22 September 2024
 

23 Septiembre 2012  La paz es obra de todos. No podemos dejar solos a los actores del proceso de paz: el Gobierno y las Farc. Todos somos responsables de la paz.

                Punto de partida: el hecho es que existen muchos focos de tensiones, conflictos y discordias, en todas las ciudades, pueblos, veredas y rincones de la patria. En el país, todos los ciudadanos debemos formar una orquesta, en la cual, todos los instrumentos deben estar afinados y sonar acordes en una única sinfonía nacional.

                Enuncio algunos focos de discordias, e invito a todos los ciudadanos a extinguirlos como colaboración con el proceso de paz.

                Se crean tensiones a alto nivel, por cierta parcialidad, de parte de la Corte Constitucional, a favor del aborto, parcialidad que crea división, descontento, animosidad, y va en contra de la libertad de conciencia de individuos e instituciones. "Nadie -dice el artículo 18 de nuestra Constitución- será forzado a obrar contra su conciencia".

                Crece un rechazo anticonstitucional y perturbador, de la confesión de valores y principios éticos, por parte de cierto fundamentalismo de izquierda, que profesa un ciego odio antirreligioso y se ha propuesto desterrar de la vida pública todo signo de religión y de moral.

                Se promueve aquí y allá la discriminación social de la mujer, crece la violencia en los hogares y oficinas contra ellas, el desconocimiento de su dignidad, de sus derechos y de su igualdad con el varón. Hay falta de reconocimiento de los derechos de las minorías étnicas, concretamente, indígenas y negras, por parte de algunos ciudadanos y funcionarios públicos.

                Cunden los odios y venganzas entre particulares y familias, barrios y veredas, odios que fomentan toda clase de riñas y peleas, causa de crímenes, asesinatos y masacres.

                Se agitan en los corazones de muchos esposos descontentos y disgustos que dan pie a riñas, odios, separaciones y divorcios, que siembran angustia en los hijos y perturbación en los mayores.

                Hay indiferencia, por parte de muchos, hacia los inválidos, los mendigos y los ancianos, todos ellos necesitados del pan de la mesa y del pan de la dignidad.

                Es hora de que todos los colombianos depongamos los odios, los rencores, las envidias, y nos demos el abrazo fraterno.

                Si queremos paz, tenemos que respetar la autoridad y acoger y practicar la ética como medio necesario para la convivencia social. La ética es amiga del hombre, es garantía de la convivencia humana, y buena consejera en todo momento.

Los que gozamos del privilegio de escribir en los medios tenemos la obligación de no atacar a nadie, no ofender a nadie, no tratarlo de fanático y corrupto. Estamos obligados a abrirles caminos a la paz, senderos a la fraternidad.

                Es hora de que en todas las iglesias y colegios salga de todos los corazones la oración por la paz de San Francisco de Asís:

                Señor, hazme un instrumento de tu paz;  donde haya odio, ponga yo amor; donde haya ofensa, perdón; donde haya duda, fe; donde haya desesperanza, esperanza;  donde haya tinieblas, luz; donde haya tristeza, alegría. Oh, Divino Maestro, que no busque yo tanto Ser consolado como consolar, Ser comprendido como comprender, Ser amado como amar. Porque dando se recibe, Perdonando se es perdonado, Y muriendo así mismo se nace a la vida eterna. San Francisco de Asís Autor:  Alfonso Llano Escobar, S. J. Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Necesita activar JavaScript para visualizarla.  Fuente:  Periódico el tiempo. Colombia.