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UN VISIONARIO LLAMADO CHESTERTON
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19 Octubre 2013. Diecisiete profecías que se han cumplido, además de la Palabra Google. ¿Será posible que la palabra Google figure en una obra de G.K. Chesterton (1874-1936)? Sí, “y, por supuesto, se casó con una mujer llamada Blogg”, comenta con humor Dale Ahlquist (presidente de la American Chesterton Society y uno de los grandes especialistas mundiales en la obra del escritor inglés), para sugerir que predijo internet. Pero que lo comente con humor no significa que sea una broma. Blogg era el apellido de soltera de su esposa, Francés, y, en efecto, el 9 de agosto de 1930 Chesterton escribió en el Illustrated London News que la palabra Google “no es menos científica por ser grotesca”. Fuente: religión en libertad.
“Nunca me he arrogado el don divino de la profecía”, proclamaba en esa misma revista el 10 de mayo de 1930. Pero hay unas cuantas que, si no profecías en sentido estricto, sí son anticipaciones de una mente visionaria sobre la evolución de un mundo empecinado en alejarse de las ideas cristianas para enfeudarse a “ideas cristianas que se han vuelto locas”, como definía el escritor inglés las que caracterizan al mundo moderno.
“Chesterton profético” es el trabajo de Ahlquist al respecto, que forma parte del volumen Chesterton de pie. Lo acaba de publicar CEU Ediciones bajo la coordinación de Pablo Gutiérrez Carreras y María Isabel Abradelo de Usera, y recoge las 28 contribuciones al congreso que organizó en febrero de 2012 la Universidad San Pablo CEU al cumplirse 75 años del nacimiento del genio londinense.
Sorprendentes anticipaciones
Y ¿cuáles son esas profecías? Atención, porque son numerosas y variadas.
-Llegará un día en el que existirá una forma barata de transmitir información a gran número de personas. “No sé cómo funcionará”, decía, “pero ese día The Times irá por detrás del tiempo”: ¡todos los problemas actuales de la prensa en papel están ahí!
-En 1905 predijo la revolución rusa, y en 1919 (dos años después de esa Revolución), que ese extinguiría tras algunas generaciones, porque no podría sostenerse: se convertiría en un imperio... y luego se desmembraría en pequeñas nacionalidades. Justo lo que sucedió a partir de 1991.
-Predijo en 1933 la Segunda Guerra Mundial, y en un año antes, en 1932, anticipó que “probablemente comenzará en la frontera polaca”.
-Sostuvo que el islam sería siempre “una constante amenaza”, algo impensable a principios del siglo XX.
-En 1935 anticipó que el poder económico se trasladaría de Londres a Nueva York, y luego de Nueva York a Pekín.
-El hombre llegará a la Luna (1930)... aunque no se sentía capaz de responder qué se nos ha perdido allí.
-Cuando aún no se había popularizado el automóvil individual, privilegio de minorías en carreteras desiertas, en 1926 apuntó que “el mundo moderno es una multitud de veloces coches de carreras que se encuentran bloqueados en un atasco”.
-En 1914 lamentaba que la gente tenía cada vez más animales domésticos y cada vez menos bebés, y en 1929 “el empeño por tener cuartos de baño y de no tener bebés”.
-También en 1929 dijo que “la verdadera religión actual no se preocupa de dogmas ni de doctrinas. Se preocupa casi únicamente de la dieta”.
-Y en 1930 escribió una frase que bien valdría para las recargadas ceremonias de inauguración de los Juegos Olímpicos: “El materialismo moderno es solemne con los deportes porque no tiene otros ritos que solemnizar”.
-En 1926 advirtió sobre la revolución sexual, aunque se equivocó de costa, y se fue de la oeste (la California de 1967) a la este: “La siguiente gran herejía será simplemente el ataque a la moral: y especialmente a la moral sexual... La locura de mañana no estará tanto en Moscú como en Manhattan”.
-¿Y la actual aversión a la moral cristiana? “Un fanatismo extraño llena nuestro tiempo: el odio fanático a la moral, especialmente a la moral cristiana” (1909).
-Sobre el aborto y la manipulación genética, en 1937: “Se permitirá al gobierno y a los expertos, sin juicio o discusión, disponer de las generaciones de no nacidos con la ligereza de los dioses paganos”.
-¿Qué habría dicho del divorcio exprés introducido por José Luis Rodríguez Zapatero? “El efecto obvio de un divorcio frívolo es el matrimonio frívolo”.
-¿Y de la ideología de género y el feminismo? “Cada sexo está intentando ser los dos sexos a la vez; y el resultado es una confusión más falsa que cualquier convención”.
-También critica la gran hipocresía social: “El mundo a nuestro alrededor ha aceptado un sistema social que niega a la familia. Ayudará a veces al niño, en lugar de a la familia; a la madre, en lugar de a la familia; al abuelo, en lugar de a la familia. No ayudará a la familia” (1930).
-Y ahondando en que “la tendencia actual de la reforma social parece que consiste en destruir todo rastro de los padres”: “Borrarán la antigua autoridad parental. Su lugar no lo va a ocupar la libertad ni la licencia, sino la autoridad mucho más supresora y destructiva del estado” (1928).
Un volumen muy completo y rico
Además del citado trabajo de Ahlquist, en Chesterton de pie encontramos colaboraciones de otros expertos internacionales como su biógrafo Joseph Pearce, o Aidan Mackey, fundador del G.K. Study Centre, así como de una pléyade de estudiosos españoles que, junto a los anteriores, abordan puntos concretos de la vida y obra de Gilbert Keith.
NO HAY MURMURACIÓN INOCENTE
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18 Octubre 2013. Mons. Ricardo Tobón Restrepo. Arzobispo de Medellín, Colombia. Se ha vuelto algo común y general, en nuestra sociedad y aun en la Iglesia, hablar mal de los demás. Se olvida que el respeto a la verdad y la caridad con las personas prohíben toda palabra que les cause daño injusto, sea por el juicio temerario que admite sin fundamento suficiente un defecto del prójimo, sea por la maledicencia que sin razón manifiesta las faltas de otras personas, sea por la calumnia que con mentira daña la reputación ajena (cf CEC 2475-2478). San Pedro enseña que quienes somos discípulos de Cristo debemos rechazar todo engaño y toda clase de murmuración (cf 1Pe 2,1).
Y ahora, el Papa Francisco, comentando el Evangelio y los escritos apostólicos, ha sido implacable, en varias intervenciones recientes, contra este mal que ha adquirido el carácter de diversión indispensable en todo encuentro social. En marzo de este año decía: No hablar nunca mal de otras personas. Hablar mal de alguno equivale a venderlo, como hizo Judas con Jesús. El chisme, en el que hay como una alegría oscura, vuelve a la otra persona una mercancía. Si veo defectos en otro debo pedir al Señor por él y no debo ser yo quien le haga justicia con mi lengua (27-3-2013).
Un mes después, señalaba: La calumnia mata, destruye la obra de Dios y nace de una cosa muy mala: nace del odio. Mentira y calumnia caminan juntas, porque la una tiene necesidad de la otra para ir adelante (15.4.2013). En junio de este año, dijo: La cólera y el insulto al hermano pueden matar. Si alguno no es capaz de dominar su lengua se pierde. Es un punto débil, es una cuestión que viene de lejos, porque aquella agresividad que tuvo Caín con relación a Abel se repite a lo largo de la historia. No sé por qué nos resulta más fácil resolver una situación con un insulto, con una calumnia, con una difamación, que resolverla por el camino del bien (13.6.2013).
Las habladurías y el chisme, comentaba el Papa al comienzo del pasado mes de septiembre, son armas que cada día perturban la comunidad humana, sembrando envidia, celos y ambición de poder. Con ellas se puede llegar a matar a una persona. Por tanto, hablar de paz significa también pensar en cuánto mal se puede hacer con la lengua. Nos hemos habituado a los chismes y frecuentemente transformamos nuestras comunidades y aun nuestras familias en un infierno, donde se manifiesta esta forma de criminalidad que lleva a matar el hermano con la lengua. Una comunidad o una familia vienen destruidas por la envidia que el diablo pone en el corazón y que hace que uno hable mal del otro (2.9.2013).
Pocos días después, afirmó categóricamente: No hay murmuración inocente. Quien habla mal del prójimo es un hipócrita que no tiene la valentía de mirar sus propios defectos. Quien murmura ciertamente es un perseguidor y un violento. La murmuración tiene una dimensión criminal porque cada vez que hablamos mal de nuestros hermanos, imitamos el gesto homicida de Caín. Si hablas mal del hermano, lo matas. Y cada vez que lo hacemos imitamos el gesto de Caín, el primer homicida de la historia. Si alguno se comporta mal, reza por él, haz penitencia por él, si es necesario habla a la persona que puede remediar el problema; pero no se lo digas a todos (13.9.2013).
Finalmente, la semana pasada, el Papa Francisco indicó: Las habladurías son una lengua prohibida, porque es una lengua que genera el mal. El demonio está desatando una guerra espiritual, una especie de guerra civil entre nosotros, no con las armas conocidas sino con la lengua. Antes que juzgar a los demás, es preferirse morderse la lengua porque así se hincha y no se puede hablar (28.9.2013). Estas enseñanzas contundentes del Santo Padre son un llamado urgente a corregir un mal que nos está destruyendo, que ataca la dignidad humana, que va contra la justicia y la caridad. Un Padre de la Iglesia decía que la lengua es una espada de tres filos que hiere, al mismo tiempo, al que habla, al que escucha y a aquel de quien se habla.



