¿Cómo puedo confesarme bien?

CÓMO CONFESARSE BIEN   

 

¿Qué se necesita para confesarse bien?

 

A.   Examen de conciencia: consiste en recordar todos los pecados que hemos cometido desde la última confesión.

B.   Arrepentimiento: consiste en sentir sincero dolor de haber ofendido a Dios; y detestar el pecado.  (Para alcanzar el arrepentimiento hay que pedírselo a Dios)

C.   Propósito de la enmienda: consiste en decidirse firmemente a no volver a pecar; en estar dispuestos a evitar el pecado, cueste lo que cueste.

D.  Confesión: consiste en decirle al Sacerdote todos los pecados que hemos descubierto en el examen de conciencia. Fuente:  Agradecimientos a:   Reflexiones para el alma 

 

Esta confesión de pecados debe ser:

Ῠ     Sincera: sin querer engañar al Sacerdote, pues a Dios es imposible engañarlo.

Ῠ     Completa: sin callarse ningún pecado.

Ῠ     Humilde: sin altanería ni arrogancia.

Ῠ   Prudente: debemos usar palabras adecuadas y correctas, y sin nombrar personas ni     descubrir pecados ajenos.

Ῠ     Breve: sin explicaciones innecesarias, y sin mezclarle otros asuntos.

 

E.   Satisfacción: consiste en cumplir la penitencia que nos impone el sacerdote, con la intención de reparar los pecados cometidos. Es obligatorio cumplir la penitencia, porque es parte del mismo sacramento.

 

Guía para el examen de conciencia:

 

Para facilitar el examen de conciencia, se presenta a continuación una guía en forma de preguntas.  LEA DESPACIO y MEDITE cada pregunta, y si lo desea, haga una lista de sus pecados para que ninguno se le olvide cuando llegue el momento de confesarlos ante el Sacerdote.

 

Guía para confesarse los adultos:

 ¿Cuánto tiempo hace que me confesé la última vez?

¿Cumplí completamente la penitencia que me impuso el Sacerdote?

¿Qué se me olvidó o que pecado grave callé en confesiones anteriores?

 

¡AMARÁS al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas!

 

1.  AMAR A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS

 

"Yo, el Señor, soy tu Dios, que te he sacado del país de Egipto, de la casa de la servidumbre. No habrá para ti otros dioses delante de mí.

No te harás escultura ni imagen alguna ni de lo que hay arriba en los cielos,

Ni de lo que hay abajo en la tierra. No te postraras ante ellas ni les darás culto"

(Ex 20,2-5; Dt 5, 6-9)

 

"Está escrito: Al Señor tu Dios adorarás, solo a El darás culto"

(Mt 4,10)

 

»    ¿Creo en Dios?  ¿Doy testimonio de El? ¿Tengo en El una fe y una confianza firme y completa?

»    ¿Dudo o rechazo como verdadero lo que Dios ha revelado en las Escrituras (La Sagrada Biblia)?

»    ¿Me he desesperado, llegando a dudar de la bondad de Dios, de su justicia, de sus promesas y de su misericordia?

»    ¿He presumido de que Dios me salvará de todas maneras, aún son conversión y sin mérito?

»    ¿He sido indiferente, despreciando la acción y la fuerza de Dios en mi vida?

»    ¿He respondido al amor de Dios con tibieza?

»    ¿He cultivado un enfermizo orgullo propio, que me ha llevado a odiar a Dios?

»    ¿Le he dedicado suficiente tiempo a Dios en la oración personal y comunitaria?

»    ¿He hecho las cosas que requieren sacrificio, - con verdadero amor - y ofreciéndoselas al Señor?

»    ¿He cumplido en todo o en parte, alguna promesa hecha a Dios o a su iglesia?

»    ¿He sido supersticioso, o sea que le he atribuido una importancia de algún modo mágico, a ciertas prácticas legítimas o necesarias?

»    ¿He creído y/o consultado y/o usado: supersticiones, hechicerías, brujería, magia, (incluso la blanca), adivinos, quiromancia, "médium", agüeros, horóscopos, cartas de naipe, "tazas de chocolate" y cosas parecidas; al igual que riegos, sahumerios, talismanes, "pencas de sábila", filtros, maleficios, sortilegios, cábala, tarot, "carta astral", alquimia, tabla ouija, santería, amuletos, vudú, gurúes, shamanismo, numerología, espiritismo, "yo soy", necromancia, cuarzos, piedras, mantras, etc., y todo tipo de "objetos con poder". (Dt 18, 10-12; Jr 29, 8)

»    ¿he honrado y/o reverenciado y/o adorado a una criatura (cualquiera que sea) en lugar de Dios?.    Como por ejemplo  al dinero, al poder (o a los poderosos) al placer, o a las cosas materiales (como automóviles y pertenencias que se colocan por encima de todo, incluso de Dios).

 

»    He puesto fe, o he practicado, o me he dejado llevar por grupos, sectas o movimientos no Cristianos o que mezclan la verdad de Jesucristo con otras ideologías que contienen verdades, pero algunas mentiras muy disfrazadas por el demonio?   Por ejemplo: El poder mental, la reencarnación, la falsa metafísica, el método Silva, el ocultismo, el espiritismo, la astrología, el tarot, la meditación trascendental, el yoga, el gnosticismo, el i-chin, "los viajes astrales", los gurús, el inside, el avance, la dianética, la medicina holística, la parapsicología, la sofrología; la radiastesia, la homeopatía, la acupuntura y la acuprensión cuando van acompañadas de prácticas esotéricas. También la hipnosis y autohipnosis, las regresiones, la lectura del áurea, la terapia de olores y esencias florales, el esoterismo, la teosofía, LA MASONERÍA, el rosacrucismo, el budismo, el hare krishna, la "canalización de espíritus o cháneling", el tao, el feng sui y todo lo relacionado con el "new age" o la "nueva era".  Igualmente son movimientos o sectas no cristianas LOS MORMONES Y LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ que no creen en Jesucristo como hijo de Dios. (2Tim 4, 3-4; 1Tim 4, 1)

»    ¿He tentado a Dios, o sea que lo he puesto a prueba, dudando de su palabra, o de su obra, o de su bondad, o de su omnipotencia, o de su amor o poder?

»    ¿He cometido sacrilegio?   O sea que ¿he profanado o tratado indignamente los sacramentos y las otras acciones litúrgicas, así como las personas (sacerdotes y religiosos)  las cosas y los lugares consagrados a Dios?

 

»    ¿He tratado sacrílegamente LA EUCARISTÍA?

»    ¿He comprado o vendido artículos religiosos bendecidos?

»    ¿He sido ateo, o materialista práctico (agnóstico), he rechazado o negado la existencia de Dios?

»    ¿He orado muy poco o casi nada, olvidándome de ofrecerle al TODO PODEROSO mi trabajo amoroso y de darle gracias en oración al levantarme, al acostarme, y al recibir los alimentos?

»    ¿Me he acercado indignamente a recibir algún sacramento?

 

2.  NO JURAR SU SANTO NOMBRE EN VANO

 

"No tomarás en falso el nombre del Señor tu Dios".

(Ex 20, 7; Dt  5,11; Lv 19,12)

 

"se dijo a los antepasados: no perjurarás...

pues yo digo que no juréis en modo alguno".

(Mt 5, 33-34)

 

»    ¿He empleado el nombre de Dios en cosas diferentes a Alabarlo, Bendecirlo y Glorificarlo?

»    ¿He abusado del nombre de Dios, es decir, he usado inconvenientemente el nombre de Dios, o de Jesucristo, o de la Santísima Virgen María, o de algún Santo?

»    ¿He hecho promesas a otras personas en nombre de Dios, comprometiendo el honor, la fidelidad, la veracidad y la autoridad divina?  ¿he sido infiel a esas promesas?

»    ¿He blasfemado; o sea que he proferido contra Dios -interior o exteriormente- palabras de odio, de reproche, o de desafío?   ¿He injuriado a Dios, faltándole al respeto en las expresiones?

»    ¿He jurado en falso, sin necesidad, sin prudencia, o por cosas de poca importancia?

»    ¿He perjurado, o sea que he hecho una promesa que no tengo intención de cumplir?

»    ¿He jurado hacer algún mal? ¿He tratado de reparar el daño que haya podido seguirse?

 

3.  SANTIFICAR LAS FIESTAS

 

"Recuerda el día sábado (hoy domingo) para santificarlo.

Seis días trabajarás y harás todos tus trabajos,

Pero el día séptimo es día de descanso para el Señor, tu Dios.

No harás ningun trabajo"

(Ex 20, 8-10; Dt 5, 12-15)

 

"El Sábado ha sido instituido para el hombre

y no el hombre para el sábado.

De suerte que el Hijo del Hombre también es Señor del sábado"

(Mc 2, 27-28)

 

»    ¿He trabajado o he hecho trabajar sin necesidad urgente en día de precepto?

»    ¿He utilizado mi tiempo del día del precepto, en actividades indecorosas u otras diferentes al compartir familiar y crecimiento espiritual?   (Estudio de las Sagradas Escrituras, reflexión, meditación, cultura, etc., que favorecen el crecimiento de la vida interior, familiar y cristiana).

»    ¿He faltado deliberadamente a la celebración eucarística (La santa Misa) de algún domingo o día festivo?

»    ¿Me he distraído voluntariamente durante la Eucaristía, y/o he asistido físicamente, pero con el "corazón y la mente en otro lugar"?

»    ¿He observado la abstinencia los viernes de cuaresma?   ¿He ayunado el miércoles de ceniza y el viernes santo?

»    ¿Me he confesado al menos una vez al año?   ¿He hecho penitencia y ayuno por mis pecados?

»    ¿He guardado la disposición del ayuno una hora antes del momento de comulgar?

»    ¿Me he confesado lo antes posible, después de cometer algún pecado mortal?

»    ¿He ayudado a la Iglesia en sus necesidades, en la medida que puedo?

 

Honrarás a tu padre y a tu madre (Cuarto mandamiento).

En el Hogar

-¿Obedezco, cuido y honro a mis padres según mi edad y sus necesidades?

-¿Pongo malas caras?

-¿Doy tiempo a la familia?; ¿Cenar juntos?; ¿Diversiones?

-¿Hospitalidad?

-¿Relación con hermanos?

-¿Responsabilidad en los estudios?

-¿Ayuda económica al hogar según necesidad?

Casados: (además de lo mencionado)

-¿Protejo mi casa y los míos de las malas influencias del ambiente? ¿Cómo?

-¿He manipulado con mis estados de ánimo y enfados para que se haga lo que quiero?

-¿Permito que otros (padres, amigos) manipulen o se antepongan al matrimonio? .

-¿Honro y respeto a mi esposo/a en todo momento?

-¿He compartido con mi esposo/a la visión para la familia?; ¿le escucho con interés?;

-¿Le expreso amor, cariño y respeto a mi esposo/a?;

-¿Con mis hijos?

-¿Detecto los problemas y los enfrento con sabiduría?

-¿Qué medidas tomo para que mi casa sea un hogar?

-¿Soy responsable y ordenado con la economía?; ¿Les ayudo para que puedan orar, estudiar, descansar, ir a su grupo, cumplir sus responsabilidades?

Formación: de los hijos: ¿comparto con ellos, enseño y guío?, ¿escucho?, ¿disciplino con sabiduría?; ¿les doy buena educación para ser buenos cristianos?

 

No matarás. (Quinto Mandamiento)

¿De algún modo he matado o atentado contra la vida? (ej.: apoyo o participación en aborto, suicidio, conducir sin cuidado, actos irresponsables que ponen una vida en peligro, agresión, violencia, etc.? ¿He atentado contra la dignidad de alguien?.

 

No cometerás actos impuros. (no adulterio, no fornicación) (Sexto Mandamiento)

-¿He buscado afectividad fuera del orden del Señor?

-¿Cómo distingo entre sentimentalismo y una auténtica relación de amor entre hermanos?; ¿Me relaciono según mi estado de ánimo o lo que edifica en el amor?

-¿Fantasías o actos impuros, conmigo mismo o con otros?

-¿Chistes, programas, actitud seductora, inmodestia en vestir?

-¿Obedezco el plan de Dios para la sexualidad en mi estado de vida?

 

No robarás (Séptimo mandamiento).

-¿De algún modo he robado?

¿Descuidando o no devolviendo propiedad ajena o común)?

¿Me aprovecho de mi puesto para beneficio personal?

 

No levantarás falsos testimonios ni mentirás (Octavo Mandamiento)

-¿Quién inspira mis palabras: Dios o mi ego?¿He querido dar mi opinión en todo?

-¿Digo la verdad?; ¿He revelado secretos; He juzgado (o chismeado)?

-¿Me he quejado buscando conmiseración o desahogo?

-¿He puesto mi atención a lo indebido

-¿He hablado lo que no edifica: chistes con groserías, hirientes a una raza, nacionalidad, etc.?

 

No consentirás pensamientos ni deseos impuros (Noveno Mandamiento)

- ¿He codiciado la mujer o el esposo de mi prójimo?

- ¿He mirado a un hombre a una mujer de manera impura?

 

No codiciarás los bienes ajenos (Décimo Mandamiento)

- ¿He deseado los bienes ajenos?

- ¿He sido envidioso?

- ¿He sido avaro?

- ¿He comido más de lo que necesito?

- ¿He sido orgulloso?

 

Obras de Misericordia

 

-Corporales: solidaridad con enfermos/ hambrientos/ sedientos/presos/ desnudos/ forasteros/ enterrar los muertos. ¿Veo a estos como hermanos por los que me entrego o estadísticas?.

 

-Espirituales: dar buen consejo/ corregir/ perdonar (¿guardo algún resentimiento?)/ consolar/ sufrir con paciencia las molestias del prójimo/ rezar por los vivos y los muertos.

-¿Estoy atento al dolor ajeno?; ¿Hago a acepción de personas según su apariencia?

-¿Vivo en sencillez?; -¿Imito a Cristo que fue pobre?, ¿soy libre de apegos materiales?

-¿Se refleja esto en mi actitud en las compras?; ¿me dejo llevar por antojos?; ¿cuáles?

-¿Coopero con las obras de la Iglesia con verdadero sacrificio y amor o doy de mis sobras?

 

Evangelización

-¿Soy testimonio?; ¿Soy sal de la tierra y luz del mundo?

-¿Me esfuerzo de todo corazón para que Cristo sea conocido y amado por todos?

-¿Estoy en comunión con el espíritu misionero de la Iglesia?

-¿Llevo a mis amistades al Señor o dejo que ellas me arrastren al mundo?

-Cuando evangelizo, ¿lo hago con seguridad o como si fuera una opinión cualquiera?; ¿Respondo al Espíritu o me paraliza el qué dirán'?

Dominio de las Emociones: Resentimientos, caprichos, impulsos, miedos....

-¿Cuáles son mis emociones más salientes?; ¿Las someto al Señor para encausarlas para el bien? ¿De qué forma están afectando mi comportamiento?

-¿Busco primero mi interés y comodidad o servir con amor?

 

SI ERES UN SACERDOTE, UN RELIGIOSO, UNA RELIGIOSA, UN CONSAGRADO, UN SEMINARISTA, UN NOVICIO  etc.

EN TU VIDA ESPIRITUAL

    Eres una persona de oración? Te distraes en la oración? Visitas con frecuencia el Santísimo Sacramento? Lees la Palabra para perfeccionar tu oración?  La realizas con gusto y agrado? Te cuesta mucho los momentos de oración? Tienes tiempo suficiente para la oración? Lees libros sobre oración y vida cristiana para afianzar mejor tu oración?  Crees que eres un cumplidor@ de la oración, o verdaderamente la oración es parte de tu vida y de tu vocación?  Existe la posibilidad en tu vida cristiana que la oración y testimonio van de la mano?  Te preocupas de ser testimonio de vida espiritual para los demás?  Tu vida espiritual está alimentada diariamente o permites que el Stress y tus compromisos no permitan espacio para una buena formación espiritual?  Cumplir con la liturgia de las horas, crees que es suficiente para vivir una buena vida espiritual? Recibes el sacramento de la Eucaristía siempre en Gracia de Dios? La Eucaristía para ti es un compromiso o una necesidad espiritual?  Eres delicad@ con el sacramento de la reconciliación para mantener tu vida espiritual, o dejas pasar el tiempo sin darle su importancia?  En tu agenda personal aparece la vida espiritual como un criterio permanente ante tu vocación y la misión que realizas?  Tienes otras formas de vida espiritual?  La Virgen María es un excelente modelo para tu vida espiritual? Conoces sus virtudes? Las has aplicado en tu vida espiritual?

                EN TU VIDA VOCACIONAL

Cuidas tu vocación ante los peligros que ofrece la sociedad? Valoras la vocación que recibiste y la alimentas con una buena dosis de espiritualidad, sacrificio y perseverancia?  Algunas vez has puesto en peligro tu propia vocación?  Has utilizado tu vocación para ganar privilegios en la sociedad?  Has reclamado privilegios en tu vida diocesana o religiosa creyendo que esa es tu vocación o que deberían darte ese mérito?  Confundes vocación con privilegios?  En todo ese tiempo de vida vocacional, crees que has crecido en tu vocación? Has madurado? La comprendes mejor?  La vives mejor? Te sientes más comprometido con lo que dijiste el primer día que iniciaste? O las cosas han cambiado con el tiempo, para bien o para mal?  Entiendes que Vocación reclama misión y la misión incluye testimonio de vida? Lo has logrado?  Crees que la vocación se sostiene sin vida espiritual, sin compromiso, sin vida comunitaria, sin sacramentos,?  Te alejas de los demás porque crees que esa es tu vocación? 

                EN TU VIDA PASTORAL

Te apoyas en las palabras del Maestro para organizar tu vida pastoral y misionera? La Palabra de Dios es definitiva en todo lo que haces? Aplicas el aforismo escuchar y practicar la Palabra para poder realizar una buena misión pastoral?  Crees que eres dirigente o perteneces y te comprometes con la misión pastoral que organizas?  Te sientes bien preparado para la misión o crees que te hace falta algo: más compromiso, más sacrificio, más dedicación, más conciencia etc?  Obedeces con facilidad en tu trabajo pastoral?  La humildad es un principio de tu vida pastoral?  Preparas y dedicas tiempo suficiente para tu misión pastoral?  Te has preocupad@ por formarte mejor para la misión o simplemente eres amig@ de títulos?  Sinceramente te capacitas porque estás convencid@ de que la misión lo necesita?  No crees que prepararse y formarse sea importante para cumplir bien la misión pastoral?  Eres puntual en la misión? Eres responsable con la misión?  Te has quejado de la misión que elegiste?  Realizas la misión a medias?  Buscas cualquier excusa con tal de evitar los sacrificios en la misión?  Crees que una buena vida pastoral puede darte pie para la santificación?  Cómo? Vayan, anuncien y vivan mi Palabra, ese ha sido criterio en tu misión?  Tienes alguna frase o logo para tu propia misión? Cuál?  Por qué?

                EN TU VIDA COMUNITARIA

Te cuesta mucho convivir con los demás? Por qué?  Aceptas a los demás como tus hermanos y compañeros de misión? Juzgas con facilidad a los demás? Guardas rencor a tus propios hermanos o hermanas en la misión? Sufres de envidia?  Has calumniado a alguien en tu comunidad? Perdonas con facilidad? Eres prudente? Guardas relaciones respetuosas y equilibradas con los demás? Ambicionas algo o te convences que estás para servir? Te has preocupado por cultivar virtudes para tu vida comunitaria: Respeto, sencillez, transparencia, hermandad, justicia, servicio, misericordia? Te crees juez de tu comunidad? Tratas con delicadeza los sufrimientos y las debilidades de los demás?  Conectas tu oración con la vida de tu comunidad?  Piensas que la comunidad debe hacer todo por ti?  O tu puedes hacer mucho por tu comunidad?  Sientes agradecimiento por tu comunidad o crees que es una obligación de ellos para contigo? Cumples con el precepto del amor: Dios, tu comunidad y tu mism@?  Crees que tienes los valores necesarios para vivir en comunidad o debes todavía conseguir algunos, cuáles?  Has pensado en algún proyecto para vivir en comunidad, lo que eres y lo que podrías ser?  Las bienaventuranzas pueden ser un buen propósito para la vida comunitaria?

                EN TU VIDA PERSONAL

Gozas de una vida espiritual intensa con el Señor Jesús?  Crees tener un buen sentido de pertenencia a la Iglesia y a tu comunidad?  En la práctica cuentas con el llamado que Dios te hizo a la comunión, la caridad y la fraternidad?  Crees que has logrado un buen grado de madurez afectiva y psicológica en tu vida?  Cuentas con una capacidad de análisis crítico e investigativo que te permite vivir a plenitud tu vocación cristiana-consagrada?  Acoges con facilidad las exigencias que te imponen la vida consagrada que elegiste?  Cuentas con un director espiritual?  O te las arreglas como puedes? 

Pecados Capitales y Virtudes Contrarias
incluye pensamientos

Soberbia / Humildad
-¿He sido humilde al pensar, me he comparado con otros, he tratado de llamar la atención con mi sabiduría', mi físico, etc.?; ¿Me reconozco pequeñito?; ¿Desprecio a otros en mi corazón?
-¿Me he resentido por el trato o puesto recibido?; ¿Cual es la motivación de mis aspiraciones?.
-¿Distingo entre lo que es doctrina y lo que es mi opinión?; -¿Soy prudente al dar mi opinión; creo que es la única; creo que sin mi presencia las cosas no van bien?
-¿Se distinguir lo que es mi misión o me entrometo en lo que no me corresponde?
-¿Reconozco que no tengo razón de gloriarme sino en Cristo?; ¿En que forma mis acciones están mezcladas con orgullo, vanidad, egoísmo?
-¿Reconozco mis errores y pido perdón?
-¿Puedo ayudar sin mandar?

Avaricia / Generosidad
-¿Estoy apegado a las cosas, ¿Sacrifico tiempo, dinero, para servir según el plan de Dios?.
-¿Juego con el dinero?

Lujuria / Castidad

Ira vs. Paciencia
-¿Se lidiar con las cruces, enfermedades, problemas con relaciones, trabajo, etc.?
-¿pierdo la paz; manifiesto mal humor cuando las cosas no son como yo espero?
-¿Le hecho la culpa a las circunstancias (ej. "me sacaron de quicio").

Gula vs. Templanza
-¿Como mas de lo necesario?, ¿ayuno?
-¿Estoy adicto al alcohol, la droga, pildoras?

Envidia vs. Caridad
-¿Siento celos por posiciones, talentos... otros grupos de la Iglesia? o me alegro cuando otros mejoran. ¿que casos puedo pensar en que no me alegre?

Pereza vs. Diligencia-¿Me he quedado dormido como los discípulos ante lo que Jesús me pedía?
-¿Soy atento a cumplir mis deberes?
-¿Qué hago para edificar mi familia y grupo?
-¿Soy rápido a servir aun cuando no tengo ganas?
-¿`Descanso' mas de lo necesario?
-¿Dejo las cosas para mas tarde?


Bienaventuranzas (Mateo 5, 1-2)
-¿He sido pobre de espíritu, libre de apegos?,
-¿He sido manso, paciente, edificando con medios santos?
-¿He llorado ante los pecados que ofenden a Dios?
-¿He tenido hambre y sed de justicia?
-¿He sido misericordioso?
-¿He sido limpio de corazón, puro de pensamiento?
-¿Trabajo por la paz, en mi persona, hogar, grupo, mundo?
-¿Sufro con gozo al ser perseguido por causa de la justicia (como reacciono ante las criticas "injustas" o incomprensiones.

¿ Qué respuesta damos a la Terrible Pedofilia?

Homilía del sacerdote Franciscano P. Roger J. Landry, pronunciada en la Parroquia del Espíritu Santo en Fall River, MA (Estados Unidos)

Autor: P. Roger J. Landry | Fuente: Texto enviado por Raymundo Trujillo

 

La nota de ocho columnas de la semana pasada no se la llevó el desfile del Super Bowl ni quién sería el mariscal de campo, ni tampoco el discurso del Presidente al Estado de la Unión hablando de los operativos terroristas en los Estados Unidos. Nada de esto fue la noticia principal. Los encabezados fueron capturados por la muy triste noticia de que algunos sacerdotes en la Arquidiócesis de Boston abusaron de jóvenes a quienes estaban consagrados a servir.

 

Es un escándalo mayúsculo, uno que muchas personas que durante largo tiempo han tenido aversión a la Iglesia a causa de alguna de sus enseñanzas morales o doctrinales, lo están usando como pretexto para atacar a la Iglesia como un todo, tratando de implicar que después de todo ellos tenían razón. Muchas personas se han acercado a mí para hablar del asunto. Muchas otras hubieran querido hacerlo, pero creo que por respeto y por no querer sacar a relucir lo que consideran malas noticias, se abstuvieron; pero para mí era obvio que estaba en su mente. Y por eso, hoy quiero atacar el asunto de frente. Ustedes tienen derecho a ello.

 

No podemos fingir como si no hubiera sucedido. Y yo quisiera discutir cuál debe ser nuestra respuesta como fieles católicos a este terrible escándalo. Lo primero que necesitamos hacer, es entenderlo a la luz de nuestra fe en el Señor. Antes de elegir a Sus primeros discípulos, Jesús subió a la montaña a orar toda la noche. En ese tiempo tenia muchos seguidores. Él habló a Su Padre en oración acerca de a quiénes elegiría para que fueran sus doce Apóstoles, los doce que Él formaría íntimamente, los doce a quienes enviaría a predicar la Buena Nueva en Su nombre. Él les dio el poder de expulsar a los demonios. Les dio el poder para curar a los enfermos. Ellos vieron como Jesús obró incontables milagros. Ellos mismos obraron en Su nombre numerosos milagros.

 

Pero, a pesar de todo, uno de ellos fue un traidor. Uno que había seguido al Señor, uno, a quien el Señor le lavó los pies, que lo vio caminar sobre las aguas, resucitar a personas de entre los muertos y perdonar a los pecadores, traicionó al Señor. El Evangelio nos dice que Él permitió que Satanás entrara en él y luego vendió al Señor por treinta monedas en Getsemaní, simulando un acto de amor para entregarlo. "!Judas," le dijo Jesús en el huerto de Getsemani, "con un beso entregas al Hijo del hombre!" Jesús no eligió a Judas para que lo traicionara.

 

Él lo eligió para que fuera como todos los demás. Pero Judas fue siempre libre y usó su libertad para permitir que Satanás entrara en él y, por su traición termino haciendo que Jesús fuera crucificado y ejecutado. Así que desde los primeros doce que Jesús mismo eligió, uno fue un terrible traidor. A VECES LOS ELEGIDOS DE DIOS LO TRAICIONAN. Este es un hecho que debemos asumir. Es un hecho que la primera Iglesia asumió. Si el escándalo causado por Judas hubiera sido lo único en lo que los miembros de la primera Iglesia se hubieran centrado, la Iglesia habría estado acabada antes de comenzar a crecer.

 

En vez de ello, la Iglesia reconoció que no se juzga algo por aquellos que no lo viven, sino por quienes sí lo viven. En vez de centrarse en aquel que traicionó a Jesús, se centraron en los otros once, gracias a cuya labor, predicación, milagros y amor por Cristo, nosotros estamos aquí hoy. Es gracias a los otros once -todos los cuales, excepto San Juan, fueron martirizados por Cristo y por el Evangelio, por el cual estuvieron dispuestos a dar sus vidas para proclamarlo- que nosotros llegamos a escuchar la palabra salvífica de Dios, que recibimos los sacramentos de la vida eterna.

 

Hoy somos confrontados por esa misma realidad. Podemos centrarnos en aquellos que traicionaron al Señor, aquellos que abusaron en vez de amar a quienes estaban llamados a servir, o, como la primera Iglesia, podemos enfocarnos en los demás, en los que han permanecido fieles, esos sacerdotes que siguen ofreciendo sus vidas para servir a Cristo y para servirlos a ustedes por amor. Los medios casi nunca prestan atención a los buenos "once", aquellos a quienes Jesús escogió y que permanecieron fieles, que vivieron una vida de silenciosa santidad. Pero nosotros, la Iglesia, debemos ver el terrible escándalo que estamos atestiguando bajo una perspectiva auténtica y completa.

 

El escándalo desafortunadamente no es algo nuevo para la Iglesia. Hubo muchas épocas en su historia, cuando estuvo peor que ahora. La historia de la Iglesia es como la definición matemática del coseno, es decir, una curva oscilatoria con movimientos de péndulo, con bajas y altas a lo largo de los siglos. En cada una de esas épocas, cuando la Iglesia llegó a su punto más bajo, Dios elevó a tremendos santos que llevaron a la Iglesia de regreso a su verdadera misión. Es casi como si en aquellos momentos de oscuridad, la Luz de Cristo brillara más intensamente.

 

Yo quisiera centrarme un poco en un par de santos a quienes Dios hizo surgir en esos tiempos tan difíciles, porque su sabiduría realmente puede guiarnos durante este tiempo difícil. San Francisco de Sales fue un santo a quien Dios hizo surgir justo después de la Reforma Protestante. La Reforma Protestante no brotó fundamentalmente por aspectos teológicos, por asuntos de fe -aunque las diferencias teológicas aparecieron después- sino por aspectos morales. Había un sacerdote agustino, Martín Lutero, quien fue a Roma durante el papado más notorio de la historia, el del Papa Alejandro VI. Este Papa jamás enseñó nada contra la fe -el Espíritu Santo lo evitó- pero fue simplemente un hombre malvado. Tuvo nueve hijos de seis diferentes concubinas. Llevó a cabo acciones contra aquellos que consideraba sus enemigos. Martín Lutero visitó Roma durante su papado y se preguntaba cómo Dios podía permitir que un hombre tan malvado fuera la cabeza visible de Su Iglesia. Regresó a Alemania y observó toda clase de problemas morales.

 

Los sacerdotes vivían abiertamente relaciones con mujeres. Algunos trataban de obtener ganancias vendiendo bienes espirituales. Privaba una inmoralidad terrible entre los laicos católicos. Él se escandalizó, como le hubiera ocurrido a cualquiera que amara a Dios, por esos abusos desenfrenados. Así que fundó su propia iglesia. Eventualmente Dios hizo surgir a muchos santos que combatieran esta solución equivocada y trajeran de regreso a las personas a la Iglesia fundada por Cristo.

 

San Francisco de Sales fue uno de ellos. Poniendo en riesgo su vida, recorrió Suiza, donde los calvinistas eran muy populares, predicando el Evangelio con verdad y amor. Muchas veces fue golpeado en su camino y dejado por muerto. Un día le preguntaron cuál era su postura en relación al escándalo que causaban tantos de sus hermanos sacerdotes. Lo que él dijo es tan importante para nosotros hoy como lo fue en aquel entonces para quienes lo escucharon.

 

Él no se anduvo con rodeos. Dijo: "Aquellos que cometen ese tipo de escándalos son culpables del equivalente espiritual a un asesinato, destruyendo la fe de otras personas en Dios con su pésimo ejemplo". Pero al mismo tiempo advirtió a sus oyentes: "Pero yo estoy aquí entre ustedes hoy para evitarles un mal aún peor. Mientras que aquellos que causan el escándalo son culpables de asesinato espiritual, los que acogen el escándalo -los que permiten que los escándalos destruyan su fe-, son culpables de suicidio espiritual."

 

Son culpables, dijo él, "de cortar de tajo su vida con Cristo, abandonando la fuente de vida en los Sacramentos, especialmente la Eucaristía". San Francisco de Sales anduvo entre la gente de Suiza tratando de prevenir que cometieran un suicidio espiritual a causa de los escándalos. Y yo estoy aquí hoy para predicarles lo mismo a ustedes. ¿Cuál debe ser entonces nuestra reacción?

 

Otro gran santo que vivió en tiempos particularmente difíciles también puede ayudarnos. El gran San Francisco de Asís vivió alrededor del año 1200, que fue una época de inmoralidad terrible en Italia central. Los sacerdotes daban ejemplos espantosos. La inmoralidad de los laicos era aún peor. San Francisco mismo, siendo joven, había escandalizado a otros con su manera despreocupada de vivir. Pero eventualmente, se convirtió al Señor, fundó a los Franciscanos, ayudó a Dios a reconstruir Su Iglesia y llegó a ser uno de los más grandes santos de todos los tiempos. Una vez, uno de los hermanos de la Orden de Frailes Menores le hizo una pregunta. Este hermano era muy susceptible a los escándalos. "Hermano Francisco," le dijo, "¿qué harías tu si supieras que el sacerdote que está celebrando la Misa tiene tres concubinas a su lado?" Francisco, sin dudar un sólo instante, le dijo muy despacio: "Cuando llegara la hora de la Sagrada Comunión, iría a recibir el Sagrado Cuerpo de mi Señor de las manos ungidas del sacerdote."

 

¿A dónde quiso llegar Francisco? Él quiso dejar en claro una verdad formidable de la fe y un don extraordinario del Señor. Sin importar cuán pecador pueda ser un sacerdote, siempre y cuando tenga la intención de hacer lo que hace la Iglesia -en Misa, por ejemplo, cambiar el pan y el vino en la carne y la sangre de Cristo, o en la confesión, sin importar cuán pecador sea él en lo personal, perdonar los pecados del penitente, Cristo mismo actúa en los sacramentos a través de ese ministro. Ya sea que el Papa celebre la Misa o que un sacerdote condenado a muerte por un crimen celebre la Misa, en ambos casos es Cristo mismo quien actúa y nos da Su cuerpo y Su sangre.

 

Así que lo que Francisco estaba diciendo en respuesta a la pregunta de su hermano religioso al manifestarle que él recibiría el Sagrado Cuerpo de Su Señor que sus manos ungidas del sacerdote, es que no iba a permitir que la maldad o inmoralidad del sacerdote lo llevaran a cometer suicidio espiritual. Cristo puede seguir actuando y de hecho actúa incluso a través del más pecador de los sacerdotes. ¡Y gracias a Dios que lo hace!

Y es que si siempre tuviéramos que depender de la santidad personal del sacerdote, estaríamos en graves problemas.

 

Los sacerdotes son elegidos por Dios de entre los hombres y son tentados como cualquier ser humano y caen en pecado como cualquier ser humano. Pero Dios lo sabía desde el principio. Once de los primeros doce Apóstoles se dispersaron cuando Cristo fue arrestado, pero regresaron; uno de los doce traicionó al Señor y tristemente nunca regresó. Dios ha hecho los sacramentos esencialmente "a prueba de los sacerdotes", esto es, en términos de su santidad personal. No importa cuán santos estos sean o cuán malvados, siempre y cuando tengan la intención de hacer lo que hace la Iglesia, entonces actúa Cristo mismo, tal como actuó a través de Judas cuando Judas expulsó a los demonios y curó a los enfermos.

 

Así que, de nuevo, les pregunto: ¿Cuál debe ser la respuesta de la Iglesia a estos actos? Se ha hablado mucho al respecto en los medios. ¿Tiene la

Iglesia que trabajar mejor, asegurándose que nadie con predisposición a la pedofilia sea ordenado? Absolutamente. Pero esto no sería suficiente. ¿Tiene la Iglesia que actuar mejor para tratar estos casos cuando sean reportados? La Iglesia ha cambiado su manera de abordar estos casos y hoy la situación es mucho mejor de lo que fue en los años ochenta, pero siempre puede ser perfeccionada.

 

Pero aún esto no sería suficiente. ¿Tenemos que hacer más para apoyar a las víctimas de tales abusos? ¡Sí, tenemos que hacerlo, tanto por justicia como por amor! Pero ni siquiera esto es lo adecuado. El Cardenal Law ha hecho que la mayoría de los rectores de las escuelas de medicina en Boston trabajen en el establecimiento de un centro para la prevención del abuso en niños, que es algo que todos nosotros debemos apoyar. Pero ni siquiera esto es una respuesta suficiente ¡La única respuesta adecuada a este terrible escándalo, -, como San Francisco de Sales reconoció en 1600 e incontables otros santos han reconocido en cada siglo-, es la SANTIDAD!

 

¡Toda crisis que enfrenta la Iglesia, toda crisis que el mundo enfrenta, es una crisis de santidad! La santidad es crucial, porque es el rostro autentico de la Iglesia. Siempre hay personas -un sacerdote se encuentra con ellas regularmente, ustedes probablemente conocen a varias de ellas también-, que usan excusas para justificar por qué no practican su fe, por qué lentamente están cometiendo suicidio espiritual. Puede ser porque una monja se portó mal con ellos cuando tenían 9 años. O porque no entienden las enseñanzas de la Iglesia sobre algún asunto particular.

 

Indudablemente habrá muchas personas estos días -y ustedes probablemente se encontraran con ellas- que dirán: "¿Para qué practicar la fe, para qué ir a la Iglesia, si la Iglesia no puede ser verdadera, cuando los así llamados elegidos son capaces de hacer el tipo de cosas que hemos estado leyendo?" Este escándalo es como un perchero enorme donde algunos trataran de colgar su justificación para no practicar la fe. Por eso es que la santidad es tan importante. Estas personas necesitan encontrar en todos nosotros una razón para tener fe, una razón para tener esperanza, una razón para responder con amor al amor del Señor.

 

Las bienaventuranzas que leemos en el Evangelio de hoy son una receta para la santidad. Todos necesitamos vivirlas más. ¿Tienen que ser más santos los sacerdotes? Seguro que sí. ¿Tienen que ser más santos los religiosos y religiosas y dar un testimonio aún mayor de Dios y del Cielo? Absolutamente. Pero todas las personas en la Iglesia tienen que hacerlo, ¡incluyendo a los laicos! Todos tenemos la vocación de ser santos y esta crisis es una llamada para que despertemos.

 

Estos son tiempos duros para ser sacerdote hoy. Son tiempos duros para ser católicos hoy. Pero también son tiempos magníficos para ser un sacerdote hoy y tiempos magníficos para ser católicos hoy. Jesús dice en las bienaventuranzas que escuchamos hoy: "Bienaventurados serán cuando los injurien, y los persigan y digan con mentira toda clase de mal contra ustedes por mi causa. Alégrense y regocíjense, porque su recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a ustedes."Yo he experimentado de primera mano esta bienaventuranza, al igual que otros sacerdotes que conozco.

 

A principios de esta semana, cuando terminé de hacer ejercicio en un gimnasio local, salía yo del vestidor con mi traje negro de clérigo. Una madre, apenas me vio, inmediata y apresuradamente apartó a sus hijos del camino y los protegió de mí mientras yo pasaba. Me miró cuando pasé y cuando me había alejado lo suficiente, respiró aliviada y soltó a sus hijos como si yo fuera a atacarlos a mitad de la tarde en un club deportivo.

 

Pero mientras que todos nosotros quizá tengamos que padecer tales insultos y falsedades por causa de Cristo, de hecho debemos regocijarnos. Es un tiempo fantástico para ser cristianos hoy, porque es un tiempo en el que Dios realmente necesita de nosotros para mostrar Su verdadero rostro. En tiempos pasados en Estados Unidos, la Iglesia era respetada. Los sacerdotes eran respetados. La Iglesia tenía reputación de santidad y bondad. Pero ya no es así. Uno de los más grandes predicadores en la historia estadounidense, el Obispo Fulton J. Sheen, solía decir que él prefería vivir en tiempos en los que la Iglesia sufre en vez de cuando florece, cuando la Iglesia tiene que luchar, cuando la Iglesia tiene que ir contra la cultura.

 

Esas épocas para que los verdaderos hombres y las verdaderas mujeres dieran un paso al frente y contaran. "Hasta los cadáveres pueden flotar

corriente abajo," solía decir, señalando que muchas personas salen adelante fácilmente cuando la Iglesia es respetada, "pero se necesita de verdaderos hombres, de verdaderas mujeres, para nadar contra la corriente." ¡Qué cierto es esto!

 

Hay que ser un verdadero hombre y una verdadera mujer para mantenerse a flote y nadar contra la corriente que se mueve en oposición a la Iglesia. Hay que ser un verdadero hombre y una verdadera mujer para reconocer que cuando se nada contra la corriente de las críticas, estamos más seguros que cuando permanecemos adheridos a la Roca sobre la que Cristo fundó su Iglesia. Este es uno de esos tiempos. Es uno de los grandes momentos para ser cristianos.

 

Algunas personas predicen que en esta región la Iglesia pasará tiempos difíciles y quizá sea así, pero la Iglesia sobrevivirá, porque el Señor se asegurará de que sobreviva. Una de las más grandes réplicas en la historia sucedió justamente hace unos 200 años. El emperador francés Napoleón engullía con sus ejércitos a los países de Europa con la intención final de dominar totalmente el mundo.

 

En aquel entonces dijo una vez al Cardenal Consalvi:

"Voy a destruir su Iglesia" El Cardenal le contestó: "No, no podrá". Napoleón, con sus 150 cm. de altura, dijo otra vez: "¡Voy a destruir su Iglesia!" El Cardenal dijo confiado: "No, no podrá.! Ni siquiera nosotros hemos podido hacerlo!"

Si los malos Papas, los sacerdotes infieles y miles de pecadores en la Iglesia no han tenido éxito en destruirla desde su interior -le estaba diciendo implícitamente al general- ¿cómo cree que Ud. va a poder hacerlo?

 

El Cardenal apuntaba a una verdad crucial. Cristo nunca permitirá que Su Iglesia fracase. El prometió que las puertas del infierno no prevalecerían sobre Su Iglesia, que la barca de Pedro, la Iglesia que navega en el tiempo hacia su puerto eterno en el cielo, nunca se volcará, no porque aquellos que van en ella no cometan todos los pecados posibles para hundirla, sino porque Cristo, que también está en la barca, nunca permitirá que esto suceda. Cristo sigue en la barca y Él nunca la abandonará.

 

La magnitud de este escándalo podría ser tal, que de ahora en adelante ustedes encuentren difícil confiar en los sacerdotes de la misma manera como lo hicieron en el pasado. Esto puede suceder y podría no ser tan malo. ¡Pero nunca pierdan la confianza en el Señor! ¡Es Su Iglesia! Aún cuando algunos de Sus elegidos lo hayan traicionado, Él llamará a otros que serán fieles, que los servirán a ustedes con el amor que merecen ser servidos, tal como ocurrió después de la muerte de Judas, cuando los once Apóstoles se pusieron de acuerdo y permitieron que el Señor eligiera a alguien que tomara el lugar de Judas y escogieron al hombre que terminó siendo San Matías, quien proclamó fielmente el Evangelio hasta ser martirizado por él.

 

¡Este es un tiempo en el que todos nosotros necesitamos concentrarnos aún más en la santidad! ¡Estamos llamados a ser santos y cuánto necesita nuestra sociedad ver ese rostro hermoso y radiante de la Iglesia! Ustedes son parte de la solución, una parte crucial de la solución. Y cuando caminen al frente hoy para recibir de las manos ungidas de este sacerdote el Sagrado Cuerpo del Señor, pídanle a Él que los llene de un deseo real de santidad, un deseo real de mostrar Su autentico rostro.

 

Una de las razones por las que yo estoy aquí como sacerdote para ustedes hoy es porque siendo joven, me impresionaron negativamente algunos de los sacerdotes que conocí. Los veía celebrar la Misa y casi sin reverencia alguna dejaban caer el Cuerpo del Señor en la patena, como si tuvieran en sus manos algo de poco valor en vez de al Creador y Salvador de todos, en vez de a MI Creador y Salvador. Recuerdo haberle dicho al Señor, reiterando mi deseo de ser sacerdote: "¡Señor, por favor, déjame ser sacerdote para que pueda tratarte como Tú mereces!" Eso me dio un ardiente deseo de servir al Señor.

 

Quizá este escándalo les permita a ustedes hacer lo mismo. Este escándalo puede ser algo que los conduzca por el camino del suicidio espiritual o algo que los inspire a decir, finalmente, "Quiero ser santo, para que yo y la Iglesia podamos glorificar Tu nombre como Tú lo mereces, para que otros puedan encontrarte en el amor y la salvación que yo he encontrado." Jesús está con nosotros, como lo prometió, hasta el final de los tiempos. Él sigue en la barca. Tal como a partir de la traición de Judas, Él alcanzo la más grande victoria en la historia del mundo, nuestra salvación por medio de Su Pasión, muerte y Resurrección, también a través de este episodio Él puede traer y quiere traer un nuevo renacimiento de la santidad, para lanzar unos nuevos Hechos de los Apóstoles en el siglo XXI, con cada uno de nosotros -y esto te incluye a TI- jugando un papel estelar.

 

Ahora es el tiempo para que los verdaderos hombres y mujeres de la Iglesia se pongan de pie. Ahora es el tiempo de los santos. ¿Cómo vas a responder tú?

La reconciliación: una tarjeta de crédito para el cielo

Agradecimientos a:  http://jeaf.com/samasabe/reconcil.htm    Marzo 2011

NO ES FACIL El Sacramento de la Reconciliación es difícil para la mayoría de nosotros. No tenemos más que pensar en la historia de Adán y Eva en el jardín. En vez de admitir su falta, fue mucho más fácil para ellos echar la culpa a alguna otra cosa. Nosotros también podemos sentir que Dios nos ama más cuando obramos bien. Podemos incluso intentar convencernos de que Dios no sabe nada de nuestras faltas. 

DIOS TE AMA ¡Dios nos ama! Dios conoce perfectamente los retos de la vida humana. Podemos pensar en la historia del hijo pródigo, la gran ofensa y dolor que el hijo infligió al padre, y cómo el padre le recibió a su vuelta, sin esperar tan siquiera una disculpa. He tenido ocasión de encontrar muchas personas a quienes familiares y amigos hirieron profundamente. Cuando les pregunto: "¿Serás capaz de perdonarlas alguna vez?", la respuesta normalmente es: "Sí". Si nosotros los hombres podemos perdonar así, ¡cuánto más dispuesto estará Dios a perdonarnos! 

DIOS ESPERA Él espera nuestro regreso. "¡Pero si no me he confesado en cincuenta años!". La respuesta es simplemente… "¡Bienvenido otra vez! ¡Qué bien que estés aquí!". ¿Cómo sé si estoy preparado? Si has leído hasta aquí, es probable que te estés tomando en serio el prepararte. A veces nos resistimos a ir a confesarnos porque no estamos seguros de qué hacer o decir. ¿Cómo saber si estamos listos? Según el Catecismo de la Iglesia Católica, son necesarias tres cosas: 

CONTRICIÓN:  La contrición es "un dolor del alma y destestación del pecado cometido, con la resolución de no volver a pecar". Conviene preparse para recibir este sacramento con un examen de conciencia hecho a la luz de la Palabra de Dios. Pincha en el enlace "examen de conciencia" aquí para una versión basada en los Diez Mandamientos. 

CONFESIÓN DE LOS PECADOS:  "…Incluso desde un punto de vista simplemente humano, nos libera y facilita nuestra reconciliación con los demás. Por la confesión, el hombre se enfrenta a los pecados de que se siente culpable; asume su responsabilidad y, por ello, se abre de nuevo a Dios y a la comunión de la Iglesia con el fin de hacer posible un nuevo futuro. La confesión a un sacerdote constituye una parte esencial del sacramento de la Penitencia. En la confesión los penitentes deben enumerar todos los pecados mortales de que tienen conciencia tras haberse examinado seriamente". De acuerdo con el mandamiento de la Iglesia, "'todo fiel llegado a la edad del uso de razón debe confesar, al menos una vez al año, los pecados graves de que tiene conciencia". 

SATISFACCIÓN:  Muchos pecados perjudican a nuestro prójimo. Uno debe hacer todo lo posible para reparar el daño (por ejemplo, devolver bienes robados, restaurar la reputación del calumniado, o pagar una compensación por los perjuicios). La mera justicia lo exige. Levantado del pecado, el pecador debe aún recobrar la plena salud espiritual haciendo algo para compensar su falta. La persona debe "hacer satisfacción", o "expiar" sus pecados. Esta satisfacción se llama "penitencia". Puede consistir en oración, una ofrenda, obras de misericordia, servicio al prójimo, abnegación voluntaria o sacrificios. 

Qué decir: El sacerdote te saludará en la sala de confesión o en el confesionario. Si prefieres encontrarte cara a cara con él, simplemente salúdalo con normalidad, "buenos días", y estréchale la mano. Él te ayudará a comenzar. Juntos haréis la Señal de la Cruz. En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. No te preocupes. ¡El sacerdote está allí para ayudarte! Puede ser que te invite a poner tu confianza en Dios… diciendo estas palabras o similares: "Que Dios, que ha iluminado todos los corazones, te ayude a conocer tus pecados y a confiar en su misericordia". Tú podrías responder con "Amén", si así lo deseas. El sacerdote puede también leer un pasaje de las Escrituras. ¡Sencillamente escucha! Confiesa tus pecados: Podría ser que tras la Señal de la Cruz, el sacerdote se quede en silencio.

Entonces puedes confesar tus pecados. Puedes mencionar cuánto tiempo hace desde tu última confesión. Muchos de nosotros solemos comenzar diciendo: "Bendígame, padre, porque he pecado. Mi última confesión fue hace …Éstos son mis pecados: …". Si te has quedado sin palabras, es probable que el sacerdote te pregunte simplemente: "¿Cuáles son tus pecados?". Entonces díselos. Recuerda, es importante confesar todos los pecados graves. La Reconciliación significa también que estamos listos para librarnos de todos los pecados. Son ésos que retenemos los que a veces nos ponen las cosas más difíciles. Así que, por difícil que sea, menciónaselos todos. Penitencia y acto de contrición: Luego, es posible que el sacerdote se dirija a ti. Puede tratar de ayudarte a ver la fuente de tus acciones pecaminosas. Normalmente pecamos porque somos egoístas. También te reafirmará en el amor de Dios por ti. Después te propondrá un acto de penitencia que aceptarás para satisfacer tus pecados y enmendar tu vida. Luego puede pedirte que reces un acto de contrición, de dolor por tus pecados.

Una plegaria espontánea sirve…, por ejemplo, "Dios, me arrepiento de mis pecados. Dame la fuerza necesaria para dejarlos atrás y vivir una clase de vida nueva". Puede ser que deseemos rezar el Acto de Contrición que aprendimos de niños. Un ejemplo: Señor mío, Jesucristo,Dios y Hombre verdadero,Creador, Padre y Redentor mío,Por ser Vos quien sois, Bondad infinita,Y porque os amo sobre todas las cosas,Me pesa de todo corazón haberos ofendido,Y también me pesa porque podéis castigarmeCon las penas del infierno.Ayudado por vuestra divina graciaPrometo firmemente nunca más pecar,Confesarme, y cumplir la penitencia que me fuera impuesta. Absolución: El sacerdote extenderá su mano hacia ti, o tal vez te impondrá las manos en la cabeza, mientras reza la plegaria de absolución de la Iglesia: Dios, Padre de Misericordia,Por la muerte y resurrección de su HijoReconcilió consigo al mundoY envió a su Espíritu entre nosotrosPara el perdón de los pecados;Por el ministerio de la IglesiaQue Dios te dé el perdón y la paz,Y yo te absuelvo de tus pecadosEn el Nombre del Padre, del Hijo, +Y del Espíritu Santo.R/. Amén. Despedida: 

Puede que el sacerdote rece una oración corta de final. Puede que solamente diga: "Ve en paz a amar y servir al Señor". Tu respuesta puede ser muy natural… un simple "Amén", o "Gracias…Que tenga un buen día". Después vete y tómate algún tiempo en considerar tu penitencia.

Interrogantes acerca del Matrimonio Homosexual

Conferencia Episcopal de Canadá.  iuscanonicum.org

 

 

Muchas de las respuestas que se basan en un informe del pasado mes de febrero sobre el matrimonio presentado por la conferencia episcopal ante la Comisión permanente sobre Justicia y Derechos Humanos de la Cámara de los Comunes.

 

El texto completo en inglés y francés de esta exposición adaptada está disponible en la página web de la Catholic Organization for Life and Family y en la página web de la Conferencia Episcopal Católica de Canadá.

 

P: ¿Cómo puede decirse que el principal fin del matrimonio es la procreación, si no todas las parejas casadas tienen hijos, no todos los hijos nacen dentro del matrimonio y, con las nuevas tecnologías y la ayuda de una tercera persona de sexo opuesto, las parejas del mismo sexo pueden tener hijos?

 

R: El hecho de que algunas parejas casadas no tengan hijos sea por causa de infertilidad o decisión personal no determina el fin del matrimonio. Las excepciones prueban, no invalidan, la regla; las formas de actuar individuales no invalidan los objetivos de una institución; las variaciones no anulan una norma.

 

El hecho biológico inherente que permanece es que, por lo general, el matrimonio entre un hombre y una mujer dará como resultado niños. Hecho que no pueden alterar ni cambios en el reino de las ideas, ni tendencias sociales o nuevas tecnologías.

 

P: ¿Acaso no han evolucionado durante años los fines del matrimonio? Por ejemplo, ya no se tolera la violación bajo la cobertura del matrimonio, o las leyes familiares han desarrollado el reconocimiento de la igualdad de los esposos. ¿Ha evolucionado hoy el fin del matrimonio desde la procreación hasta el reconocimiento de la expresión de un compromiso?

 

R: El fin central del matrimonio, que ha servido a la sociedad desde tiempos inmemoriales, no ha cambiado. Los desarrollos mencionados arriba no tienen que ver realmente con la naturaleza del matrimonio sino con cambios dentro de la estructura actual del matrimonio. Simplemente han sido desarrollos para reforzar, no para redefinir la institución. Incluso, aunque el matrimonio haya estado evolucionando durante años, siempre ha sido en continuidad con su naturaleza.

 

P: El énfasis sobre la reproducción, ¿significa que los matrimonios de parejas infértiles son inválidos?

 

R: Hay parejas que no tienen hijos por elección personal o por infertilidad: el aumento de los segundos matrimonios significa que se convierten en una circunstancia más común que en el pasado.

 

Pero las excepciones no invalidan, sino que más bien prueban la regla, especialmente cuando tienen lugar en una institución que juega una papel tan vital como el matrimonio. Cómo se viva actualmente un matrimonio no determina los objetivos de una institución importante, que tienen objetivos críticos para el futuro de la sociedad.

 

P: ¿En qué manera afecta a los matrimonios de distinto sexo el que se dé la posibilidad legal de casarse a las parejas del mismo sexo?

 

R: El matrimonio es un consentimiento personal y también social. Lo que se reconoce legal y socialmente no es sólo el consentimiento personal sino también un consentimiento social que contribuye al futuro de la sociedad al tener y criar hijos. Aunque no todas las parejas casadas tengan hijos, la relación entre un hombre y una mujer tiene el potencial inherente de crear hijos.

 

Permitir a las parejas del mismo sexo casarse cambiaría la definición de matrimonio hasta tal punto que dejaría de ser matrimonio. La procreación no es sólo el fin del matrimonio sino que es esencial a la institución. Además, la complementariedad y riqueza de la diferencia sexual es esencial para la expresión del amor conyugal.

 

Se deben analizar las leyes no sólo según su impacto en los individuos sino también por su impacto en el tejido social. Es importante para la estabilidad de la familia y, en última instancia, de la sociedad, consolidar la institución del matrimonio.

 

El señor juez Pitfield en un dictamen del Tribunal Supremo de la Columbia Británica de octubre del 2001 expresaba la dimensión social del matrimonio de esta forma: «El estado tiene una justificación demostrablemente genuina al conceder reconocimiento, preferencia y precedencia a la naturaleza y carácter de los acuerdos centrales y sociales en los que una sociedad se apoya».

 

P: ¿Qué respuesta se puede dar a las parejas del mismo sexo que dicen que, si se les permitiera casarse, sus uniones se consolidarían y sus hijos se verían mejor protegidos, puesto que el reconocimiento les quitaría el estigma social?

 

R: El hecho es que los niños están viviendo hoy en día en una variedad de hogares: familias mezcladas, familias extendidas, familias de un solo progenitor, familias en las que ha muerto un progenitor, familias pobres, familias ricas.

 

Durante siglos, el matrimonio se ha basado en la promoción de la relación de pareja y la continuidad de la sociedad. No se ha basado en primer lugar sobre la afirmación de la elección de vida de uno de los componentes de la pareja. En cuanto al estigma social, es importante reforzar la enseñanza de la Iglesia de que todos los seres humanos tienen igual dignidad humana y son dignos del mismo respeto, porque han sido creados a imagen de Dios; esto es verdad aunque cierto comportamiento sexual sea o no aceptado por la Iglesia.

 

P: Permitir a las parejas del mismo sexo casarse, ¿devaluaría el matrimonio?

 

R: Conceder a las parejas del mismo sexo el derecho legal al matrimonio podría cambiar la definición del matrimonio hasta tal punto que dejaría de ser matrimonio. Borrar las distinciones entre el matrimonio y otras formas de relación podría dar como resultado menor diversidad en la sociedad, no mayor.

 

Esto no es hacer juicios sobre la riqueza y el valor de los individuos en los diferentes tipos de relación. Todos los seres humanos tienen una dignidad humana inherente porque vienen de Dios y son amados por Dios.

 

Resulta apropiado distinguir entre matrimonio y otros tipos de relaciones porque así ha sido durante siglos y continúa siendo el marco a través del cual se perpetúa la sociedad misma. Las estadísticas prueban de manera aplastante que el matrimonio es el mejor ambiente en el que criar a los hijos.

 

Como afirmaba el señor juez Pitfield en una decisión de la Corte Suprema de Columbia Británica, en octubre del 2001, «la única cuestión es si el matrimonio puede convertirse en algo que no es, para englobar otras relaciones».

 

P: Las parejas del mismo sexo tienen ahora casi todos los mismos beneficios sociales que las parejas casadas; ¿no se estará en realidad luchando sólo por una palabra? ¿Qué hay tan importante en la palabra «matrimonio»?

 

R: Las palabras son importantes. Por ejemplo, nuestros nombres personales, nuestros apellidos son «sólo palabras». Las palabras significan quién y qué somos y el significado de las instituciones. El matrimonio tiene un enorme significado porque ha existido a través de todas las culturas, credos y sistemas políticos que recuerda la historia. El matrimonio es una palabra que está llena de historia, significado y simbolismo, y que deberíamos conservar para esta realidad única.

 

P: Si algunos aspectos del matrimonio se asemejan a los de otras relaciones, ¿esto significa que no es distinto de otras relaciones?

 

R: Es cierto que las relaciones de parejas de hecho producen hijos, algunos matrimonios no, y algunas parejas del mismo sexo tienen hijos sea de relaciones anteriores o con la ayuda de las nuevas tecnologías.

 

Lo que es importante es no dividir el matrimonio en sus componentes sino mirar a su fin más importante que está profundamente arraigado en nuestra historia, cultura y tradiciones religiosas.

 

P: ¿Rehusar a las parejas del mismo sexo el derecho a casarse sería hacer lo mismo que las leyes de algunos países que se usan para prevenir el matrimonio entre razas diferentes?

 

R: La analogía es inválida porque las leyes raciales no tienen justificación a la hora de mantener separadas las razas, no a la hora de hablar de la naturaleza del matrimonio. Los matrimonios del mismo sexo podrían, como ocurre con la poligamia, cambiar la verdadera naturaleza del matrimonio al convertirlo en algo que no es.

 

P: Hay tres casos judiciales en Ontario, Quebec, y Columbia Británica sobre la definición del matrimonio. En todos los tribunales se ha afirmado que la definición de oposición de sexos del matrimonio es discriminatoria, y sólo en uno (el caso de Columbia Británica) se declaró que la discriminación era justificable. El cambio en la definición del matrimonio, ¿no será sólo una cuestión de tiempo? ¿No debería la Iglesia promover la igualdad?

 

R: Primero, estos son juicios de tribunales de primera instancia y hay un largo proceso de apelación. Las distinciones legales y sociales se hacen entre matrimonio y otros tipos de relación como uniones de hecho, uniones del mismo sexo y otras relaciones adultas no sexuales, no sobre la base de características personales irrelevantes.

 

La naturaleza de estas relaciones es substancialmente diferente del matrimonio, incluso teniendo aspectos similares. La institución del matrimonio trasciende las excepciones. Ni se está sugiriendo que las distinciones se hagan sobre la base de que los individuos en un tipo de relación sean más dignos de respeto como seres humanos que otros.

 

La enseñanza católica deja claro que se debe respetar la dignidad de todos los seres humanos porque han sido creados a imagen de Dios. Lo que se está cuestionando aquí es si redundará en beneficio de la sociedad cambiar la definición del matrimonio hasta el punto de que ya no corresponda a su realidad, no sólo como ha sido conocido y vivido durante siglos, sino también como es conocido y vivido por la vasta mayoría de los canadienses de hoy, así como por el resto del mundo.

 

P: ¿Qué se puede decir sobre las uniones de hecho del mismo sexo?

 

R: Hay otras relaciones entre adultos que implican compromiso, cariño e interdependencia emocional y financiera, impliquen o no un componente sexual. Si el gobierno ve conveniente tratar sus preocupaciones a través de uniones civiles o parejas registradas, se debería hacer de manera que no redefina radicalmente el matrimonio. El matrimonio debe mantenerse como una institución de sexos opuestos.

 

P: Las personas que forman parejas del mismo sexo formarán parte del registro de uniones civiles que se creará para ellas, ¿no serán tratados como ciudadanos de segunda clase?

 

R: Tratar el matrimonio de manera diferente no es un juicio sobre el valor o dignidad humana de los individuos en los diferentes tipos de relaciones. La distinción se hace debido al papel diferente que el matrimonio ha desempeñado en la perpetuación y estabilidad de la sociedad.

 

25 de marzo de 2003