22 November 2024
 

 

 

 

 

Tiempo de gracia para acercarse a Dios y prepararse a la Pascua.

 Con el Miércoles de Ceniza la Iglesia inicia el tiempo litúrgico de la Cuaresma como camino de preparación a la Fiesta de la Pascua. Siete consejos nos permiten confirmar la importancia de este tiempo y la necesidad de vivirlo con un corazón dispuesto:

 

1.     Pon tu corazón en lo principal: La Cuaresma es un período especial del año litúrgico durante el cual nos preparamos para celebrar el misterio Pascual. Decía el Papa Benedicto XVI «Que la Cuaresma sea para todos los cristianos una experiencia renovada del amor de Dios que se nos ha dado en Cristo, amor que también nosotros cada día debemos «volver a dar» al prójimo, especialmente al que sufre y al necesitado. Sólo así podremos participar plenamente en la alegría de la Pascua» (Mensaje para la Cuaresma 2007).

2.     Busca saciar tu hambre y sed de Dios: la Cuaresma son cuarenta días para La destrucción del mal, como para los hombres del diluvio; de la prueba y de la gracia, como para Israel; de la oración que dispone para el encuentro con Dios, como para Moisés y Elías; de la penitencia y de la expiación en espera del juicio divino, como imitación de los 40 días de ayuno y de penitencia con los que los habitantes de Nínive aplacaron la ira divina; del ayuno finalizado a comer el verdadero alimento, que es hacer la voluntad del Padre: «no solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios» (así le respondió Jesús a Satanás al final de los 40 días pasados en el desierto).

Reconoce la importancia del ayuno: Con el ayuno «el creyente desea someterse humildemente a Dios, confiando en su bondad y misericordia». La práctica del ayuno «contribuye, además, a dar unidad a la persona, cuerpo y alma, ayudándola a evitar el pecado y acrecer la intimidad con el Señor». Con el ayuno y la oración, «Le permitimos que venga a saciar el hambre más profunda que experimentamos en lo íntimo de nuestro corazón: el hambre y la sed de Dios». También el «ayuno nos ayuda a tomar conciencia de la situación en la que viven muchos de nuestros hermanos». Lo que ahorramos ayunando, podemos destinarlo a obras de beneficencia u obras caritativas.

 Practica las obras de misericordia: recuerda que hay más alegría en el dar que en el recibir (cfr. Hch 20, 35); no te limites a dar cosas materiales (dinero, comida…), sino darte a ti mismo: tu estima, tu respeto, tu tiempo, tus talentos (voluntariado); ofrece el don material, como signo del don más grande que puedes hacer a los demás: el anuncio y el testimonio de Jesucristo; lo que da valor a la limosna es el amor. San Pedro cita entre los frutos espirituales de la limosna el perdón de los pecados: «La caridad cubre la multitud de los pecados» (1 Pe 4, 8).

Déjate reconciliar con Dios: La cuaresma es un muy buen momento del año para llevar a cabo una confesión preparada y de corazón. Revisa los mandamientos de Dios y de la Iglesia para poder hacer una buena confesión. El Papa Francisco nos dice que “el perdón de nuestros pecados no es algo que podamos darnos nosotros mismos. Yo no puedo decir: me perdono los pecados. El perdón se pide, se pide a otro, y en la Confesión pedimos el perdón a Jesús. El perdón no es fruto de nuestros esfuerzos, sino que es un regalo, es un don del Espíritu Santo”.

Intensifica tu oración: Que el camino de la oración te resulte más familiar. Comprende que sin ella no es posible permanecer unidos a Jesús. La oración es comunión que te hace madurar espiritualmente, ella te conduce al conocimiento y a la aceptación de la voluntad de Dios. Lee más asiduamente la Escritura y otras lecturas espirituales que te ayuden en el camino de búsqueda del Señor.La oración debe abrazar todo lo que forma parte de nuestra vida. No puede ser algo suplementario o marginal. Todo debe encontrar en ella su propia voz” (San Juan Pablo II).  

Celebra la fe en comunidad. Participa en la celebración de la Eucaristía, reza la Liturgia de las horas, valora la práctica del Viacrucis como meditación en la Pasión del Señor, dedica espacios en tu comunidad para realizar retiros espirituales.

 

¿Te animas a ayunar en esta Cuaresma?

 • Ayuna de palabras hirientes y transmite palabras bondadosas.

• Ayuna de descontentos y llénate de gratitud.

• Ayuna de enojos y llénate de mansedumbre y de paciencia.

• Ayuna de pesimismo y llénate de esperanza y optimismo.

• Ayuna de preocupaciones y llénate de confianza en Dios.

• Ayuna de quejarte y llénate de las cosas sencillas de la vida.

• Ayuna de presiones y llénate de oración.

• Ayuna de tristezas y amargura y llénate de alegría el corazón

• Ayuna de egoísmo y llénate de compasión por los demás.

• Ayuna de falta de perdón y llénate de actitudes de reconciliación.

• Ayuna de palabras y llénate de silencio y de escuchar a los otros.

 

Si todos intentamos este ayuno, lo cotidiano se llenará de: PAZ, CONFIANZA, ALEGRÍA Y VIDA...