22 September 2024
 

7 Octubre 2012.  Fundamentalista es aquel que defiende, ciega y apasionadamente, los fundamentos de su religión o partido. Los hay de derecha y los hay de izquierda. Son de derecha, los que defienden a morir los fundamentos de su religión: algunos musulmanes, judíos, católicos, testigos de Jehová. De 'izquierda', los defensores de cierto dogmatismo antirreligioso y antiético. Aclaremos. Autor: Padre, Alfonso Llano SJ.  Fuente:  Periódico el tiempo, Colombia.

A partir de la Constitución del 91, y aprovechándose de que la Iglesia católica perdió su liderazgo para quedar en pie de igualdad con todas las iglesias, y que la pedofilia ha quebrantado fuertemente su prestigio, ha surgido una corriente antirreligiosa, concretamente, anticatólica, que se ha propuesto como meta, con razón o sin ella, imponer a toda la sociedad los dogmas morales contrarios a la Iglesia católica: el relativismo moral, aborto, eutanasia, suicidio asistido, entre otros. Le han jurado muerte a la Iglesia católica, y oposición a todo aquel que se declare defensor de los valores, no solo cristianos, sino simplemente éticos. Diga usted que es creyente católico y al punto merece la mofa de anticuado, fanático, sacristán. Diga usted que defiende la vida humana desde el momento de su concepción y es tachado de fundamentalista y conservador. Diga usted que defiende la decencia, la castidad, el pudor, y le caen rayos y centellas del Pontífice de la 'izquierda' y de su hijo impúdico, director de la revista SoHo, quienes, no sin cierta nostalgia de la fe de la infancia, se burlan de todo lo sagrado y de los valores éticos de la Iglesia católica.

Si el Señor Procurador, quien le ha declarado la guerra a la corrupción, se manifiesta defensor de la vida, por ello es tachado de fanático, obispo o sacristán.

Y el colmo del fundamentalismo antiético lo profesa olímpicamente la Corte Constitucional. Salud Hernández, en su columna del domingo 16 de septiembre, destapó, en forma magistral, las manipulaciones de la alta Corte. Esta se propuso, contra la misión de su investidura, abrirle una autopista al aborto, y no contenta con los pocos casos de abortos legales, quiere ahora quitar todos los obstáculos que se imagina, para que las madres abortistas avancen por esa vía en forma masiva y veloz. Y no lo consiguen. Lo cual los llena de rabia -sobre todo, a Humberto Sierra Porto, quien fue el líder apasionado, dentro de la Corte, del fundamentalismo antiético-, y se vuelven contra la misma Constitución, para declarar anticonstitucional, contra el artículo 18, la objeción de conciencia de las instituciones. Se proponen obligar a todos los hospitales, aun católicos, contra toda constitucionalidad y sensatez, a practicar abortos. Ha caído la grandeza de la Corte Constitucional a los pies del fundamentalismo antiético.

¡Protesto! Alzo la voz en nombre de todos los colombianos de bien, que respetan la libertad religiosa y proclaman el derecho a la objeción de conciencia de individuos e instituciones.

Curiosa contradicción la de la Corte: les niega a los hospitales católicos el derecho a la objeción de conciencia y ellos sí actúan como conciencia institucional. La Corte Constitucional sí tiene conciencia, en sentido metafórico, y, en virtud de su credo antiético, delibera, decide y ejecuta colectivamente funciones propias de la conciencia institucional: todo les está permitido, hasta la contradicción, peor aún, hasta irse contra el artículo 18 de la Constitución, que dice: "Nadie será forzado a obrar contra su conciencia", y dicen los 'sabios', para tranquilidad de su conciencia colectiva, que los hospitales no tienen conciencia, pero ellos, por supuesto que sí la tienen, ¡para el mal!

¡Protesto! Reclamo justicia y respeto tanto para la conciencia individual como para la institucional. Que nadie en Colombia se vea forzado por la izquierda fundamentalista a esconder su fe o a negar su religión, por miedo a la crítica y a la mofa. Estamos en un Estado social de Derecho. ¡Viva la libertad religiosa! ¡Abajo el fundamentalismo de izquierda!  Alfonso Llano Escobar, S. J.   Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Necesita activar JavaScript para visualizarla.