más falacias. “¿Qué se va a poner donde estaba el tradicional Cristo agonizante? Se preguntaba Unamuno ¿Una hoz y un martillo? ¿Un compás y una escuadra? O ¿qué otro emblema confesional? Porque hay que decirlo claro, y de ello tendremos que ocuparnos: la campaña es de origen confesional. Claro que de confesión anticatólica y anticristiana. Porque lo de la neutralidad es una engañifa”. Lo decía Unamuno y lo dice también Benedicto XVI “El laicismo ha dejado de constituir un elemento de neutralidad capaz de abrir espacios de libertad para todos”. , El laicista, cuando habla de religión, no le da igual una cosa u otra, claro que no, se muestra abiertamente en contra de ella y esto no es neutralidad.

El laicismo no es neutral cuando trata de excluir al creyente de la vida publica y trata de relegarle a la sacristía. No es neutral cuando se comporta como lo viene haciendo el Parlamento Europeo acusando tendenciosamente a unos y exculpando a otros o el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo al prohibir la presencia de crucifijos en las escuelas. No se es neutral cuando al creyente se le coarta y restringe sus derechos y libertades.

No se es neutral cuando a través de los medios de comunicación se manipulan las noticias, aireando lo que perjudica y silenciando lo que favorece a la Iglesia. El presunto neutralismo laicista , no es tal, ni nunca lo ha sido. En realidad, los hombres y las mujeres, necesitan creer en algo, lo que sea. Sucede que hay una confesionalidad sin Dios; pero al fin y al cabo confesionalidad y los dogmas religiosos de los que se prescinde, acaban siendo sustituidos por otros. La aconfesionalidad ligada a la inocencia política, en la práctica, no existe, lo que sucede hoy es que el celo laicista por hacer olvidar a Dios, es bastante más intolerante que el celo del creyente por hacerle presente.

Hemos afrontado al tercer milenio con grandes incertidumbres. A estas alturas hay quien se dispone a vivir una época definitivamente posreligiosa, mientras que otros aseguran que el futuro de la humanidad será religioso o no será. De lo que no hay duda es de que tanto creyentes como no creyentes tendrán que hacer frente a un mismo destino porque pertenecen a la misma familia humana, comparten los mismos miedos, se sienten agitados por las mismas ansias de felicidad. Todos se ven en la necesidad de tener que admitir que la muerte es parte de la vida. Sobre unos y otros gravita el mismo interrogante, no exento de dramatismo: ¿Qué nos queda después de haber vivido? La inmanencia o la trascendencia son las dos posibles respuestas a esta pregunta, hay que elegir entre el más acá o el más allá, entre la nada o la infinitud, dos abismos sin fondo ambos estremecedores; pero no hay más alternativas posibles y es aquí donde los caminos de unos y de otros se separan

Hubo un tiempo en que la gente estaba preocupados por el futuro, hoy no, hoy se vive con intensidad el presente, al más puro estilo del “Carpe diem”. Los hombres y mujeres de hoy quieren ser felices aquí abajo, siguiendo la consigna de Nietzsche. “Os conjuro, hermanos míos, permaneced fieles a la tierra y no deis crédito a los que os hablan de fe en esperanzas sobrenaturales”. El actual laicismo ha sabido traducir bien este mensaje nietzschiano en un slogan publicitario que colgado de los autobuses ha deambulando por acá y por allá haciéndose visible en plazas y calles de nuestras ciudades y que reza así: “PROBABLEMENTE DIOS NO EXISTE. DEJA DE PREOCUPARTE Y DISFRUTA DE LA VIDA”. Se trata de una llamada dirigida a las personas. Se nos invita a comer de todos los frutos prohibidos de un huerto que ya no tiene dueño. La estrategia laicista se pone así de de manifiesto; no se pretende ya sólo expulsar a Dios de la sociedad y del estado, también de las familias y de las conciencias.

¿Por qué así? Sencillamente porque Dios es considerado el enemigo de la vida y de todo lo humano; se piensa que mientras Él esté presente, los hombres no podrán nunca ser felices y libres. La afirmación del hombre conlleva la negación de Dios, en consecuencia para poder disfrutar de la vida, previamente hemos de liberarnos de unos mandatos y preceptos divinos opresivos que la religión se ha encargado de imponer a las conciencias. La última razón en la que el laicismo se fundamenta para combatir a la moral religiosa, es la de que mata los anhelos de las aspiraciones humanas; pero habría que preguntarse; una vez removido Dios del horizonte moral ¿ qué queda ya? no más que el vacío, así lo reconocen los mismos ateos.

 

Se comenzó pensando que una humanidad huérfana de Dios ensalzaría al hombre, le haría dueño de su propio destino; pero la experiencia nos ha ido demostrando que una humanidad sin Dios ni es más grande, ni es más libre, ni es más feliz. Del desencanto hemos ido pasando a la indignación, de la indignación a la resignación después de haber constatado que el estado del bienestar es frágil y huidizo como la propia vida y es aquí donde ahora nos encontramos.

 

¿Cómo habrá de ser el humanismo para siglo XXI? A nivel mundial se perciben signos que apuntan en la dirección de una religiosidad renovada capaz de devolver a los hombres y mujeres esa esperanza abierta a la trascendencia que tanto necesita. Presiento que el cristianismo volverá ser en Occidente lo que nunca debió de dejar de ser. Creo sinceramente que el hombre moderno tarde o temprano volverá sus ojos al humanismo de la esperanza, porque es en él donde podrá encontrar la razón última para seguir viviendo. Sólo Dios puede ser la última respuesta de un mundo desesperanzado como el nuestro que se está quedando sin horizonte.  Ángel Gutiérrez Sanz (Catedrático de Filosofía y autor del libro recientemente publicado. LAICISMO Y NUEVA RELIGIOSIDAD)

Sacudir el polvo de los pies, implica desapego

15 Julio 2012. Homilía del Santo Padre, Benedicto XVI en la Catedral de Frascati (Italia)

Lecturas bíblicas: Amos 7,12-15. Salmo 85  Efesios 1,3-14 Marcos 6, 7-13

Queridos hermanos y hermanas!

Estoy muy feliz de estar hoy en medio a ustedes para celebrar esta Eucaristía y para compartir alegrías y esperanzas, fatigas y compromisos, ideales y aspiraciones de esta Comunidad diocesana. Saludo al Señor Cardenal Tarcisio Bertone, mi Secretario de Estado y titular de esta Diócesis. Saludo a su Pastor, Mons. Raffaello Martinelli, y al Alcalde de Frascati, agradeciéndole por las corteses palabras de bienvenida con las que me han recibido a nombre de todos ustedes. Estoy feliz de saludar al Señor Ministro, a los Presidentes de la Región y de la Provincia, al Alcalde de Roma, a los demás Alcaldes presentes y todas las distinguidas Autoridades. Estoy feliz de celebrar con vuestro obispo, que por más de 20 años fue colaborador en la Congregación para la Doctrina de la Fe, con su contribución al catecismo de la Iglesia y al compendio. En la sinfonía de la fe su voz está muy presente.

En el Evangelio de este domingo, Jesús toma la iniciativa de enviar los doce Apóstoles en misión (cfr. Mc 6,7-13). En efecto la palabra «apóstoles» significa justamente «enviados, mandados». Su vocación se realizará plenamente luego de la resurrección de Cristo, con el don del Espíritu Santo en Pentecostés. Sin embargo, es muy importante que desde el principio Jesús quiera hacer partícipes a los Doce en su acción: es una especie de «aprendizaje» con vistas a la gran responsabilidad que les espera. El hecho que Jesús llame algunos discípulos a colaborar directamente a su misión, manifiesta un aspecto de su amor: El no desdeña la ayuda que otros hombres puedan aportar a su obra; conoce sus limitaciones, sus debilidades, pero no las desprecia, es más, les confiere la dignidad de ser sus enviados. Jesús los manda de dos en dos y les da instrucciones, que el Evangelista resume en pocas frases. La primera se refiere al espíritu de desapego: los apóstoles no deben ser apegados el dinero y a las comodidades. Luego Jesús advierte a los discípulos que no siempre recibirán una acogida favorable: a veces serán rechazados; más aun, podrán ser también perseguidos. Pero esto no los debe impresionar: ellos deben hablar a nombre de Jesús y predicar el Reino de Dios, sin preocuparse por tener éxito. El éxito se lo dejan a Dios.

La primera Lectura proclamada nos presenta la misma perspectiva, mostrándonos que los enviados de Dios a menudo no son bien recibidos. Este es el caso del profeta Amós, enviado por Dios a profetizar en el santuario de Betel, un santuario del reino de Israel (cfr. Am 7, 12-15). Amós predica con gran energía contra las injusticias, denunciando sobre todo los abusos del rey y de los notables, abusos que ofenden al Señor y hacen vanos los actos de culto. Por eso Amasias, sacerdote de Betel, ordena a Amós irse. Este responde que no ha sido él quien eligió esa misión, sino el Señor ha hecho de él un profeta y lo ha enviado precisamente allí, al reino de Israel. Por tanto, ya sea que venga aceptado o que venga rechazado, el continuará a profetizar, predicando aquello que Dios dice y no aquello que los hombre quieren escuchar. Y esto permanece, mandado por la Iglesia, no predicar lo que los poderosos quieren sentir. El criterio de los discípulos es la verdad y la justicia, aunque esté contra los aplausos y los poderes humanos.

De forma similar, en el Evangelio, Jesús advierte a los Doce que podrá suceder que en alguna localidad sean rechazados. En ese caso deberán irse a otro lugar, luego de haber cumplido ante la gente el gesto de sacudir hasta el polvo de sus pies, señal que expresa el desapego en dos sentidos: desapego moral – como decir: el anuncio les ha sido dado, ustedes lo han rechazado – y despego material – no hemos querido y no queremos nada para nosotros (cfr. Mc 6, 11). La otra indicación muy importante del pasaje evangélico es que los Doce no pueden contentarse con predicar la conversión: a la predicación se debe acompañar, según las instrucciones y el ejemplo dados por Jesús, la curación de los enfermos. Curación corporal y espiritual. Habla de la curación concreta de las enfermedades. Habla de echar los demonios, esto es, purificar la mente humana, limpiar, limpiar los ojos del alma oscurecidos por la ideología y por esto no pueden ver a Dios. No pueden ver la verdad y la justicia. Esta doble curación es siempre mandada a los discípulos por Cristo.

La misión apostólica tiene siempre que comprender los dos aspectos de predicación de la palabra de Dios y de manifestación de su bondad con gestos de caridad, de servicio y de dedicación.

La segunda Lectura de hoy nos muestra la fecundidad de la misión de los Doce. En efecto, en este estupendo himno que abre la Carta a los Efesios, el apóstol Pablo da gracias a Dios porque «nos ha bendecido con toda clase de bendiciones espirituales en los cielos en Cristo» (1, 3). La experiencia de los Doce en Galilea ha sido la anticipación de una misión más vasta, que – como decíamos – se ha producido después de resurrección de Jesús, y de una predicación más rica, que ha hecho tomar conciencia del gran designio divino de salvación. Dios no improvisa sus dones, sino que los prepara con tiempo. Pablo nos recuerda que «en Él [Cristo] Dios nos ha elegido antes de la creación del mundo» (v. 4). El proyecto originario de Dios es el de comunicar al hombre su gracia; por esto Él ha creado el mundo y nos ha creado a nosotros, para poder comunicarnos su amor y hacernos vivir en comunión con Él. Este amor gratuito de Dios ha procurado la redención, la salvación de los pecadores. En la sangre de Cristo obtenemos la remisión de los pecados, según la riqueza de su amor generoso, derramado abundantemente sobre nosotros. Por tanto, nuestra existencia cristiana es rica de promesas y de esperanza, porque hemos sido hechos herederos, somos predestinados a vivir plena y eternamente en la comunión con Dios.

Queridos hermanos y hermanas, ¡doy gracias a Dios que mi ha enviado hoy a volver a anunciarles esta Palabra de salvación! Una Palabra que está en la base de la vida y de la acción de la Iglesia, también de esta Iglesia que está en Frascati. Su Obispo me ha informado acerca del empeño pastoral que mayormente tiene en el corazón, que es, en sustancia un empeño formativo, dirigido ante todo a los formadores: formar a los formadores. Es precisamente lo que ha hecho Jesús con sus discípulos: los ha instruido, los ha preparado, los ha formado también mediante la «práctica» misionera, para que fueran capaces de asumir la responsabilidad apostólica en la Iglesia. ¡Es bello y entusiasmante ver que, después de dos mil años, aún llevamos adelante este empeño formativo de Cristo! En la comunidad cristiana, éste es siempre el primer servicio que los responsables ofrecen: a partir de los padres, que en la familia cumplen la misión educativa hacia los hijos; pensemos en los párrocos, que son responsables de la formación en la comunidad, y en todos los sacerdotes, en los diversos ámbitos de trabajo: todos viven una prioritaria dimensión educativa; y en los fieles laicos, además del papel ya recordado de los padres, que están implicados en el servicio formativo con los jóvenes o con los adultos, como responsables en la Acción Católica y en otros movimientos eclesiales, o empeñados en ambientes civiles y sociales, siempre con una fuerte atención a la formación de las personas. Sobre la responsabilidad de los laicos insistió el Siervo de Dios el Papa Pablo VI cuando vino aquí a Frascati el 1° de septiembre de 1963. Dijo que ella no deriva «sólo de la necesidad de abrir los brazos del sacerdote que no llega a todos los ambientes y no logra sostener todas las fatigas. Es dada por algo más profundo y más esencial, por el hecho de que, también el laico es cristiano» (Insegnamenti di Paolo VI, I [1963], 570). Todos somos responsables, todos somos corresponsables.

El Señor llama a todos, distribuyendo diversos dones para diversas tareas en la Iglesia. Llama al sacerdocio y a la vida consagrada, y llama al matrimonio y al empeño como laicos en la Iglesia misma y en la sociedad. Es importante que la riqueza de los dones encuentre plena acogida, especialmente por parte de los jóvenes; que se sienta la alegría de responder a Dios con todo el ser, donándola en la vía del sacerdocio y de la vida consagrada o en la vía del matrimonio, dos vías complementarias que se iluminan, se enriquecen recíprocamente y juntas enriquecen la comunidad. La virginidad por el Reino de Dios y el matrimonio son ambas vocaciones, llamadas de Dios a las que responder con y por toda la vida. Dios llama: es necesario escuchar, recibir, responder. Como María: He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra (Cfr. Lc 1, 38).

También aquí, en la comunidad diocesana de Frascati, el Señor siembra con amplitud sus dones, llama a seguirlo y a prolongar en el hoy su misión. También aquí hay necesidad de una nueva evangelización, y por esto les propongo que vivan intensamente el Año de la Fe que comenzará en octubre, a 50 años de la apertura del Concilio Vaticano II. Los Documentos del Concilio contienen una riqueza enorme para la formación de las nuevas generaciones cristianas. Con la ayuda de los sacerdotes y de los catequistas, reléanlos, profundícenlos, y traten de ponerlos en práctica en las parroquias, en las asociaciones y en los movimientos. Redescubran la belleza de ser Iglesia, de vivir el gran «nosotros» que Jesús ha formato entorno a sí, para evangelizar el mundo: el «nosotros» de la Iglesia, jamás cerrado, jamás replegado sobre sí, sino siempre abierto y tendiente al anuncio del Evangelio a todos.

¡Queridos hermanos y hermanas de Frascati! Estén unidos entre sí y, al mismo tiempo, abiertos, misioneros. Permanezcan firmes en la fe, enraizados en Cristo mediante la Palabra y la Eucaristía; sean gente que reza, para permanecer siempre ligados a Cristo, como los sarmientos a la vid y, al mismo tiempo, vayan, lleven su mensaje a todos, especialmente a los pequeños, a los pobres, a los que sufren. En toda comunidad ámense entre ustedes, no estén divididos, sino vivan como hermanos, para que el mundo crea que Jesús está vivo en su Iglesia y que el reino de Dios está cerca. Los Patronos de la Diócesis de Frascati son dos Apóstoles: Felipe y Santiago, dos de los Doce. A su intercesión encomiendo el camino de su Comunidad, para que se renueve en la fe y dé claro testimonio con las obras de la caridad. Amén.

(Traducción de María Fernanda Bernasconi y Raúl Cabrera – RV).