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El Fundamentalismo Enceguece
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7 Octubre 2012. Fundamentalista es aquel que defiende, ciega y apasionadamente, los fundamentos de su religión o partido. Los hay de derecha y los hay de izquierda. Son de derecha, los que defienden a morir los fundamentos de su religión: algunos musulmanes, judíos, católicos, testigos de Jehová. De 'izquierda', los defensores de cierto dogmatismo antirreligioso y antiético. Aclaremos. Autor: Padre, Alfonso Llano SJ. Fuente: Periódico el tiempo, Colombia.
A partir de la Constitución del 91, y aprovechándose de que la Iglesia católica perdió su liderazgo para quedar en pie de igualdad con todas las iglesias, y que la pedofilia ha quebrantado fuertemente su prestigio, ha surgido una corriente antirreligiosa, concretamente, anticatólica, que se ha propuesto como meta, con razón o sin ella, imponer a toda la sociedad los dogmas morales contrarios a la Iglesia católica: el relativismo moral, aborto, eutanasia, suicidio asistido, entre otros. Le han jurado muerte a la Iglesia católica, y oposición a todo aquel que se declare defensor de los valores, no solo cristianos, sino simplemente éticos. Diga usted que es creyente católico y al punto merece la mofa de anticuado, fanático, sacristán. Diga usted que defiende la vida humana desde el momento de su concepción y es tachado de fundamentalista y conservador. Diga usted que defiende la decencia, la castidad, el pudor, y le caen rayos y centellas del Pontífice de la 'izquierda' y de su hijo impúdico, director de la revista SoHo, quienes, no sin cierta nostalgia de la fe de la infancia, se burlan de todo lo sagrado y de los valores éticos de la Iglesia católica.
Si el Señor Procurador, quien le ha declarado la guerra a la corrupción, se manifiesta defensor de la vida, por ello es tachado de fanático, obispo o sacristán.
Y el colmo del fundamentalismo antiético lo profesa olímpicamente la Corte Constitucional. Salud Hernández, en su columna del domingo 16 de septiembre, destapó, en forma magistral, las manipulaciones de la alta Corte. Esta se propuso, contra la misión de su investidura, abrirle una autopista al aborto, y no contenta con los pocos casos de abortos legales, quiere ahora quitar todos los obstáculos que se imagina, para que las madres abortistas avancen por esa vía en forma masiva y veloz. Y no lo consiguen. Lo cual los llena de rabia -sobre todo, a Humberto Sierra Porto, quien fue el líder apasionado, dentro de la Corte, del fundamentalismo antiético-, y se vuelven contra la misma Constitución, para declarar anticonstitucional, contra el artículo 18, la objeción de conciencia de las instituciones. Se proponen obligar a todos los hospitales, aun católicos, contra toda constitucionalidad y sensatez, a practicar abortos. Ha caído la grandeza de la Corte Constitucional a los pies del fundamentalismo antiético.
¡Protesto! Alzo la voz en nombre de todos los colombianos de bien, que respetan la libertad religiosa y proclaman el derecho a la objeción de conciencia de individuos e instituciones.
Curiosa contradicción la de la Corte: les niega a los hospitales católicos el derecho a la objeción de conciencia y ellos sí actúan como conciencia institucional. La Corte Constitucional sí tiene conciencia, en sentido metafórico, y, en virtud de su credo antiético, delibera, decide y ejecuta colectivamente funciones propias de la conciencia institucional: todo les está permitido, hasta la contradicción, peor aún, hasta irse contra el artículo 18 de la Constitución, que dice: "Nadie será forzado a obrar contra su conciencia", y dicen los 'sabios', para tranquilidad de su conciencia colectiva, que los hospitales no tienen conciencia, pero ellos, por supuesto que sí la tienen, ¡para el mal!
¡Protesto! Reclamo justicia y respeto tanto para la conciencia individual como para la institucional. Que nadie en Colombia se vea forzado por la izquierda fundamentalista a esconder su fe o a negar su religión, por miedo a la crítica y a la mofa. Estamos en un Estado social de Derecho. ¡Viva la libertad religiosa! ¡Abajo el fundamentalismo de izquierda! Alfonso Llano Escobar, S. J. Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Necesita activar JavaScript para visualizarla.
LA PAZ ES ASUNTO DE TODOS
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23 Septiembre 2012 La paz es obra de todos. No podemos dejar solos a los actores del proceso de paz: el Gobierno y las Farc. Todos somos responsables de la paz.
Punto de partida: el hecho es que existen muchos focos de tensiones, conflictos y discordias, en todas las ciudades, pueblos, veredas y rincones de la patria. En el país, todos los ciudadanos debemos formar una orquesta, en la cual, todos los instrumentos deben estar afinados y sonar acordes en una única sinfonía nacional.
Enuncio algunos focos de discordias, e invito a todos los ciudadanos a extinguirlos como colaboración con el proceso de paz.
Se crean tensiones a alto nivel, por cierta parcialidad, de parte de la Corte Constitucional, a favor del aborto, parcialidad que crea división, descontento, animosidad, y va en contra de la libertad de conciencia de individuos e instituciones. "Nadie -dice el artículo 18 de nuestra Constitución- será forzado a obrar contra su conciencia".
Crece un rechazo anticonstitucional y perturbador, de la confesión de valores y principios éticos, por parte de cierto fundamentalismo de izquierda, que profesa un ciego odio antirreligioso y se ha propuesto desterrar de la vida pública todo signo de religión y de moral.
Se promueve aquí y allá la discriminación social de la mujer, crece la violencia en los hogares y oficinas contra ellas, el desconocimiento de su dignidad, de sus derechos y de su igualdad con el varón. Hay falta de reconocimiento de los derechos de las minorías étnicas, concretamente, indígenas y negras, por parte de algunos ciudadanos y funcionarios públicos.
Cunden los odios y venganzas entre particulares y familias, barrios y veredas, odios que fomentan toda clase de riñas y peleas, causa de crímenes, asesinatos y masacres.
Se agitan en los corazones de muchos esposos descontentos y disgustos que dan pie a riñas, odios, separaciones y divorcios, que siembran angustia en los hijos y perturbación en los mayores.
Hay indiferencia, por parte de muchos, hacia los inválidos, los mendigos y los ancianos, todos ellos necesitados del pan de la mesa y del pan de la dignidad.
Es hora de que todos los colombianos depongamos los odios, los rencores, las envidias, y nos demos el abrazo fraterno.
Si queremos paz, tenemos que respetar la autoridad y acoger y practicar la ética como medio necesario para la convivencia social. La ética es amiga del hombre, es garantía de la convivencia humana, y buena consejera en todo momento.
Los que gozamos del privilegio de escribir en los medios tenemos la obligación de no atacar a nadie, no ofender a nadie, no tratarlo de fanático y corrupto. Estamos obligados a abrirles caminos a la paz, senderos a la fraternidad.
Es hora de que en todas las iglesias y colegios salga de todos los corazones la oración por la paz de San Francisco de Asís:
Señor, hazme un instrumento de tu paz; donde haya odio, ponga yo amor; donde haya ofensa, perdón; donde haya duda, fe; donde haya desesperanza, esperanza; donde haya tinieblas, luz; donde haya tristeza, alegría. Oh, Divino Maestro, que no busque yo tanto Ser consolado como consolar, Ser comprendido como comprender, Ser amado como amar. Porque dando se recibe, Perdonando se es perdonado, Y muriendo así mismo se nace a la vida eterna. San Francisco de Asís Autor: Alfonso Llano Escobar, S. J. Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Necesita activar JavaScript para visualizarla. Fuente: Periódico el tiempo. Colombia.