CÓMO FUNCIONA LA PASTORAL FAMILIAR?
Uno de los aspectos más importantes a considerar en nuestro trabajo de agentes de pastoral familiar es el referido a cómo realizamos, es decir, qué criterios, qué actitudes, qué postura asumimos en nuestro trabajo pastoral del Colegio. Quisiéramos compartir algunas reflexiones, fundadas especialmente en nuestra experiencia de fe y en nuestro caminar pastoral.
La Pedagogía de Jesús: En el Evangelio, Jesucristo se ofrece a nosotros como maestro y modelo, (Jn 13, 13; 14,6). Se hace uno de nosotros y vive nuestra realidad. Sin embargo, la pedagogía de Jesús no se presenta como un sistema pedagógico completo y científico, sino como un proceso de salvación en la historia, la que está centrada totalmente en Cristo Jesús.
La Pedagogía de Jesús, en cuanto a proceso de salvación tieneomo primera característica el ser experiencial. Ser cristiano no significa vivir solo de doctrinas y conceptos valóricos, ser cristiano es vivir una experiencia fundamental, una experiencia de fe, una experiencia de amor que transforma la vida. “Señor ¿a quién podemos ir? Solo tú tienes palabras de vida eterna” (Jn 6, 68). Una experiencia que lleva a Pablo a exclamar “he quedado crucificado con Cristo, ya no soy yo quien vive: es Cristo quien vive en mi” (Gal 2, 19-20). Enseña desde la vida y para la vida.
Es una pedagogía transformadora. Introduce en un proceso que nos enseña una nueva forma de mirar, nos da otra perspectiva, nos cambia el horizonte. Recibimos una nueva comprensión de la persona humana, de la creación, de la historia incluso de la misma Iglesia. Una nueva comprensión que nos lleva a sentir y a actuar según la lógica del Evangelio (cf. Jn. 15, 13)
Es una pedagogía inserta en una comunidad. Jesús llama a los apóstoles y va perfeccionando la fe de ellos con hechos y palabras. La primera señal milagrosa de Jesús, los apóstoles la viven juntos, es decir, en comunidad (cf. Jn 2, 11-12); lo mismo ocurre cuando multiplica los panes (Jn 6, 1-15), camina sobre las aguas (Jn 6, 16-21) y en muchas otras señales (Jn 20, 30). Estos hechos van constituyendo a los apóstoles como testigos de Jesús hasta llegar a reconocerlo como el Señor Resucitado (Jn. 21, 1-14) y hasta la confirmación de Pedro (Jn 21, 15-19).
Otro aspecto de la Pedagogía de Jesús es su coherencia testimonial. Jesús durante todo su ministerio, desde su encarnación hasta la cruz, fue coherente entre lo que dijo e hizo (cf. Jn 10, 36-38). Actuó “sin alarde de su condición divina” (Fil. 2, 5-11); y asumió un estilo de vida pobre y sencillo (cf Mt. 8,20).
La acción del Espíritu está presente durante todo el Evangelio. Jesús es acogedor y lo manifiesta con gestos de amistad hacia los apóstoles, en una cercanía capaz de llenar sus corazones. “Ya no los llamo siervos porque el siervo no sabe lo que hace su amo. Los llamo mis amigos porque les he dado a conocer todo lo que mi Padre me ha dicho” (Jn 15,15).
El encuentro con Jesús personaliza e integra la vida. Centra su atención en aquel a quien se dirige o en aquellos que le buscan. Les escucha y les habla, se adapta a su realidad, los hace sentir únicos e irrepetibles (Jn 4, 1-42). Los hace salir de sí mismos (Jn 21, 20); escruta los corazones y las intenciones (Jn 8, 40); es capaz de ponerse en el lugar del otro y sufrir con él (Jn 11, 35). Todas sus actitudes y gestos hacen experimentar a cada uno, de diversos modos, el amor de Dios.
PEDAGOGÍA PARA LA PASTORAL FAMILIAR
1. Toda acción pastoral cuenta con rasgos pedagógicos fundamentales que le ayudan a encarnar en cada época y lugar, el estilo y modo de proceder de Jesús.
2. La pedagogía de Jesús, inspiración de toda pedagogía pastoral, es una constante invitación a vivir la plena dignidad de ser hijos de Dios y construir un reino de amor, justicia, vida y verdad.
3. Esta pedagogía de Jesús se caracteriza por ser: experiencial, transformadora, comunitaria, testimonial, coherente, participativa, personalizante e integradora.
4. La Pastoral Familiar, que tiene como objetivo evangelizar a la familia como familia en todas las etapas y situaciones de su existencia, orienta su estilo pedagógico según la pedagogía de Jesús a través de:
- Una Pedagogía Experiencial: la evangelización de la familia tiene que partir por sus experiencias de vida iluminadas con el Evangelio. Este punto de partida ayudará a la familia a unir su fe con su propia vida, también contribuirá en la revisión profunda de criterios de juicio, valores determinantes, opiniones y actitudes de vida de la familia (cf. Evangelii Nuntiandi Nº 18)
- Una Pedagogía Transformadora: significa entender la evangelización como una Buena Noticia para la familia, que la libera, que la invita a vivir su pleno amor y dignidad, “Familia sé lo que eres” (Juan Pablo II); a crear nuevas formas de relación, desde la fraternidad y la acogida; y a promover la participación entre todos sus miembros, en síntesis, un llamado a una profunda conversión a Dios a la luz del Evangelio.
- Una Pedagogía Comunitaria: La transformación que experimentan las familias y cada uno de sus miembros, requiere de una experiencia personal y comunitaria como lugar donde se gestan nuevas experiencias de relación, encuentro y fraternidad. La comunidad refuerza y confirma la verdad de la conversión que va experimentando la familia, estimula la creatividad para transformaciones más amplias y profundas. La comunidad también es expresión y fruto de nuevas actitudes y valores asumidos en libertad.
- Una Pedagogía Testimonial: Agentes de Pastoral Familiar, “¿Creen verdaderamente en lo que anuncian? ¿Viven lo que creen? ¿Predican verdaderamente lo que viven? (E.N.76)
“El mundo exige a los evangelizadores que les hablen de un Dios a quién ellos mismos conocen y tratan familiarmente como si estuvieran viendo al Invisible... El mundo exige y espera de nosotros sencillez de vida, espíritu de oración, caridad para con todos, especialmente para los pequeños y los pobres, obediencia y humildad, desapego de sí mismos y renuncia. Sin esta marca de santidad, nuestra palabra no abrirá brecha en el corazón de los hombres de este tiempo. Con el riesgo de hacerse vana e infecunda. “ (Evangelii Nuntiandi Nº76)
- Una Pedagogía Participativa: En la evangelización no se deben establecer distancias entre el agente pastoral y las familias cualquiera sea la situación de éstas. La evangelización es fruto de la acción del Espíritu y no obra del evangelizador. Por tanto, el Agente de Pastoral Familiar no debe llegar a las familias con una postura como el que sabe, el que manda, el que enseña y considerar a sus oyentes como los que obedecen y escuchan. Por el contrario, debe ser un agente facilitador en el proceso de conversión.
La acción pastoral con las familias lleva consigo, tanto para el Agente de Pastoral Familiar, como para las familias, una experiencia fraterna en la que se evangelizan mutuamente; son evangelizados por el mismo Espíritu, cada uno participando del proceso de fe desde su propia experiencia, considerando que “...de Jesús aprendemos que Dios elige de preferencia a los pequeños y a los pobres para evangelizar al mundo de su tiempo”.
- La pedagogía participativa ayuda a desarrollar en las familias una capacidad reflexiva y creativa, estimula el intercambio, promueve el trabajo en equipo, expresa la convicción de que la verdad surge de la búsqueda común de la voluntad de Dios y que todos tienen posibilidad de acceder a ella.
Esta característica de la pedagogía pastoral se fundamenta en una eclesiología de comunión y participación, que reconoce a la familia, que está guiada por la acción del Espíritu como responsable y protagonista en el proceso de su propia evangelización y que convierte a la Pastoral Familiar en una pastoral eminentemente laical, siempre en comunión con sus legítimos pastores.
- Una Pedagogía Personalizante: Las familias están compuestas por personas, por tanto, el agente de pastoral debe asumir una actitud personalizadora, es decir, cada familia y sus respectivos miembros, son únicos y diferentes; el agente pastoral sale a buscar a cada familia en su realidad cotidiana, sin juzgarla. Usa un lenguaje adecuado para comunicar y profundizar el mensaje de acuerdo a las distintas realidades de las familias, reconoce y estimula el descubrimiento y desarrollo de sus potencialidades; acompaña a cada familia en su discernimiento y seguimiento de Jesús, desde su realidad eclesial y social.
- Una Pedagogía Integradora: Asume las experiencias de las familias en forma integra, es decir, acoge la diversidad de procesos:
- cognitivos (percepción de la realidad, memoria histórica, ilusiones, pensamientos, etc.);
- afectivos (necesidades, emociones, sentimientos, esperanzas, alegrías, preferencias, gustos, etc.);
- conductuales (acciones, actitudes, hábitos, costumbres) que funcionan en forma conjunta sin que sea posible distinguir cuál es el primero o el más importante. Estos procesos básicos, están en juego, al mismo tiempo en toda experiencia humana y en todas las etapas de la vida familiar.
En síntesis, necesitamos desarrollar una Pedagogía de Pastoral Familiar que acompañe, ilumine y estimule el discernimiento propio en el caminar de toda familia. Que desarrolle el sentido crítico y permita asumir opciones de vida compatibles con el Evangelio, en el mundo pluralista en que vivimos.
Amar a la familia significa saber estimar sus valores y posibilidades, promoviéndolos siempre. Amar a la familia significa identificar los peligros y males que la amenazan, para poder superarlos. Amar a la familia significa esforzarse por crear un ambiente que favorezca su desarrollo. Finalmente, una forma eminente de amor es dar a la familia cristiana de hoy, con frecuencia tentada por el desánimo y angustiada por las dificultades crecientes, razones de confianza en sí misma, en las propias riquezas de naturaleza y gracia, en la misión que Dios le ha confiado: Es necesario que las familias de nuestro tiempo vuelvan a remontarse más alto. Es necesario que sigan a Cristo.