9 de agosto de 2014. Escrito por: Mons. Froilán Casas Ortiz - Se dice en la sabiduría popular: todo extremo es vicioso. ¡Qué sabia frase! Generalmente una polarización genera la polarización opuesta. Dios ha creado todo perfecto, pero el hombre se cree más que Dios y lo cambia todo. Todo en equilibrio: dos ojos, dos piernas, dos manos, dos oídos, etc. UNA SOLA LENGUA, para ser prudentes en lo que decimos.
Uno es dueño de su silencio y esclavo de sus palabras. No sé por qué el hombre pasa de un extremo al otro, no aprende de la historia. Cometer errores es propio de humanos, repetirlos es propio de brutos. Por favor, aprendamos de la historia personal y de las experiencias de los otros. Sigamos con la sabiduría popular: ¡Ah, es tan sabia! Ni tan cerca que queme al santo, ni tan lejos que no lo alumbre. A la verdad que le tengo miedo a las personas exageradas, piensan con el sentimiento no con la razón. Los viscerales son pasionales: odian o aman pasionalmente. Para ellos la razón pasa a segundo plano.
En este tema de LOS EXTREMOS SON NEFASTOS, pasemos a la política. Mezclar religión y política nunca ha sido sano. Se han cometido muchos atropellos a la dignidad de la persona humana, en todas las etnias, en todas las culturas, en todas las geografías. Nuestro Maestro nos dejó esta frase, llena de infinita sabiduría: "Dad al César lo que es del César y dar a Dios lo que es de Dios". Pero el ser humano en su desbordante ambición, ha cometido los más desastrosos vejámenes a lo largo de la historia, incluso en nombre de Dios, ¡qué horror! Pero también, igualmente, se ha pasado al otro extremo, separar la religión de la vida pública, de la vida cultural.
Las creencias son patrimonio de toda cultura. Quitarle las creencias a un pueblo es quitarle su alma. El padre de una de las ideologías que domina el mundo occidental es John Locke, quien en 1690 publicó su obra cumbre, ENSAYO SOBRE EL ENTENDIMIENTO HUMANO, y en ella afirmó que la "religión es asunto privado". Esta idea ha quedado como un imaginario cultural en muchas personas y entonces, no hay que meter a Dios en los negocios, -sí, para que el hombre sea juez y parte en sus sucios negocios-; no hay que meter a Dios en la política, -sí, para que cada gobernante se vuelva dios-. Definitivamente, ni lo uno ni lo otro: ni Dios en la política ni la política sin Dios.
En general, las teocracias han sido nefastas en la vida de los pueblos. Debe haber una sana separación, en el caso nuestro, de la Iglesia Católica y el Estado Colombiano. Esto no significa que haya ruptura entre las dos partes y se saque de tajo todo lo que huela a religioso. Si aceptamos esto, entonces neguemos nuestra historia. Es como el hijo que niega a su madre. Podríamos decir esta especie de "slogan": Una Iglesia libre dentro de un Estado libre. La Iglesia Católica no tiene partido político. Los cristianos católicos son libres de militar en el partido que a su juicio es el que responde a sus ideales de cambio y de justicia.
Cuidado con dejarnos instrumentalizar por un partido o un gobierno, especialmente nosotros los ministros de Jesucristo. Acompañamos a nuestras comunidades en sus decisiones políticas. Pero, lejos de nosotros indicarles los derroteros partidistas. Somos críticos de la política, pero jamás partidistas en la misma. La decisión partidista pertenece al fuero de la conciencia y ésta debe ser inviolable. Fuente: Conferencia Episcopal de Colombia.
+ Froilán Casas Ortiz
Obispo de Neiva