19 April 2024
 

 

 

 

20 de Julio 2017.   “Te deum laudamus”. Demos gracias a Dios por los sucesos que cambiaron la historia de Colombia.   Todo comenzó por un florero, un viernes 20 de julio 1810, día de mercado, cuando un criollo fue a pedir prestado un florero. Este acto desató un enfrentamiento entre criollos y españoles y culminó en la independencia de Colombia. 

 En el marco del aniversario 207 de la Independencia de nuestro país, el presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, monseñor Oscar Urbina Ortega, invitó a los colombianos a que manifestemos, a través de la oración la necesidad del perdón, la reconciliación y la paz que anhelamos en nuestra patria El también arzobispo de Villavicencio, llamó a los colombianos a que expresemos en sentimiento nacional a través del uso de la bandera "Así como hace 207 años hubo colombianos que se comprometieron con la libertad de nuestra patria, hoy los colombianos comprometámonos y demos el primer paso hacia la reconciliación con Dios, con nuestros hermanos y con la creación". °°°

A ti, oh Dios, te alabamos,

a ti, Señor, te reconocemos.

A ti, eterno Padre,

te venera toda la creación.

 

Los ángeles todos, los cielos

y todas las potestades te honran.

Los querubines y serafines

te cantan sin cesar:

 

Santo, Santo, Santo es el Señor,

Dios de los ejércitos.

Los cielos y la tierra

están llenos de la majestad de tu gloria.

 

A ti te ensalza el glorioso coro de los apóstoles,

la multitud admirable de los profetas,

el blanco ejército de los mártires.

 

A ti la Iglesia santa,

extendida por toda la tierra,te aclama:

Padre de inmensa majestad,

Hijo único y verdadero, digno de adoración,

Espíritu Santo, defensor.

 

Tú eres el Rey de la gloria, Cristo.

Tú eres el Hijo único del Padre.

Tú, para liberar al hombre,

aceptaste la condición humana sin desdeñar el seno de la Virgen.

 

Tú, rotas las cadenas de la muerte,

abriste a los creyentes el Reino de los Cielos.

Tú sentado a la derecha de Dios

en la gloria del Padre.

 

Creemos que un día has de venir como juez.

 

Te rogamos, pues, que vengas en ayuda de tus siervos,

a quienes redimiste con tu preciosa sangre.

Haz que en la gloria eterna

nos asociemos a tus santos.

 

Salva a tu pueblo, Señor,

y bendice tu heredad.

Sé su pastor

y ensálzalo eternamente.

 

Día tras día te bendecimos

y alabamos tu nombre para siempre,

por eternidad de eternidades.

 

Dígnate, Señor, en este día

guardarnos del pecado.

Ten piedad de nosotros, Señor,

ten piedad de nosotros.

 

Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,

como lo esperamos de ti.

En ti, Señor, confié,

 

no me veré defraudado para siempre.