7 December 2024
 

 

 

 

 

31 de mayo 2017. ¡Y dele con los eufemismos! °°° Padre, Mario García Isaza, formador, seminario mayor, Ibagué, Colombia. El 22 de mayo, en un comunicado que firma Monseñor Augusto Castro, como presidente de la Conferencia Episcopal, nuestros pastores nos piden a los católicos que expresemos públicamente y defendamos los valores de la fe cristiana en relación con la vida y la familia, pilares de la sociedad y fundamento de los demás derechos de las personas. 

¡Enhorabuena! Hacía falta este llamado. Falta le hacen a nuestra comunidad de creyentes las voces que se alcen claras, firmes, oportunas, contra el coro vocinglero y baladrón que desde instancias oficiales y a través de medios de comunicación enajenados a intereses sórdidos atacan ferozmente esos valores cristianos. Y daño le hacen los silencios y las reticencias cobardes en que nos escondemos muchos cuando deberíamos hablar. Por eso, repito : enhorabuena por esta invitación de nuestros pastores, quiera Dios que sea escuchada y atendida. 

Tras recordar que la Iglesia ha mantenido inalterable y firme su doctrina en relación con “el respeto y defensa de la vida humana, desde su concepción hasta su fin natural, la familia fundada en el matrimonio entre hombre y mujer, la libertad de educación de los hijos y la promoción del bien común” como valores que no son negociables, los señores Obispos nos recuerdan : “ El aborto siempre será la eliminación violenta e injusta de la vida por nacer, aunque se lo quiera llamar interrupción del embarazo y presentar como un derecho; la eutanasia es un crimen, aunque se califique como muerte digna; la adopción no es un derecho de los adultos adoptantes, sino el derecho de los niños a tener una familia conformada por la unión entre hombre y mujer” Y esta magnífica síntesis doctrinal, nos la entregan los señores Obispos después de hacer esta paladina declaración : “ …denunciamos y rechazamos la implantación en el país de una cultura política y jurisprudencial que desconoce el valor sagrado y la dignidad de la vida humana y de la familia, al promover proyectos legislativos en torno a temas como el aborto, la eutanasia y la adopción de niños por parte de parejas del mismo sexo”. 

Esas palabras del documento de los Obispos Colombianos desnudan una realidad inocultable, que se viste de un ropaje hecho de eufemismos, verdades a medias, definiciones anfibológicas, con el fin de engañar. Se va creando una “cultura política y jurisprudencial” que socava los fundamentos éticos y antropológicos de una sociedad cristiana. Políticamente, se atacan esos valores desde el gobierno central, desde el Parlamento, desde el ministerio de salud y el de educación, desde organismos como Profamilia; jurisprudencialmente, desde las cortes y los juzgados. Y a la zapatiesta y la labor de ese coro, le prestan respaldo organismos de gobiernos extranjeros, oenegés de bien dudosa finalidad, empresas alimentadas por ideologías inmorales y ateas o movidas sabe Dios por qué oscuros intereses. Resulta bien sorprendente, por ejemplo, la reciente campaña de Bancolombia, que promovía soterradamente el homosexualismo. ( Entre paréntesis, ¿ cuántos serán los católicos que, en señal de protesta, han retirado sus cuentas de esa entidad bancaria?...) 

 

Casi como respondiendo al comunicado de los Obispos, El Espectador de ayer, 30 de mayo, editorializa sobre “El derecho al aborto, firme en Colombia” No es de extrañar, en ese otrora respetable diario, cuyas páginas, hoy, rezuman inexplicable ojeriza contra cuanto huela a Iglesia católica. Plegue a Dios que atendamos la invitación pastoral que se nos ha hecho; que quienes podemos hacerlo, alcemos nuestra voz en defensa de los valores de nuestra fe y de nuestra moral; que no soslayemos el deber que tenemos de ilustrar a nuestras gentes exponiéndoles, clara e inmutable, la doctrina de la Iglesia.  Correo:  Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Necesita activar JavaScript para visualizarla.