NO SE DEJEN ROBAR LA ALEGRÍA Y LA ESPERANZA
- Visitas: 3464
6 de septiembre 2017. Al llegar a la Nunciatura Apostólica en Bogotá, Colombia, el Papa Francisco animó a los jóvenes a que no se dejen robar “la alegría y la esperanza”. “Gracias por la alegría, gracias por el coraje. No se dejen robar la alegría. ¿Qué es lo que no se tienen que dejar robar?”, preguntó el Santo Padre, a lo que los jóvenes respondieron: “¡La alegría!”. “Que nadie se las robe, que nadie los engañe. No se dejen robar la esperanza. ¿Qué es lo que no se deben dejar robar?”, continuó el Santo Padre.
“¡La esperanza!”, respondieron los presentes.
NO SE MIREN AL ESPEJO, PORQUE EL ESPEJO ENGAÑA
- Visitas: 3716
4 de septiembre 2017. El Papa Francisco animó a los jóvenes a evitar la “enfermedad del espejo” que lleva a caer en el narcisismo de “contemplarse a uno mismo e ignorar a los demás”, e hizo un llamado a romper con esa dinámica destructiva: “¡Rompan el espejo! ¡No se miren en el espejo, porque el espejo engaña!”. En una audiencia que concedió en el Aula Pablo VI del Vaticano a miembros de la Comunidad Católica Shalom,
NO TENGAMOS MIEDO A SEGUIR A JESÚS CON LA CRUZ
- Visitas: 3425
3 de septiembre 2017. En su reflexión este domingo antes del rezo del Ángelus Regina coeli, el Papa Francisco alentó a los fieles a no tener miedo a la cruz ni a sufrir por amor a Dios, ya que quien pierde su vida por Jesús, la encontrará. “Que María Santísima, que ha seguido a Jesús hasta el Calvario, nos acompañe también a nosotros y nos ayude a no tener miedo a la cruz,
QUE LA HUMANIDAD COOPERE CON LA PRESERVACIÓN Y PROTECCIÓN DEL MEDIO AMBIENTE
- Visitas: 3167
1 de septiembre 2017. Tercera jornada de oración por el cuidado de la creación. Papa Francisco y Patriarca ecuménico Bartolomé I. La historia de la creación nos presenta una vista panorámica del mundo. La Escritura revela que, «en el principio», Dios quiso que la humanidad cooperara en la preservación y protección del medio ambiente. En un primer momento, como se lee en el Génesis, «no había aún matorrales en la tierra, ni brotaba hierba en el campo, porque el Señor Dios no había enviado lluvia sobre la tierra, ni había hombre que cultivase el suelo» (2,5).