22 September 2024
 

25 Octubre 2013.  Escrito por: Mons. Froilán Tiberio Casas Ortiz – Obispo de Neiva, Huila, Colombia. ¿Cuál es la primera condición para reformar a la Iglesia? Respondo de inmediato, PERMANECER EN ELLA. El gran eclesiólogo de la Orden de Santo Domingo y de origen francés, quien fue uno de los más acuciosos colaboradores en el Concilio Vaticano II, Yves Congar, nos dice que la reforma de la Iglesia la hacemos los cristianos abiertos permanentemente a la acción del Espíritu Santo. Quien se sale de la Iglesia, so pretexto que se ha apartado de su Fundador, está lleno del espíritu del Maligno. Hoy hay francotiradores que camuflan su orgullo al presentarse como los abanderados de la santidad. Suelen ser extremistas, bien por el desenfoque de la castidad o el desenfoque de la pobreza. Esto ha sido la historia de todos los tiempos.

El aforismo católico: "Ecclesia semper reformanda est"; o, "Ecclesia semper purificanda est", es decir la Iglesia está en permanente reforma, debe acompañar todos los días a los cristianos católicos. La Iglesia, comunidad de pecadores que buscan la salvación en Cristo, único Salvador, sabe que está compuesta por la fragilidad humana y que si no se abre a la Gracia, no podrá saborear la salvación.

La Iglesia se reforma en la medida en que usted viva en una permanente conversión. Si usted se siente inmaculado, debe salirse de la Iglesia y formar un grupo de puros ya salvados. ¿Con qué autoridad usted critica a la Iglesia, si usted no se ha reformado? Ordinariamente quienes más critican, son los que menos autoridad moral tienen. Son atentos a descubrir la brizna en el ojo del otro y no descubren la viga que tienen en el suyo. Los santos ante todo se critican a sí mismos para ir mostrando en medio de sus debilidades la fortaleza de Jesucristo. Los cristianos y de modo especial los ministros ordenados son conscientes que "llevan en vasos de barro las grandezas de Dios" 1 Cor 4, 7.

Hoy la Iglesia, nuestra madre, tiene muchos depredadores al interior de la misma. Hay personas que sólo le encuentran fallas a la Iglesia, olvidándose que ellos también son iglesia. Viven criticándolo todo, sin dar una solución. La culpa siempre la tienen los demás. Se creen víctimas y mártires y llevan a la picota a todos los verdugos que según su propio horizonte hermenéutico, deben morir para que ellos tengan vida. Tan cómodo ser víctima, para que el imaginario social mate al verdugo. Si la Iglesia fuese una comunidad de inmaculados, todos tendríamos que salir de la Iglesia.

Los únicos que no tuvieron pecado fueron: Jesucristo por naturaleza y María Santísima por gracia de Dios. Como dice el Salmo 129: "Si tuvierais cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir?". ¡Cuidado con justificar el pecado! ¡Cuidado!, caeríamos en el descaro y el cinismo. La Iglesia que es "sacramento de salvación" LG Nos. 1, 9; GS No. 42 está llamada a ser por su Fundador un signo visible de la salvación que el Hijo de Dios, hecho hombre, trajo al género humano. Usted está llamado a ser "aroma de Cristo" 2 Co 2, 14 "tanto para los que se salven como para los que se pierden". Examine su conducta diaria, ¿usted huele a Dios o huele a demonio? Deje de criticar el techo del vecino cuando el suyo es de vidrio.

+ Froilán Casas Ortiz

Obispo de Neiva