6 October 2024
 

Otra de sus señas de identidad más características es la de tener el templo permanentemente abierto. Esto le ha generado críticas de sacerdotes de su diócesis pero él afirma que la misión de la parroquia es «permitir y facilitar el encuentro del hombre con Dios» y el cura no puede ser un impedimento para esto.

El templo debe favorecer el nexo con Dios

En una entrevista en televisión afirmaba convencido que «si hoy en día la iglesia no está abierta es que de cierta manera no tenemos nada que proponer, que todo lo que ofrecemos se acabó. Mientras que en este caso la iglesia está abierta todo el día, hay gente que viene, prácticamente nunca hemos tenido robos, hay gente que ora y le garantizo que esta iglesia se transforma en un instrumento extraordinario que favorece el encuentro entre el alma y Dios».

Era la última oportunidad para salvar la parroquia

El obispo le mandó a esta parroquia como última oportunidad para salvarla y le hizo caso de manera literal cuando le dijo que abriera las puertas. «Hay cinco puertas siempre abiertas y así todo el mundo puede ver la belleza de la casa de Dios». 90.000 coches y miles de viandantes y turistas se encuentran con la iglesia abierta y con los sacerdotes a la vista. Este es su método: la presencia de Dios y su gente en el mundo secularizado.

La importancia de la liturgia y de la limpieza

Y aquí llega otro punto clave para este sacerdote. Nada más llegar y con la ayuda de un grupo de laicos renovó la parroquia, la limpió y la dejó resplandeciente. Para él este es otro motivo de por qué la gente opta por volver a la iglesia. «Cómo quiere que se crea que Cristo vive en un lugar si todo no está impecable, es imposible».

Por ello, los manteles del altar y del Sagrario tienen un blanco inmaculado. «Es el detalle el que hace la diferencia. Con el trabajo bien hecho nos damos cuenta del amor que manifestamos a los seres y a las cosas». De manera tajante asegura que «creo que cuando se penetra en una iglesia donde todo no está impecable es imposible creer en la Presencia gloriosa de Jesús».

La liturgia se torna en el punto central de su ministerio y mucha gente ha sido atraída a esta iglesia por la riqueza de la Eucaristía. «Esta es la belleza que conduce a Dios», afirma.

Las misas están siempre repletas y en ellas hay procesiones solemnes, incienso, cánticos cuidados… Todo hecho al detalle. «Le doy un trato especial a la celebración de la Misa para mostrar el significado del sacrificio eucarístico y la realidad de la Presencia». «La vida espiritual no se concibe sin la adoración del Santísimo Sacramento y sin un ardiente amor a María» por lo que introdujo la adoración y el rezo diario del Rosario dirigido por estudiantes y jóvenes.

Sus sermones son también de lo más esperado e incluso sus feligreses los cuelgan en internet. En ellos llama siempre a la conversión, por la salvación del hombre. En su opinión, la falta de este mensaje en la Iglesia de hoy «es quizás una de las principales causas de la indiferencia religiosa que vivimos en el mundo contemporáneo». Ante todo claridad en el mensaje evangélico. Por eso advierte de la frase tan manida de que “todos vamos a ir al cielo”. Esta es para él «otra canción que puede engañarnos» debido a que hay que luchar, empezando por el sacerdote, para llegar al Paraíso.

El cura de la sotana

Si hay algo que distingue a este alto sacerdote en un barrio de mayoría musulmana es su sotana, que siempre lleva puesta, y el rosario entre las manos. Para él es primordial que el cura pueda ser distinguido entre la gente. «Todos los hombres, empezando por uno que cruza el umbral de la iglesia, tiene el derecho de reunirse con un sacerdote. El servicio que ofrecemos es tan esencial para la salvación que nuestra visión debe hacerse tangible y eficaz para permitir esta reunión».

De este modo, para el padre Michel el sacerdote lo es 24 horas al día. «El servicio debe ser permanente. ¿Qué pensaría usted de un marido que en su camino a su oficina por la mañana se quitara su alianza?».

En este aspecto es muy insistente: «en cuanto a aquellos que dicen que el hábito crea una distancia es que no conocen el corazón de los pobres para los cuales lo que se ve dice más de lo que se dice».

Por último recuerda un detalle importante. Los regímenes comunistas lo primero que hacían era eliminar el hábito eclesiástico sabiendo de la importancia de la comunicación de la fe. «Esto merece la atención de la Iglesia de Francia», afirma.

Sin embargo, su misión no la desarrolla únicamente en el interior del templo sino que es un personaje conocido en todo el barrio, también por los musulmanes. Desayuna en los cafés del barrio, allí habla y se reúne con los fieles y con gente no practicante. Él lo llama, su pequeña capilla. Así ha conseguido ya que muchos vecinos sean ahora asiduos de la parroquia y han convertido a esta iglesia de San Vicente de Paúl en una parroquia totalmente resucitada.

Una vida peculiar: cantante de cabarets

La vida del padre Michel-Marie ha estado siempre en movimiento. Nació en 1959 y tiene orígenes rusos, italianos y corsos. A los 13 años perdió a su madre y le causó una «ruptura devastadora» lo que le hizo unirse aún más a la Virgen María.

                Al tener un gran talento musical, apagó la pérdida de su madre con la música. En 1977 tras ser invitado a tocar en el Café París de Montecarlo se trasladó a la capital donde comenzó su carrera de compositor y cantante en cabarets. Sin embargo, la llamada de Dios era más fuerte y en 1988 entró en la orden dominica por su devoción a Santo Domingo. Con ellos estuvo cuatro años cuando ante la fascinación por San Maximiliano Kolbe se fue a la orden franciscana, donde también permaneció cuatro años.

                Fue en 1999 cuando fue ordenado sacerdote para la diócesis de Marsella con casi cuarenta años. Además, de su música, dedicada ahora a Dios, también es escritor de éxito, ha publicado ya seis libros, y poeta. 

Mensaje a los sacerdotes  El cardenal Mauro Piacenza ofrece importante reflexión

                CIUDAD DEL VATICANO, sábado 13 octubre 2012 (Zenit).- Con motivo del Año de la fe, convocado por el santo padre Benedicto XVI para la Iglesia universal, el cardenal Mauro Piacenza, Prefecto de la Congregación para el Clero, dirigió un Mensaje a todos los presbíteros.

Queridísimos Hermanos:   El próximo 11 de octubre el Santo Padre Benedicto XVI, con una solemne concelebración, inaugurará el Año de la Fe, dedicado con ocasión del Cincuentenario de la apertura del Concilio Ecuménico Vaticano II y del Vigésimo Aniversario de la promulgación del Catecismo de la Iglesia Católica. Se trata de dos eventos de extraordinaria importancia, que están íntimamente unidos: el Concilio, en efecto, es interpretado auténticamente por el Catecismo y este último es, realmente, el “Catecismo del Concilio” al que es necesario acudir siempre, para poner en práctica las auténticas reformas que el Espíritu Santo sugirió a la Iglesia y que los Padres conciliares señalaron con autoridad en los Textos de aquella noble reunión.

  Los sacerdotes, en toda circunstancia y cualquiera que sea el ministerio que les han confiado los respectivos Ordinarios, deben siempre considerarse “en cura de almas”, y es parte integrante de tal cura animarum, el ejercicio testimonial y doctrinal del Munus docendi.             A cada uno de nosotros, queridos hermanos, se nos ha confiado la correcta hermenéutica de los Textos del Concilio Ecuménico Vaticano II, los cuales, a distancia de cincuenta años, mantienen su carácter profético pneumático y reclaman ser conocidos en la continuidad de la Tradición eclesial y en el anhelo de Reforma del que son eco y horizonte a la vez. El mejor modo, pues, de llevar a la práctica las enseñanzas conciliares es hacer conocer el Catecismo de la Iglesia Católica, instrumento seguro de referencia doctrinal y moral.

         La Congregación para el Clero quiere ofrecer mensualmente, en el Año de la Fe, algunas pautas de reflexión para la formación permanente, con el deseo de que, dándole prioridad a la fe y a las consecuencias existenciales del encuentro íntimo, personal y comunitario con el Resucitado, se pueda sostener el perenne redescubrimiento de lo que somos como sacerdotes y el consiguiente valor de nuestras acciones.

Es en el horizonte de la fe donde deben verse todos las acciones sacramentales del Sacerdote, el cual en la Iglesia y en nombre de Cristo Señor nuestro, se actúa la salvación ofrecida a todos los hombres. Sin este horizonte dilatado “hasta el Cielo”, está siempre latente el peligro de un funcionalismo mundanizante, que corre el riesgo de pretender afrontar con medios y criterios meramente humanos, los desafíos de nuestro tiempo.

El verdadero desafío, por el contrario, es el que Cristo Resucitado y su Cuerpo, que es la Iglesia, lanzan al mundo desde hace dos mil años: un desafío de amor, de verdad y de paz, de auténtica realización y de profunda y real humanización del mundo.

         Con el augurio de un intenso, apasionado y fecundo Año de la Fe, invoco de corazón, para cada uno, la protección de la Santísima siempre Virgen María, Reina de los Apóstoles y Madre de la Iglesia, y bendigo de corazón a todos y a cada uno.  + Cardenal Mauro Piacenza   Prefecto de la Congregación para el Clero

 

Congregatio pro clericis       Carta a los sacerdotes Queridos Sacerdotes:

Cardenal, Mauro Piacenza.  En la próxima solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, el 15 de junio de 2012, celebraremos, como de costumbre, la “Jornada Mundial de Oración para la Santificación del Clero”.